Escenarios con Dostoyevsky

Declaración de Fyodor

Dostoyevsky ya tenía algún tiempo conociéndote y pensaba hacer todo para que su declaración fuera exitosa.

El primer paso para lograrlo es que nadie se entere. Especialmente Nikolai.

No está nervioso pero tampoco confiado, en su enorme complejo de dios cree fielmente que tiene todos los puntos necesarios para que lo aceptes y que él es tu mejor opción.

Aunque le cueste comienza a entender que las reacciones humanas son muy variables.
Por tanto ha considerado la idea de tu rechazo, pero como el último de los casos, realmente no piensa que eso vaya a suceder.

Todo comienza desde que te solicita ir a cenar, con tres meses de anticipación.

Durante este tiempo se encarga de perfeccionar y planear hasta el más mínimo detalle.
          
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Cuando llegó el día está esperándote fuera de tu casa exactamente a la hora acordada. Ni un minuto antes, ni un minuto después.

Dostoyevsky porta un traje negro y formal nuevo, con un ramo de tulipanes en la mano.
Confíando en que conoces el significado de estos.

—Se ve hermosx. Le agradezco demasiado por haberme permitido pasar tiempo con usted —dice mientras te abre la puerta del coche.

Luego de tu entrada extendió su mano hacia ti dándote el ramo de flores, el cual aceptaste con delicadeza.
La expresión de Dostoyevsky está adornada de una pequeña pero agradable sonrisa.

Se dirige al volante y comienza a manejar. El restaurante no estaba demasiado lejos, pero consideró que el que fueran caminando sería una falta de atención.

El corto viaje se detuvo cuando estacionó el coche.

Es el primero en bajar para poderte abrir la puerta.
Con una ligera inclinación te ofreció la mano para que pudieras bajar con mayor facilidad.
Luego de salir del auto te giraste para cerrar la puerta, pero él ya lo había hecho.

—Usted no se preocupe —enunció— Yo haré todo.

Salieron del estacionamiento para llegar a la entrada del restaurante, donde quedaste atónitx.

Era el restaurante más prestigiado de Yokohama, famoso porque todo lo que ofecía era de alta calidad y no era extraño encontrarse celebridades allí. Aunque también parte de esa fama eran los precios, sumamente elevados.

Sorprendidx te giraste a verlo, pero Fyodor actuaba de una manera muy natural. Al notar tu mirada pregunta:

—¿No es de su agrado?

—No es eso. Es que... —Intentaste responder.

—Entonces creo que deberíamos pasar. No traeran la comida a la puerta.

Con cuidado movió su brazo, en señal de que lo tomaras. Pero no lo hiciste, aún no era tu pareja.

—Supongo que es comprensible —dijo encogiendose de hombros al notar tu reacción.

Abrió la puerta y comenzaron a caminar hacia la mesa que el ruso reservó.
El lugar era tal como habías escuchado. Demasiado amplio y agradable, una iluminación que no resultaba cansada a la vista y buena decoración. Simplemente increíble.

Mientras tu admirabas el restaurante, Dostoyevsky tenía una cuchillada interior, que rechazaras su brazo lo angustió de verdad.

Llegó a su mente lo que había estaba considerando como algo casi imposible: que tuvieras una respuesta negativa a su confesión, si eso pasaba ¿que haría después?