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Kazutora hoy había decidido irse con sus compañeros de trabajo a un bar. No le gustaba mucho eso de beber y salir por la noche, no era su forma de diversión preferida que digamos.

Sus compañeros eran escandalosos y ya llevaban más de dos copas, mientras que él iba por la segunda.

―Hey chicos, miren a los de la mesa del fondo.

Todos se giraron para ver a tres hombres que destacaban un poco entre la multitud. Un rubio alto con el cabello sujetado en una trenza, y otro rubio de ojos verdes, ambos reían entre si y parecían pelearse. El último tenía el cabello largo y azabache, sus facciones eran marcadas y tenía un aura misteriosa.

― ¡Vamos Kazutora, lánzate!

― ¿Yo? Tú estás loco. No he venido a eso.

―Venga... dinos, ¿cuál te gusta más?

Kazutora volvió a mirar a esos hombres y luego a sus compañeros, ¿no era obvio? El de cabello largo y azabache sin duda era el más atractivo de los tres.

―Bueno... no sé...

― ¿El de cabello largo verdad? Es que ese debe ser modelo o algo así, ya se le han acercado dos grupitos de chicas en lo que va de noche.

―Olvídate de ése kazutora, está fuera de tu alcance.

―Del suyo y del de todos. Los de esa mesa juegan en otra liga, se nota que tienen pasta. Ah... unos profesores como nosotros no tienen nada que hacer con esos. 

Puede que su amigo tuviera razón, se les notaba que eran superiores, aunque no hicieran nada por aparentarlo. Ellos estaban allí a lo suyo, no reparaban en nadie más, echaban educadamente a las chicas que intentaban ligar con ellos. Parecen tan...

En ese momento una vieja amiga del profesor entró al bar sola.

―Hey Kazutora, ¿esa no es amiga tuya?

― ¡Es verdad! Es Yuzuha. ¡Oye, Yuzuha, soy yo!

Pero Yuzuha pareció no escucharlo y se dirigió a otra mesa. Y vaya a qué mesa... Se fue a la mesa de los chicos misteriosos del fondo, donde se quedó de pie charlando con ellos y todos compartieron unas cuantas risas.

―No me lo puedo creer, parece que tu amiga los conoce.

―Eso parece.

―Pues luego llámala y pregúntale.

Su amiga terminó de hablar y se dirigió a la barra, donde se encontraban Kazutora y sus compañeros.

― ¡Kazu, cuánto tiempo! Creí que te había tragado la tierra.

―No, para nada, ¿cómo estás?

―Pues genial, acabo de hablar con esos hombres de allí ¿los has visto? ¿A que son atractivos?

―Pues si... ¿de qué los conoces?

―Los conocí en el gimnasio, una tiene que ponerse en forma. Resulta que son todos profesores de artes marciales, por eso están así de macizos.

―Vaya, y nosotros que pensábamos que sería modelos, o grandes empresarios, ¿verdad Kazutora?

―Pues no vas muy desencaminado chico.

― ¿Qué quieres decir?

―Son profesores de artes marciales de sus propios gimnasios. Tienen una cadena de gimnasios por todo el país, y son los tres socios del negocio junto con la novia del rubio alto.

― ¡¿Qué dices?!

― Como les cuento. Les va muy bien. Y son excelentes profesores. El rubio de la trenza da judo y aikido, el rubio de ojos verdes da kung fu, kárate y taekwondo creo, y la mujer da defensa personal, antes la daba el pelinegro, pero cuando abrieron más locales lo dejó ¿sabes por qué?

― ¿Por qué?

―Porque sus clases estaban saturadas de chicas, todas se morían por que les diera clase él. Y me parece normal, el chico está de toma pan y moja. Resulta que algunas lo esperaban a la salida, le dejaban bombones en el despacho, una hasta lo siguió a su casa. Total, que se agobió, como es lógico, y ahora da clases de un arte marcial un poco rara, pero a niños.

―Guau...

―Si...

―Pero hay algo que no me cuadra, ¿solo los conoces del gimnasio? ¿cómo llegaste a conocer a los dueños hasta llegar a estar de risas con ellos?

―Ah bueno, eso es fácil, yo le tiraba onda al pelinegro, hasta que conocí al otro.

― ¿Eh?

―El de ojos verdes y yo nos acostamos de vez en cuando, y alguna vez me ha invitado a salir con todos ellos. Por eso los conozco, les caigo bien.

―Increíble... no sé quién me manda preguntar...

― ¡Eso es fantástico! Venga Kazutora pídele que te presente al hombre.

―Eh no, no no, ese es mio. ―dijo Yuzuha.

―No, no, me refiero al OTRO, al de cabello largo.

―No, no, yo no quiero que me presenten a nadie.

―Olvídate Kazu, ese no es gay. Aunque escape de las mujeres, tengo entendido que liga mucho, pero solo cuando él quiere. Es un poco estirado y pasota, a mi eso no me va.

Yuzuha se quedó con ellos en la barra a tomar unas copas. Había ido al bar a esperar a unas amigas que aparecieron unos minutos después. Todos se unieron y al final tuvieron que sentarse en una mesa porque en esa barra ya no cabía más gente. Sus amigos acabaron la noche muy pegados a las amigas de Yuzuha y entre tanto ligoteo Kazutora no aguantaba más.

―Bueno chicos, yo me despido, mañana quiero salir a correr temprano.

― ¿Pero qué dices? Si solo son las doce y media de la noche, es temprano, anda quédate un rato más.

Después de muchos tira y afloja y mucha insistencia, Kazutora logró librarse de los brazos de los presentes y se fue a su casa.

Se quitó la ropa y se tumbó en la cama.

¿Debería haberme acercado yo a hablarle? Dios... era tan guapo. Seguro que ahora me arrepiento toda la vida de ser tan cobarde... Ah, pero Yuzuha dijo que no era gay... Da igual, con unas pocas palabras me hubiera bastado para saciar mi curiosidad. Ahora no me lo voy a quitar de la cabeza.

Entre pensamientos y fantasías de como podría haber sido su encuentro, se durmió profundamente.

teacher's; bajitora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora