Chisme y juegos de mesa.

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Para Fyodor jugar juegos de mesa contigo es una de las mejores actividades, más si también conversan de algún otro tema o comen algo.

No le gustan mucho los juegos que dependen en su totalidad de la suerte, prefiere aquellos en los que su victoria depende completamente de él, su necesidad de control es muy fuerte.

Pero cuando está contigo puede dejar de pensar y sobre pensar, olvidarse de que con una estrategia que hace en cinco minutos se puede hundir completamente una organización.

En parte por eso eres su pareja, contigo se siente libre de ser como a él se le dé la gana, y se siente cómodo al no calcular cada una de sus acciones.

Y acepta cualquier juego te agrade.

En casos en los que se requiere pensar, como el ajedrez, si no eres muy buenx en este juego te dejará ganar, excusándose como pueda y quizás algunas veces te pedirá la revancha.

Y si eres expertx en dicho juego, disfrutaría mucho como haces que se ponga a pensar, y le causes la sensación de que no puede confiarse.

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Como trabajo para la decadencia de los ángeles Dostoyevsky tuvo que quemar uno que otro edificio, pero no quería dejarte solx, así que dió las órdenes desde la comodidad de su casa.

De todos modos su plan no tuvo tanto éxito, habías salido a comprar algunas cosas para su vivienda y aún no regresabas.

La idea del ruso no solo era no dejarte sin protección, también era pasar tiempo contigo, pero te habías ido como si nada.

Pero puedes mudarte al sol si quieres, mientras seas pareja de Fyodor no te vas a librar de él.

Se levantó de donde estaba para sacar algunos juegos del cajón y llevarlos a la mesa que tenían para pasar tiempo en el jardín.

Comenzó a preparar todo lo necesario para hacer té a tu regreso.

Cuando por fin volviste solamente te saludó, no te contó nada de lo que había hecho ya que no consideraba que te fueras a alegrar, pero eso no va a detener sus planes.

Luego de que el té estuvo listo y en el jardín te dijo que lo acompañaras a ella.

—¡Vamos a jugar! —exclamó cuando llegaron.

Todos los juegos de mesa que tenían se encontraban ahí.

Te sentaste en una de las sillas y él te entregó una taza de té. Dostoyevsky es muy aficionado del té y muchas veces te ha dado a probarlos; para la ocasión preparó tu favorito.

—¿Cuál primero? —inquiriste.

—El que tú quieras.

Tomaste la caja de ajedrez, se repartieron y acomodaron las piezas en el tablero.

Mientras jugaban comenzó a hacerte plática.

—¿Y qué tanto compraste que te tardaste más de cuatro horas? —comenzó.

—Cosas para la casa más que nada —fue tu respuesta—. Despensa, adornos, también compré unas tazas a juego para ti y para mí, luego me dices que te parecen.

—Que gran consideración cariño.

Miró el tablero, notó que intenciones tenías y cual sería tu siguente movimiento. Esta vez no iba a dejarte ganar, así que durante sus turnos comenzó a mover piezas para lograr que tus estrategias no se realizaran.

Escenarios con DostoyevskyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora