Capítulo 22: Requiem

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—Estoy tan contento de que hayas tirado esa almohada en el recipiente con nosotros —dijo Taehyung. Estaba en la bañera de Ju Hwan con burbujas apiladas a su alrededor. Lisa estaba del otro lado de la bañera soplando anillos de humo al techo. Ella había encontrado un paquete de cigarros mientras rebuscaba en el escritorio del presidente Enhypen y se había abalanzado por ellos como un lobo rabioso. Jimin hizo una mueca mientras una voluta de humo flotaba en su camino, agitando su mano para dispersarla.

—Fue tan difícil hacer que se durmieran, pero una vez que le pregunté a la tripulación para que les trajeran una almohada ellos se acurrucaron y se quedaron dormidos. ¿Cuidar a tres bebés Bangtan en gravedad cero mientras te recuperas de unas costillas rotas y órganos perforados? No es recomendable.

La bañera era larga y lujosa, pero no estaba diseñada para tres personas a la vez. Las piernas largas de Lisa se extendían hasta el otro lado y Jimin tuvo que aplastarse contra la bañera para darle espacio. Sin embargo, "ir a los baños" se había convertido en un ritual para los tres y simplemente se sentía extraño bañarse solos.

—Tuve correas en mi cama para que no anduviera flotando por ahí, pero no tenían nada lo suficientemente pequeño para los bebés. Ellos me dieron esta caja de plástico para que la usara de cuna para ellos, con pequeños hoyos alrededor para que el aire circulara. Jimin, ¿recuerdas esos muñecos de Garfield que la gente pegaba en el interior de sus ventanas de su coche? Sí... así.

Jimin no pudo evitar reírse de las imágenes que construía su mente. Se sentía tan bien poder reír de nuevo, especialmente después de la terrible mañana que había tenido.

—Sí, piensas que es divertido ahora, pero ahí estaba yo con tres bebés infelices aferrándose a los lados de la caja, chillando "¡pa, pa!" y poniéndome ojos de cachorro. —Taehyung movió su cabeza.— De hecho, tuve que poner la caja en la cama junto a mí antes de dormir, pero ahí estaban, flotando alrededor en su caja de plástico, aferrándose a la almohada, chocando contra las paredes. Cada vez que el pequeño Nam se golpeaba su cola chillaba, y hacía que los otros dos despertaran y ahí íbamos de nuevo.

Taehyung sonrió y movió su cabeza. —Esos pequeños son como un viaje. Nunca te das cuenta de cuán divertidos podrán ser. Hoseok y yo estamos pensando en tener otro y... ¡Jesús, Jimin! ¿Qué tiene de malo?

Jimin estalló en llanto, sollozando con la cara entre sus manos. Pasó un rato antes de que el pudiera calmarse lo suficiente y soltar la historia.

Jungkook había despertado a Jimin esa mañana con besos dulces y mimos y le entrega una taza humeante. Casi había tomado un sorbo antes de que su cerebro adormilado despertara al hecho de que no era café. De hecho, él no sabía qué demonios era. Jimin lo olfateó y arrugó la nariz. Tenía un olor agrio, amargo y parecía pegamento. —¿Qué es esto?

Jungkook parecía incómodo. Su cola se agachó, excavando debajo de su pierna. —Por favor, tómalo.

Jimin comenzó a sospechar. —¿Por qué? ¿Qué es?

—Esto... esto impedirá que un bebé crezca dentro de ti.

Jimin lo miró boquiabierto y dejó la taza. Aparentemente, era la versión Bangtan de la píldora del día después. —No voy a tomar eso.

—Jimin, por favor —dijo él.— Después de que los bebés nacieron, el doctor me dijo que nosotros deberíamos esperar por lo menos seis meses antes de tener otro. Llevar a un Bangtan necesita mucho del cuerpo de una persona, y gemelos es especialmente intenso. Necesitas tiempo para recuperarte, para construir defensas antes de incluso considerar tener otro niño.

Jimin trató de no enojarse. Realmente lo hizo. —Deberías haber pensado eso anoche —le espetó el.

Él palideció. —Lo siento. Yo... yo no quería... por favor, Jimin...

Mikrokosmo - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora