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Había transcurrido una semana desde la primera vez que Mana le propuso ir a ver una de sus clases de ninjutso. Desde entonces no había fallado un solo día en proponérselo a su querido maestro de escuela.

―Está bien Mana... esta tarde tengo libre así que iré a verlas.

―¡¡¡Siiiii!!! Por fin, ¿has oído eso Luna? El profe va a venir a ver mis nuevos movimientos esta tarde.

―Ah... ―suspiró Luna.

―Pero solo iré esta vez, normalmente estoy ocupado, y solo voy para que dejes de insistir.

―Vaaaaleee.

La mañana transcurrió como de costumbre y al acabar las clases Kazutora llegó a su casa con el corazón en un puño por el momento que se acercaba, y que con nulo éxito había logrado evitar.

Va a ser un poco raro que un profesor vaya a ver una clase extraescolar... Es como si me quedara observando durante educación física, pensarán que soy un pervertido o algo así... ¡Tenía que haberme negado desde el principio! ¿Quién me mandaría a mi meterme en esto? Solo he aceptado porque estoy obsesionado con ese sensei... Baji-sensei... ¡Ay! Soy terrible... ¿En qué estoy pensando? Parezco un adolescente obsesionado por su cantante favorito. Bueno.... Calma... Iré, miraré a mis chicas, les aplaudiré un poco y luego me marcharé y nunca más me volveré a topar con ese tal Baji. Si, está decidido, tan solo será una hora y luego todo volverá a ser como antes.

Dejó sus cosas en su escritorio, se hizo un plato de pasta carbonara, comió, y con la misma ropa con la que había llegado del colegio salió por la puerta para coger un autobús.

Al bajar del autobús solo había que recorrer dos manzanas para llegar al edificio. Al llegar, Mana y Luna lo esperaban en la puerta.

― ¡Hey profe, estamos aquí! Llegas pronto. ¿Ves Luna? Te dije que vendría.

― Solo ha venido porque eres una pesada.

― ¡De eso nada! El profe quiere verme hacer mis nuevos saltos. Le dije que en cuanto a artes marciales era mucho mejor que tú.

― Pesada....

― Maldita seas...

― Hey chicas, no se pongan a pelear aquí también, o sino mañana tendré que castigarlas durante el recreo.

― ¡Eso no vale! Estamos fuera de clase.

― Pero yo sigo siendo su profesor aunque no estemos en horario escolar. Así que venga, dejen de discutir y llevenme a la clase.

Las chicas lo llevaron dentro, pasaron sus tarjetas por recepción y el hombre que se encontraba allí sonrió al verle.

―Oh, usted debe ser el maestro de escuela, lo estaban esperando, no se preocupe por la tarjeta y pase sin problemas ―dijo el recepcionista muy amablemente sin perder la sonrisa. Una sonrisa que parecía algo pícara, como si supiera algo.

Supongo que las chicas le habrán dicho que vendría a verlos. No es algo raro.

―Nuestra clase está arriba de todo, normalmente subimos las escaleras corriendo, para ir calentando, pero hoy podemos usar el ascensor ―dijo  Luna.

―No es bueno correr por las escaleras, por muy buen entrenamiento que sea podrían caerse ―las chicas pasaron de los comentarios de su profesor y subieron hasta la última planta. Allí había cuatro puertas con sus respectivos letreros indicando el tipo de actividad que allí se llevaba a cabo. El cartel no dejaba lugar a dudas. Entraron por una de las puertas de la izquierda en la que ponía:

Ninjutsu

Keisuke Baji.

El aula era muy grande, tenía una gran cristalera justo de frente que daba lugar a la calle, supongo que para que los de fuera vieran a la gente entrenar y se animaran, aunque al estar tan alto, desde abajo solo se verían si los de dentro se acercaran lo justo. Era un alivio que desde fuera no se viera el cuarto completo. A otro lado había una pared cubierta de espejos y en la pared contraria había una serie de sacos de boxeo de distintos tamaños.

teacher's; bajitora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora