× Mitsuya x Mikey x

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Mitsuya es un íncubo, hijo de un demonio muy poco poderoso con una vida normal, que ahora lastimosamente, por la poca absorción de poder del feto en el vientre de su madre, tendrá que vivir de... Literalmente tener sexo.

Pero es terrible haciendo su trabajo, tiene tan poca experiencia y talento para excitar a alguien, a pesar de su atractivo rostro. Ha asustado a unos cuantos, porque de inmediato aparece con sus cuernos y cola distinguibles de un demonio, que quienes le observan no pueden evitar pensar que su hora llego y terminan desmayados, y no, no es así, solo quiere energía ¿Qué tan difícil es entender?

A punto de desvanecerse, ha tenido una suerte inimaginable, un círculo de invocación apareció en el cielo de su ciudad, y como todos parecían tan ocupados como para darse cuenta, se adelantó con rapidez y evidente cansancio a aquel círculo que distinguía tenía energía humana.

Cuando sale hacia el otro lado del círculo, hacia el mundo humano, se encuentra con un lindo chico de aparente menor edad. El a pesar de ser un demonio, no ha vivido mucho, solo unos 100 años. El humano rubio le mira confundido por la vestimenta, pero también asombrado por la efectividad de su dibujo en el suelo.

-Hum, ¿Hola?-habla el pequeño ante el incómodo silencio y mirada penetrante por parte del contrario- ¿Me entiendes? ¿Entiendes el idioma humano?-pregunta curioso.

-Si, te entiendo totalmente, digamos que también hay países en el infierno.

-¡Oh! ¿¡En serio!? -habla entusiasmado.

-Si...-responde el de cabellera lila, incómodo por el entablar de la confianza con tal velocidad.

-Cuéntame más sobre ello ¿Si?

-¿Sabes? No tengo mucho tiempo, si quieres que está conversación se alargue, dame algo de tu saliva.

El pequeño le mira algo asqueado ¿Qué clase de demonio necesita eso? Sin previo aviso, una lengua interviene su pequeña boca. Nunca ha dado un beso tan profundo en su vida, supone que también tiene que mover su músculo a la par, haciéndolo con inexperiencia al igual que el demonio, quien trata de hacerlo placentero.

La lengua del demonio recorre con pasión la boca del chico, moviendo sus labios y toqueteando al menor para hacerle sentir cómodo, el contrario toma sus hombros, apretando con fuerza estos debido al salvaje y prolongado beso, creando un ambiente intenso y pesado, porque el calor comienza a invadir ambos cuerpos. El menor golpea levemente el pecho del demonio, en busca de interrumpir tal afecto promiscuo.

-Iugh, usted es un demonio muy raro, ¿Puede volver al lugar de donde viene?-pregunta Manjiro, perplejo por el repentino toque, siendo ignorado en su totalidad por el íncubo que se desplaza a la nevera en busca de alimento para humanos, eso también le da algo de energía, más específicamente, la leche, que toma con ansias al notar la caja sin abrir.

-Parece que me hubieses estado esperando, que alegría- el de cabellera lila abre con rapidez la caja de leche y la derrama sobre su boca con desesperación-No ha sido suficiente con tu saliva, lo lamento.

Así, por un largo tiempo el demonio sexual es observado mientras toma cada una de las cajas de leche que se encuentra en la nevera, eufórico de tener tal suerte de encontrar tantas.

-Que demonio tan grosero- masculle fastidiado el rubio.

-Soy un demonio ¿Qué esperas? Aparte ya te pedí disculpas, no es mi culpa que no lo hayas escuchado.

-Hugh, bien.

Desde tal día, el demonio se mantuvo un largo tiempo junto al pequeño humano, un joven rico que trata de mantenerse vivo sin el prestigio de sus padres, sin vivir como parte del nepotismo.

Pasaron momentos normales y complicados juntos. El cocinar de la exquisita comida que preparaba el demonio, el lavar de su ropa y en ocasiones acciones amistosas como invitaciones al restaurante o a ver una película, también, el cansancio del rubio, su frustración y ansiedad, su a la vez tan fácil pero difícil vida; El tratar de sobrevivir por si mismo sin dependencia alguna, como parte de la sociedad y el trabajador que labora lo que consigue de remuneración, aunque parecía ser más difícil debido a la podredumbre de la sociedad.

Entablaron una relación sólida y cálida, tal vez no tan amistosa debido a la evidente presencia de actos sexuales, desde besos sumamente calientes y sugerentes a mamadas fuertes en busca de beber todo el semen. Era innegable la naturaleza de Mitsuya, quien se mantenía reacio a pedir con normalidad, sexo, a pesar de ya tener el permiso.

-Puedes hacerlo ¡Joder! Hazlo, hombre. Te doy el permiso.

-No puedo... Siento que me aprovecho de ti.

-No lo haces, Mitsuya-kun. Me gusta tenerte a mi lado, en verdad me gustas, y creo que es suficiente con el tiempo que ha pasado para dar el siguiente paso.

-...

-¿Podemos intentarlo, Mitsuya-kun~?

-Bien. Entonces, ¡Gracias por la cena!

Mitsuya se abalanza sobre Manjiro con suavidad, lo arremete con delicadeza sobre el sofá, dando besos cálidos y succiones sonoras en puntos sensibles, también visibles, es un demonio algo posesivo. El menor se deja hacer, con felicidad debido al acceder del demonio "Tímido", el cual vuelca caricias promiscuas por todo el cuerpo del rubio, manoseando pezones, glúteos y muslos.

El cuerpo trabajado de Manjiro tiembla y se siente a morir cuando la lengua ensalivada y fría se desliza con sensualidad por sus pezones, gime algo desesperado, tomando el cabello corto del demonio, guiando su rostro a sus propios labios. Un beso profundo como el de su primer encuentro. La saliva recorre ambas bocas con experiencia, ambos músculos se pasean, enlazando se y palpándose.

El pene del menor se moja con el pre-semen debido a la excitación, y por inercia, toca tímido la punta cubierta por el pantalón en busca de masajear su pequeña extensión. El demonio no se lo permite, dando un suave golpe a la mano del chico, del cual se ríe internamente al notar su rostro suplicante, que ciertamente es en demasía excitante.

—Que malo~—murmura frustrado Manjiro con un bonito y adorable puchero adornando sus labios.

La mano de Mitsuya se desliza por los pantalones del rubio que pronto quita, manteniendo una pequeña sonrisita. Al igual que los pantalones, la existencia de la ropa interior es vana en el cuerpo curvado y agraciado del rubio. Con suavidad después del sorprendente hecho del que Manjiro tuviese una botella de lubricante bajo la almohada más grande del sofá, Mitsuya se dispuso a prepararlo, tocando con delicadeza los puntos exactos, masajeando la próstata y pene contrario, permitiendo contracciones musculares, temblores y dulces gemidos, considerado una melodía a los finos oídos del de cabellos lila.

Cuando el rubio da un asentimiento y con vergüenza toca alrededor de su agujero, el mayor entiende la finalidad de sus acciones, bajando su ropa interior y dejando ver su larga extensión, concorde a su cuerpo y totalmente proporcional a sus delgados pero atractivos músculos. El rubio deja que el color rojo invada sus mejillas, que se tornan afiebradas por la provocante vista y el subir de la temperatura.

Mitsuya entra con dulzura, empujando suavemente su cuerpo contra el del menor, manejando un delicioso y tortuoso ritmo, deja delicadas caricias que se sienten como algodón recorrer en el pequeño cuerpo, que con júbilo recibe todo el amor que se le es dado, rasgando superficialmente la piel del demonio quien le mira extasiado, aumentando la velocidad de las estocadas, permitiendo un sonido obsceno y común en ese tipo de situaciones.

Ambos se corren al mismo tiempo, el semen se desliza por la uretra de Manjiro manchando su estómago con el líquido blanquecino, consiguiendo sentir la pegajosa sensación, que inmediatamente es removida por la lengua rosa y blanda del íncubo.

—Manjiro... Por favor, continuemos— Habla desesperado el demonio con una mirada excitante y casi amenazante que incentiva al rubio.

—Esta bien, Mitsuya-kun. Hagámoslo hasta que te canses—asiente Manjiro con una dulce sonrisa de dientes a la vista.

—Gracias, Manjiro~.

×😈×

¡¡Gracias por leer!! 💖💞

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𝐋𝐈𝐃𝐄𝐑 𝐏𝐄𝐍𝐄𝐓𝐑𝐀𝐁𝐋𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora