Capítulo 2 - Regalos

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Jimin estaba cansado de despertar en lugares extraños.

Estaba acostado en alguna especie de hoyo grande y circular en forma de tazón, que estaba lleno de almohadas en una amplia gama de tamaños, colores y telas. Se volteó sobre su estómago y se asomó por el borde. Jungkook estaba sentado en el suelo, su espalda contra la pared, al otro lado de la habitación, y lo estaba mirando. Jimin se agachó rápidamente.

―Jimin, no te haré daño. Tú no tienes que temerme.

Su voz sonaba tan triste que asomó su cabeza otra vez.

―Tú estás perfectamente a salvo. Mira, So Ra está aquí ―. Jimin siguió la dirección de su mirada y vio a So Ra, quien estaba arrodillada silenciosamente en el rincón, su bastón de madera colocado en la parte superior de sus muslos. Ella podría haber sido confundida con una estatua de tan inmóvil que estaba.

Jimin miró alrededor del resto de la habitación. Las paredes eran de piedra, pulidas y talladas con símbolos indescifrables alrededor de la parte superior, y había varias puertas redondas que llevaban a lugares desconocidos. No había mucho respecto a muebles, algunos objetos como de troncos y, extrañamente, un sillón de descanso reclinable, que todavía tenía la etiqueta. Una mesa baja, como las que había visto en la cena estaba en la esquina rodeada con cojines. La habitación tenía la misma fuente oculta de iluminación como las otras que había visto. Sin ventanas. Se dio cuenta de que no había visto ninguna desde que llegó.

―Tengo un regalo para ti ―, dijo Jungkook, su tono de voz suave y persuasivo.

Oh, Dios mío, por favor, no dejes que sea otra cola cortada.

― ¿Yoon Gi está bien? ―preguntó.

―Sí, él está bien ―. Jungkook lo miró desconcertado. ―Lamento que yo te haya sorprendido tan horriblemente después de la cena. Para mi pueblo, la cola de un oponente vencido es un regalo honorable.

Él se había desmayado como una heroína victoriana en una novela gótica frente a todas esas personas. ¡Qué gran manera de presentarse! Se cubrió el rostro con las manos.

―Jimin, mírame ―, dijo Jungkook. El así lo hizo, pero era difícil encontrase con sus ojos. ―Nadie piensa mal de ti.

Él no le creyó en lo absoluto, pero fue bondadoso de parte de él intentarlo. Le dio una pequeña sonrisa.

― ¿Te gustaría ver tu regalo?

―Sí, por favor ―, dijo amablemente.

―Taehyung dijo que te gusta leer.

―Si me gusta ―, respondió Jimin. Se preguntó cómo había sabido Taehyung eso, y qué tipo de ficción iba a encontrar en este mundo.

Él le tendió una Tablet plana de color negro. Jimin dejó escapar un pequeño grito de alegría, reconociéndolo como un e-Reader.

―Hay muchos libros en esta computadora. Le pedí a Nayeon que la llenara para ti con libros de tu época.

Jimin luchó con el borde para salir del hoyo, pero tropezó con una almohada. Asombrosamente, él estuvo allí a tiempo para atraparlo antes de que él pudiera golpear el suelo. Él lo puso sobre sus pies y le extendió el e-Reader. Después de que lo tomó, él retrocedió, retomando su lugar en el suelo.

Jimin respiró hondo y fue a sentarse junto a él. Él parecía encantado con su iniciativa, su cola golpeaba en el suelo, donde yacía junto a él. Él estaba mejorando en leer su lenguaje corporal.

―Gracias por esto ―, Jimin se volvió al e-Reader. ―Fue un regalo muy considerado ―. ¡Y Dios Todopoderoso, que lo era! El dispositivo almacenaba decenas de miles de libros, que iban desde los clásicos que él amaba hasta series completas de sus autores contemporáneos favoritos, libros que no habían sido publicados todavía (en su época, de todos modos. El suponía que ahora eran considerados "literatura antigua"). Él podría haber pasado horas navegando a través del dispositivo, pero sabía que eso sería una grosería. Se obligó a sí mismo a apagarlo y colocarlo a un lado.

Mikrokosmo - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora