× Naoto x Mikey ×

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Aquella situación resultaba algo extraña, el pelinegro se preguntaba el por que, pues asegura que es imposible que aquello suceda. Siendo un demonio de alto rango, residente en el infierno, Naoto logro invocar a otro demonio, uno de muy bajo rango, pidió su presencia por medio de un portal creado con sus manos y un lápiz, un común y simple dibujo en el suelo que pensó le traería a un humano, mas no un incubo tan irrespetuoso y molesto como lo era ese.

El pequeño demonio lujurioso, sorprendido por el lujoso lugar donde residía quien le invoco, con alegría y exaltación, recorrió vigoroso todo lo que pudo antes de ser detenido por aquel demonio suponía de mayor rango que el suyo.

-Ya ni siquiera me importa el porque de esta situación, quiero que te vayas, eres un sucio incubo, no te conozco pero puedo decir que eres el peor de los peores.

-¿¡Disculpa!? Tu eres el sucio demonio, no se de que casta serás, me vale si es mayor a la mía, por que tu eres el idiota, ¿Por que invocarías a un incubo para insultarlo?, que pedazo de mierda-el rubio miro con odio al pelinegro, señalándole con fastidio y ofensa. Sin saber que responder, el pelinegro asombrado por la grosería del chico dio una cachetada "suave" que retumbo en toda la habitación.

-¡T-tu eres el pedazo de mierda!- dijo para después cruzarse de brazos.-Ojala hubiera invocado si quiera a un incubo mas bonito-murmuro con fastidio.

-Ugh, hijo de puta, voy a matarte-el rubio se posiciono de manera tal que se veía bastante profesional, lastimosamente, esos días, las invocaciones y pases para ir al mundo humano estaban escasos, tenia hambre y por lo tanto, estaba débil, rápidamente entonces su cuerpo cayo al piso, aunque estuvo a unos pocos centímetros de dar una patada victoriosa que noquearía al pelinegro. El rubio fue admirado por el demonio adinerado con gracia para luego con dificultad ser alzado por este para ser atendido.

Naoto le llevo entre el sonido de los golpes ruidosos de la cabeza cubierta de sedoso cabello rubio chocando con las paredes blancas, no tenia tiempo para ello, estaba apresurado, su único deseo había sido conocer a un humano, de muchos escucho lo bueno que era el sexo con ellos, tenia un determinado tiempo planeado por su apretada agenda, que fue estropeado por ese idiota de ojos color azabache, pero tenia algo de compasión. Pronto, el pelinegro logro llevar al chico a su alcoba, en donde acostó y dio un tipo de liquido conocido entre los demonios incubo para abastecerse cuando hubiesen problemas con los humanos, un remplazo para consumir en lugar del semen, cabe recalcar también, que aquel liquido es algo complicado de conseguir, era casi imposible aun con su popularidad. Después de un tiempo con el irrumpir en su hogar de su asistente Takemichi Hanagaki, entre jalones y quejas, el Tachibana fue obligado a asistir a su trabajo.

Cuando llego a casa, espero con gran deseo que aquel grosero chico aún no siguiese en su hogar, lastimosamente no fue así, lo encontró en su sala viendo televisión como si fuese su propia casa y cuando sintió la presencia de Naoto le ignoro y este tan solo miro con fastidio, agarro el control y apagó el televisor.

-¡No puede ser, estaba en la mejor parte, idiota!

-Uh, veo que estás mejor, ya puedes irte de mi casa.

-¿Eh? No quiero.

-Voy a llamar a la policía.

-¡No, espera!-el rubio con desesperación tomo de las manos a Naoto y le miro en súplica. -A-ah... ¿Como explicarlo?

𝐋𝐈𝐃𝐄𝐑 𝐏𝐄𝐍𝐄𝐓𝐑𝐀𝐁𝐋𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora