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La clase termina y los alumnos se acercan a recoger sus cosas.

― ¿Nos vamos ya, Nahoya? ―dice un chico de cabello azul muy parecido a el que acompañaba al joven maestro.

―Claro. Espero volver a verte Kazutora.

―Igualmente ―dijo el profesor con una media sonrisa, más por educación que por verdadero interés.

―¡¡¡Profe!!! ¿Has visto qué genial es? ¿Has visto las cosas tan interesantes que hacemos?

―Si, si Mana... Las he estado observando todo el tiempo.

― ¿Qué le ha parecido la clase? ―dijo el sensei apareciendo por detrás de las chicas.

―La verdad es que me ha impresionado mucho, todo lo que hacen parece muy complicado.

―Qué va, esto es sencillo, en un par de meses seguro que usted nos alcanza. Por cierto... He notado que el chico de antes no le quitaba los ojos de encima, si quiere le hablo de usted para~

―No, no, de ninguna manera.

― ¡Venga profe, ya es hora de que tengas pareja!

―No me interesa, para nada.

―Con esa actitud no te casarás nunca ―Mana era una pesada en todos los sentidos, pero claro está que hablar de sus preferencias sexuales delante de sus alumnas no era un tema que se debiera sacar en un momento como ese ―Nos vemos en el cole, Luna y yo tenemos que irnos corriendo o perderemos el autobús. ¡Adiós! ―y acto seguido agarró de la manga a Luna y la arrastró fuera de un salto.

―Mi autobús también debe estar a punto de llegar, así que~

― ¿Va a ir en autobús en su estado? No, de eso nada, espere un momento, no se mueva.

Baji salió corriendo por la puerta, dejando a Kazutora sintiéndose culpable por molestarlo y a la vez pensativo por lo que iba a hacer.

El sensei apareció por la puerta unos cinco minutos después tirando del brazo de un hombre rubio y alto. Kazutora al verlo lo reconoció de inmediato, era uno de los hombres que estaba con Baji la vez pasada en ese bar.

―Draken, este es Kazutora. Kazutora, este es Draken. Él ya se iba a casa y te puede acercar en su coche.

―Oh... de verdad que no es necesario, no quiero molestar más...

―No te preocupes, de verdad, sino me sentiré mal yo por hacerte venir hasta aquí en autobús en tu estado. De verdad que a Draken no le importa.

―No, no me importa, te acerco sin problemas.

Después de unas cuantas sonrisas incómodas y muchos agradecimientos y disculpas, Draken y Kazutora llegaron al coche, entraron y se pusieron de camino al apartamento del profesor.

―Bueno, debes haberle caído muy bien a Baji. Me ha sacado de las duchas para pedirme que te llevara.

―Oh no, lo siento mucho....

―No es culpa tuya, yo ya estaba terminando, pero ese hombre tiene demasiada confianza y es un inoportuno. No es la primera vez que me saca desnudo de la ducha para decirme cualquier tontería. ¡Un día de estos me vengaré por tantas humillaciones! ―se notaba que Draken era muy hablador, no se calló en todo el viaje ― Así que te vas a apuntar a las clases de Keisuke.

―Oh, bueno, no he dicho que me fuera a apuntar a nada.

―No te será difícil empezar, veo que haces ejercicio, pero tienes más cuerpo de kárate que de ninjutsu. Yo te reclutaría para mis clases, pero Baji ya me ha amenazado con que no le quite a su futuro alumno.

―Vaya... si que se ha obsesionado conmigo eh.

―Es normal, antes él daba defensa personal y entre todas sus clases tenía a más de cien alumnas y digo alumnas porque todas iban a verle a él antes que a interesarse por defenderse. Ahora con suerte llega a veinte. Aunque es eso lo que él quería, era demasiado complicado lidiar con tantas mujeres que no hacía más que caerse por accidente, ¿entiendes?

―Si...

―Baji parece más un modelo que un sensei. No veas la de veces que le hemos insistido en que sea la imagen de los anuncios de la cadena, pero nada, no le va lo de ser un sex symbol ―Draken se rió mucho de sus propias palabras mientras Kazutora disfrutaba de enterarse más y más de los jugosos cotilleos del sensei que lo traía loco, y más ahora. ¡Qué difícil le iba a resultar sacárselo de la mente!

―Es aquí, muchas gracias de nuevo por traerme a casa.

―No ha sido nada, tu casa queda cerca de la mía, así que resulta que me queda de camino y todo.

Kazutora se bajó con algo de esfuerzo del coche, cogió su muleta y cerró la puerta, cuando se dio media vuelta unas palabras de hicieron girar la cabeza.

― ¡Espera! Casi se me olvida ―Draken rebuscó en su bolsillo y sacó una tarjeta dorada que le entregó a Kazutora a través de la ventanilla ― Baji me dijo que te diera esto, con esta tarjeta puedes entrar a cualquiera de nuestros gimnasios cuando quieras. Me dijo que te pasaras por allí cuando te hubieras recuperado del todo.

―Oh...pero es que yo... ―ni tiempo le dio a rechazarla porque Draken arrancó el coche y dejó al de mechas rubias con la palabra en la boca. Kazutora metió la tarjeta en su bolsillo y subió a su apartamento.

Esa misma noche, el joven profesor se metió en la cama y comenzó a recapitular los acontecimientos del día.

Me ha dado una tarjeta para su gimnasio, me ha pedido que vuelva. Qué amable estuvo conmigo, se preocupó por que alguien me llevara a casa. No puede ser... No Kazutora, a él no le van los hombres, solo era amable, ¡por favor!, esto es demasiado para mi corazón...

¿Debería volver...? ¿Debería ir a sus clases? La verdad es que el ninjutsu parece muy divertido... No... eso solo alimentará mi obsesión, si vuelvo será solo para devolverle la tarjeta.

teacher's; bajitora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora