Capítulo 11: Ajustes

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¡Jimin! —Jungkook dio un golpe seco, arrojando al suelo una pila de papeles que tenía delante. —¿Qué carajo has hecho?

Jimin se encogió en su sitio y comenzó a tratar de recogerlos, —No lo sé. Lo siento, Jungkook.

— ¡No puedo creer esto! —gritó él. — ¡Tú has arruinado todo! ¡Has destruido la Federación, maldito estúpido!

— ¡Lo siento! ¡Lo siento! No era mi intención hacerlo,— balbuceó Jimin.

—Lo siento, no era mi intención hacerlo,— él se burló con una voz aguda. —Tú, estúpido hijo de puta, nunca serás un Emperador. ¡Nunca!

—Por favor, Jungkook —el exclamó. —Lo siento. Voy a esforzarme más.

—Demasiado tarde,— le espetó él, y salió cerrando de golpe la puerta detrás de él.

Jimin se levantó, rígido en el nido con un grito ahogado, su corazón latía con fuerza. Eso despertó a Jungkook y él se puso de pie en un instante, se agachó en una posición de combate, sus ojos lanzando una rápida mirada mientras buscaba la fuente de la angustia de su compañero.

—Lo siento,— dijo Jimin, encontrando su voz. —Tuve un mal sueño.— Sólo un sueño, gracias a Dios.

Jungkook se relajó y volvió a entrar en el nido. Puso sus brazos alrededor de Jimin, olfateando en su cuello. —Hueles a miedo,— dijo en voz baja. — Dímelo a mí para que no te persiga.

Jimin sacudió su cabeza. —Tal vez en la mañana.

Él no estaba listo para revelar uno de los más profundos miedos que se encontraba en un rincón secreto de su corazón. Ese era el tipo de cosas que Sehun solía decirle a él, el tipo de cosas que el solía pensar que se merecía. El se sentía casi culpable por imaginar eso saliendo de la boca de Jungkook. Él no lo entendería y podría sentirse herido de que el pensara que él fuese capaz de tratarlo de esa manera. Tener un hombre sensible era un trabajo duro, reflexionó él.

El miró a los niños, acostados a su lado, durmiendo pesadamente. Somin tenía el final de su cola metida en la boca y estaba royéndola felizmente. El pequeño Namjoon estaba tumbado, con los brazos y las piernas esparcidas como un águila, retorciéndose mientras soñaba. Mientras Jimin miraba, la punta de su cola golpeó ligeramente en la almohada a su lado y sonrió. El levantó la vista y vio a Lisa y Yoon Gi aún dormidos, el enorme cuerpo de Yoon Gi envuelto alrededor de Lisa, su pierna echada sobre su muslo.

—No debemos dejarla que muerda su cola,— dijo Jungkook tirando suavemente la cola de Somin de su boca. —De acuerdo a Seokjin, yo hacía lo mismo cuando era un bebé y realmente me mordí la punta, cortándome, una noche. Seokjin dice que eso le provocó un asalto cardiaco.

—Ataque Cardiaco,— corrigió Jimin. —Pobre Seokjin.

—¿Pobre Seokjin? ¿Y qué hay respecto al "pobre de Jungkook"? —bromeó.

—Te volvió a crecer,— dijo Jimin, fingiendo indiferencia.

Jungkook le hizo cosquillas, usando la cola en cuestión. Él había descubierto que rozar ciertas áreas de su cuerpo, le causaba emitir compulsivamente ese pequeño sonido de "risilla" burbujeante que tanto le gustaba.

—Para, para,— suplicaba Jimin, lágrimas de alegría en sus ojos. Se quedaron inmóviles durante un largo rato, su cuerpo suspendido sobre él. El vio el cambio en su expresión, sus ojos se tornaron oscuros y ensombrecidos. Jungkook bajó la cara a su cuello, besando, mordisqueando, sus dedos deslizándose debajo de su túnica para dormir.

—Jungkook, no podemos —susurró Jimin. —Yoon Gi y Lisa están justo ahí.

—Ellos lo hacen también,— le aseguró Jungkook. —Yoon Gi me dijo que a él realmente le gustaba, y a Lisa...

Mikrokosmo - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora