One-shots sin relación alguna que muestran mi amor por el Mikey pasivo.
Si no te gusta el anime, ni el Yaoi con amabilidad te digo, por favor no leas ni dejes malos comentarios.
Las imágenes puesta en la portada es del manga, créditos a Ken wakui (D...
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Manjiro Sano, en los últimos tiempos es el cantante de "J-pop" mas conocido, un genero musical que generalmente era muy extraño de escuchar, aparte de su propio país en el que era mas conocido, Japón. Lo que había enamorado totalmente a los actuales fieles fans del pequeño rubio, era la bonita imagen que daba junto con su suave, elegante y realmente encantadora voz, incluso algo que ayudaba aun mas era la publicidad que le habían dado, aparte de ser cantante, era modelo, compositor y actor.
Con Manjiro en el tope de la industria se había obtenido mucho prestigio y fama, cualquier cosilla insignificante que hacia el pequeño generaba dinero y audiencia. Con ello siendo así, después de mucho tiempo sin haber tenido un digno receso la agencia gentilmente por fin, le dio un verdadero descanso, recomendándole salir si era posible del país, si quería mayor tranquilidad.
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El rubio pelilargo se dirigió hacia Estados unidos, le parecía un lugar bastante turístico, sabiéndolo desde que estuvo allí durante unas semanas durante su gira por América, manteniéndose bastante tranquilo y alegre la primera semana que estuvo allí aunque se sintiera vigilado de manera siniestra, tratando de ignorarlo por completo y eliminándolo finalmente de su cerebro, volviéndose mínimamente importante.
El sábado de la semana dos en su estadía en aquel país extranjero, sucedió una tragedia, justo cuando se disponía a salir del hotel, al aparecer tan distraído estaba que entro al auto equivocado, una camioneta negra característica de las películas sobre mafiosos, con vidrios polarizados y la placa casi que oculta. Apenas el pequeño entro una mano cubrió su boca, un pañuelo con cloroformo le durmió y la camioneta arranco, en la mente los pasajeros aparte del rubio rieron internamente por lo fácil que fue secuestrar al pequeño.
Al llegar al lugar el cuerpo del pequeño fue dejado en la oficina del operante principal de tal crimen, después de un tiempo el pequeño famoso se despertó, realmente confundido con un dolor punzante en su cabeza, también teniendo nublados los ojos por estar excesivamente humedecidos.
-Buenas noches- un hombre de cabellera negra, saludo. El gran ventanal atrás suyo le ilumino el rostro y pudo notar sin vergüenza de admitirlo que era bastante guapo.
-¿Q-que pasa?.
-Mi nombre es Akashi Takeomi, soy el líder de una organización dedicada a la venta de drogas, secuestro, asesinato, entre otras cos-...
-¿¡¡ERES UN YAKUZA!!?.
-...- su silencio se debía al poco miedo que parecía tener el menor, desconcertado se dirigió al sofá donde se encontraba el rubio y se sentó junto a el.
-Eres japonés ¿Verdad?, ¿Por que estas aquí entonces?.
-Oh, emm. Bueno, si soy japonés, la venta de droga y negligencia policial se da mas en América, por eso decidí trasladarme, aun así opero todavía en Japón-
-OOH, WAOOO, por que le dices todo eso a un extraño, podría ser un investigador o yo que se- Manjiro realmente interesado en todo lo que le contaba, le miro confundido.
-Tengo tu historial completo sin ninguna falencia, y con pruebas de lo escrito, es imposible que seas uno de ellos- una mirada sombría se dirigió hacia el, asustándole un poco.
-¿Okey?... Entonces, ¿Qué quieres?- pregunto el pequeño extrañado.
-Que seas mi esposa, también que tengamos sexo, que renuncies a todo y que solo me pertenezcas a mi- dijo el Yakuza rígido y con un tono feliz y ansioso.
-Ouu, vale, por supuesto, tengo un contrato verbal no definido, lo hare de inmediato, ¿Me prestas mi teléfono?.
-Eso fue demasiado fácil- recalco el peli azabache, dirigiendo su mano hacia su elegante chaleco, sacando el caro celular decorado con una funda de un koala azul.
-¡Gracias!- el pequeño tomo su teléfono, le desbloqueo y se dirigió a sus contactos- ¡HOLA!, Takemichi, renuncio, te quiero, ¡bayy!.
-De ahora en adelante no deberías ser tan cariñoso con los demás, si es que no quieres ser castigado. Aun con ello no fue esto demasiado fácil- reclamo Takeomi mientras pasaba una mano por su cabello para arreglarlo.
-No te preocupes, juro que no le hablare a nadie mas así, ¿Pinky promise?- de alguna forma el pequeño quiso relajar la mirada amenazadora del mayor, terminando por mostrarle el dedo meñique para que le estrechara, siendo aceptado de manera dudosa- En cuanto a que fue fácil, pues no tengo mucho que decir, los contratos verbales son así, solo llevo 2 años es muy poco no creo que afecte tanto.
-Bien. No me molesta que pongas condiciones, ya te dije lo que quiero, en base a ello por favor dime si tienes alguna condición en especial.
-Tienes que conquistarme, eso es todo.
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Los efectos de la seducción estaban haciendo efecto, los besos y toques atrevidos entre la pareja no hacían falta, solo había pasado un mes, para Mikey en realidad había sido un tiempo muy prolongado, sintiéndose así debido a la comodidad que empezó a tener desde el primer día, y aunque su enamoramiento no fue inmediato no podía evitar admitir que aquel hombre le llamaba la atención, aceptando lo realmente guapo que era en cuanto a todo.
El día de hoy se trasladaban a un lugar diferente, España, algunos negocios en cuanto a la organización les permitió dirigirse hacia allá, llegaron a la residencia donde se hospedarían durante 2 meses, y allí después de un baño rápido, Takeomi se fue.
-¿Eh?, ya se fue, ni siquiera espero a que saliera de la ducha, mf- refunfuño el rubio cruzando sus brazos mientras sus labios hacían un puchero- Oh bueno, de hecho el regalo estaría bien dárselo cuando vuelva.
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-Mi pequeño, que lindo te ves de esta manera, ¿Debería aumentar el nivel?- ninguna respuesta se escuchó, simplemente el sollozo ahogado del rubio realmente asustado.
El corazón de ambos latía fuertemente, el consolador dentro del menor vibraba con fuerza, tensaba la piel del menor abriendo sus paredes internas mojadas y manchadas por el semen del pelinegro, quien con su pene fuera, erecto y palpitante, nuevamente entraba junto al deforme pene de plástico.
La bonita lencería color negro sobre el delicado cuerpo del menor se encontraba manchada, la delgada y suave tela de encaje que rodeaba el pequeño pene y regordetes glúteos no había sido removida simplemente sostenida por las manos grandes del pelinegro que le tomaban para que no estorbara, no quitándola por lo bonito que se veía el rubio con aquella.
El pene del mayor se engullia en el profundo agujero del menor, quien tenía rodeado su diminuto pene en un vibrador, la tela de la ropa interior se rompió por la presión, mientras los dientes del líder de los Yakuza mordía violentamente los labios del menor ya algo ensangrentados.
-T-takeo-...mi~❤️- el sonido proveniente de la boca del menor inundo los odios ajenos, su boca tomo la contraria está vez besando pero suavemente, deteniendo aquellas embestidas y concentrandose en los jugosos labios.
Habían mordidas duras y algunas que parecían ni siquiera haber rasgado la piel lo suficiente como para durar, pero ninguna se comparaba con la de ahora que sangraba casi que continuamente, el delgado rio de sangre mancho las sábanas y la mayoría del cuerpo pequeño, importandole poco al mayor otra vez comenzó a mover su pelvis arremetiendo duramente contra las cadera del menor.
La sangre comenzaba a mermar gracias al pelinegro que la succionaba con ansias mientras sus pupilas se dilataban, le exitaba, le exitaba completamente ver aquel líquido recorrer definidamente el cuerpo del menor.
-Hey, Mikey, Mikey todavía no te desmayes, esto aún continua...
