Kazutora se levantó temprano, no tan temprano como por la semana, pero si lo suficiente como para no encontrarse a demasiada gente por el parque, al que solía ir a correr los sábados por la mañana.
Llevaba media hora de maratón, esquivó el bache que lo había lesionado la vez pasada, ahora no volvería a pillarlo. Entonces a lo lejos divisó a una persona rodeada de muchos perros. Iba caminando en la dirección apuesta a él, no podía verle la cara porque iba leyendo un libro, pero era un hombre alto y todos los perros tenían las correas atadas a su cinturón, eso le permitía llevar una mano en el bolsillo y sujetar el libro con la otra.
Buen invento.
Estaban a unos cinco metros de distancia cuando el perro más grande del chico salió corriendo directo hacia el profesor. Se paró de golpe cuando vio lo que se le venía encima, un enorme bulldog.
El perro le saltó encima, pero no lo tiró a la primera, sino que empezó a lamerle y a buscar atención. Kazutora río y acarició al perro, que se emocionó empujando más al rubio, quién tropezó con un bordillo cayendo bocarriba en la hierba del parque.
― ¡Buru, ven! ―gritó su dueño. El maestro aprovechó para ponerse de pie y sacudirse la ropa, el perro obedeció y Baji volvió a atar la correa en su sitio original ― no se preocupe, están bien entrenados.
― Pues este casi me come a lametazos. ¿Son todos suyos?
―Si, es una sorpresa verlo por aquí.
―Yo vengo prácticamente todos los sábados, la sorpresa es verlo a usted ―ambos sonrieron y se quedaron unos segundos en silencio ―creo que le había dicho que le debo una comida ―aprovechó Kazutora.
―Cierto.
―Podemos ir ahora si quiere.
―Son las diez de la mañana.
―Ah, cierto, qué fallo ―el maestro se rascó su nuca mientras sus mejillas se sonrojaban ―entonces podría invitarlo a desayunar y ya comeremos otro día.
― ¿Va a ir así?
― ¿Así? ―Kazutora se miró la ropa, estaba lleno de barro y huellas de perro. Baji esbozó una sonrisa burlona ―creo que debería ir a cambiarme primero.
―Eso pensaba.
―En ese caso...
―Tengo un piso cerca de aquí, podría prestarle algo de ropa.
¿Me ha invitado a su piso? Su piso, su apartamento, su casa, su hogar. Me quiere prestar su ropa, la ropa de Baji. Di que sí, di que sí.
―Oh... no creo que su ropa me sirva. Será mejor que vaya a mi casa a cambiarme y quedamos luego, para comer, claro.
―Si, dejaré a los perros y podemos quedar aquí a la una.
―Perfecto.
―Elijo yo el sitio.
―Está bien.
Baji se marcha caminando tranquilamente en la otra dirección y Kazutora se queda parado mientras lo ve irse.
Cuando el maestro llega a su apartamento se ducha y luego se debate durante una largar hora sobre qué ponerse.
¿Querrá comer en un restaurante elegante? ¿En un bar cutre? ¿Querrá comer por la calle? No tengo nada que valga para todo... por otra parte... si voy demasiado elegante y él normal, se pensará que soy idiota, pero si el va formal y yo con una sudadera se pensará que soy un cutre. Ah... ¿qué hago? ¿Y si me pongo una corbata? No, no, mejor una camisa normal. ¿Camisa? Ah... quiero llorar...
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teacher's; bajitora
Fanfiction«Desde la primera vez que lo vió no pudo quitárselo de la cabeza». ★. Adaptación de ©Newcastlevania, todos los derechos a su autora. ★. Contiene escenas +18.