Chapter 19: Una cena muy especial

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Nada más cerrar la puerta tras él, Harry soltó la mano de Ginny y se apartó de ella.

- ¿A qué venía tanto teatro, Harry? – Ginny le reprochó, enfadada por el gesto de desprecio que el moreno le había dedicado.

- Teníamos que dejar solos a ese par de alguna manera. ¿O acaso querías aguantarles la vela, en la conversación? – él respondió secamente.

- Claro que no.

- Bien. Lo malo es que vamos a tener que estar fuera al menos durante una hora, para que dispongan de tiempo suficiente para decirse lo que sea que se tengan que decir – rezongó, molesto. - Y espero que Ron tarde un buen rato también, consiguiendo la película que tiene que alquilar.

- ¿Ron también está con vosotros? – ella preguntó, aún sorprendida.

- Claro. Anda, vamos al Caldero Chorreante y te invito a un café.

- ¿Te daría igual si vamos a Florean Fortescue a por un helado? – Ginny pidió, avergonzada, pues sabía que estaba dando rienda suelta a un desesperado capricho de su estómago.

Él suspiró, rendido.

- Vamos a donde quieras, con tal de que pasemos una hora fuera de aquí.

- ¿Has traído tu coche?

- ¿Por qué?

- Porque no me apetece desaparecerme y aparecerme de nuevo. Podríamos ir en él – Por un momento, desvió la mirada, a sabiendas de que su comportamiento era antojadizo. Pero realmente, necesitaba todo aquello que estaba pidiendo; sonase como sonase.

- Pues sí que estás caprichosa, tú – él la acusó, con burla. - He traído mi coche; me relaja conducir cuando estoy cabreado – iba a añadir "contigo", pero calló.

Harry la guió hasta su coche, le abrió la puerta para que se acomodara en el asiento del pasajero, tras lo que él ocupó su lugar, y ambos se marcharon hacia el Callejón Diagon, sin volver a mirarse a la cara en ningún momento.

~~O&o&O~~

Neville se sentó tranquilamente en uno de los sofás del comedor de su casa, e indicó a Luna que tomase asiento en otro que había frente a él, al otro lado de la mesita auxiliar que los separaba. Ella lo hizo con timidez, sin dejar de mirarlo a los ojos.

- ¿Te incomoda mi compañía? – la rubia preguntó, sintiéndose vergonzosa, a pesar de haberlo llegado a conocer tan bien.

- Ciertamente – él afirmó, mostrando naturalidad.- ¿Qué haces aquí, Luna? Si has venido a Ingaterra a ver a tu padre, para ello no hace falta que me visites a mí. ¿O quizá has venido acompañando a Ginny, en busca de Harry?

- Es cierto que Ginny estaba buscando a Harry, pero no sabía dónde encontrarle.

- ¿Entonces?

- Es ella quien ha venido acompañándome a mí – confesó, ruborizada. - ¿Crees que ella y Harry van a discutir, ahora que se han reencontrado? – desvió la conversación, incapaz de decir aquello que tantas veces, y durante tanto tiempo, había estado ensayando.

- No sé qué decirte. A pesa de todo, ellos dos se quieren demasiado.

- Neville, yo… también te sigo queriendo demasiado – se atrevió a confesar por fin, desviando su mirada por un momento, mucho más nerviosa de lo que había llegado a estarlo nunca.

- ¿Demasiado como para poder estar conmigo? – él ironizó. – Lo siento, Luna, no es mi intención herirte. Lo creas o no, quiero que seas feliz; pero no por ello estoy obligado a seguirte la corriente cada vez que a ti se te antoje.

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