O13

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El agua corría por el desnudo y palido cuerpo del maestro mientras apartaba con sus manos las mechas rubias que caían sobre su rostro. De pronto, unos brazos fuertes se apoyaron en la pared de la ducha, aprisionando al profesor entre ésta y el conocido cuerpo de quien más deseaba.

La boca del de atrás empezó a recorrer su cuello, besándolo y mordiéndolo salvajemente. La mano derecha de ese sujeto se soltó de la pared para apoyarse en la cadera del maestro y sujetarla con firmeza. La otra no tardó en imitarla para luego acabar recorriendo el torso desnudo y mojado del rubio y acabar agarrando su cuello.

La mano del cuello fue deslizándose lentamente hasta su mandíbula y poder girarla lentamente y que las bocas de ambos se juntaran. Era un beso fuerte y apasionado, lleno de ansia. Sus lenguas se entrelazaron y recorrieron cada espacio.

Baji separó su boca para apoyar su cabeza en el hombro de Kazutora desde atrás, y la mano que le sujetaba la cara bajó con cuidado por el pecho del maestro, por el estómago, hasta llegar a su miembro, que comenzó a masajear. El maestro podía sentir el calor que desprendía el cuerpo que tenía apoyado a su espalda, lo notaba pegado a él y entre sus piernas notaba su hombría, dura y metiéndose entre los muslos del profesor.

Los movimientos de muñeca del sensei eran efectivos, y tanto que el calor del estómago del maestro bajó hacia donde no debía. Un espasmo le recorrió el cuerpo entero, de la nuca a los pies, mientras la mano de su sensei se manchaba con su esencia.

¡¡¡¡¡¡Ring!!!!!!

¿Un sueño? Espera... ¡No, no, no!

El profesor apartó las sábanas de un tirón solo para comprobar lo que se temía.

Mierda... lo he puesto todo perdido... ya eres mayorcito para tener este tipo de accidentes Kazutora. No debería dormir desnudo, aunque por lo menos no tengo que lavar un pijama, solo las sábanas.

El profesor puso la lavadora y se salió volando por la puerta para ir a trabajar.

Cuando llega a su despacho para dejar sus cosas y tomarse un café, recibe una llamada.

― ¿Despacho de Kazutora Hanemiya, dígame?

―Hola Kazutora, soy yo, Megumi.

Madre mía...

―Sí, ¿qué quiere señorita?

―Quería disculparme por mi comportamiento de ayer. No estuvo bien.

―No, no lo estuvo.

―Siento mucho si le causé algún problema. No es propio de mí...

Si, claro.

­―No importa, pero que no vuelva a suceder, por favor.

― ¡Oh, gracias Kazutora! Eres muy amable. Me gustaría invitarte a cenar esta noche, para compensarte por las molestias.

―Eso no va a poder ser. No puedo salir con las madres de los alumnos.

―Venga Kazutora, será una salida informal, en plan amigos.

―Señorita, usted no me interesa, mi relación con todos los padres es estrictamente profesional.

―Eres un hueso duro de romper Kazutora.

―Ahora, si me disculpa, tengo que dar clase, qué tenga un buen día.

Kazutora colgó el teléfono sin darle tiempo a que la mujer le replicase nada.

Me da a mí que esta mujer me va dar problemas.

Las clases pasaron, el día pasó y llegó el viernes. Kazutora se encontraba ahora en su casa a las siete de la tarde corrigiendo exámenes cuando su teléfono empezó a sonar.

teacher's; bajitora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora