Capítulo 12: El Palacio Y La Choza

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Fue difícil dejar el nido.

Mientras Lisa terminaba de vestirse en el baño, Jimin permaneció de pie junto a la puerta, viendo a su alrededor a la habitación vacía por lo que probablemente sería la última vez. Él sabía que Jungkook y Lisa estaban en lo correcto; ya no era seguro o práctico vivir ahí, pero lo iba a echar de menos. Esas paredes habían sido testigos de los momentos más felices de su vida. Ahí había sido donde sus bebés habían nacido. Miró hacia el poema tallado en la piedra, en la parte de arriba de las paredes, y las lágrimas brotaron de sus ojos.

Lisa murmuraba y maldecía. Abrió de golpe la puerta del baño, tirando de su túnica.

—Estas personas pueden construir una nave que cruza el tiempo y espacio, pero no pueden hacer una túnica que entre correctamente sobre las tetas —miró el rostro de Jimin. —¿Oye, estás bien?

—Seh —mintió, y limpió las lágrimas de sus ojos. —Solo que... voy a extrañar este lugar, es todo.

Lisa palmeó su hombro. —Jungkook y tú serán felices sin importar dónde vivan.

Jimin forzó una sonrisa acuosa. —Tienes razón. Andando.

Salió por la puerta y se giró hacia Lisa, mientras la cerraba, dándole un último vistazo. So Ra estaba esperándolos afuera y los dirigió camino abajo por los pasillos, hasta las escaleras a nivel de la superficie, pero en lugar de la plataforma del tren, estaban en un espacio abierto. Aún estaba oscuro, las estrellas eran como chispas de hielo en el cielo frío y despejado. El viento azotó contra los adoquines, y Jimin tiritó, a pesar de las capas de ropa que Jungkook había puesto sobre él, antes de subir al último camión. Rodearon la esquina y Jimin obtuvo el primer vistazo a su vehículo. Era un vagón, como una caja sobre dos ruedas, y las varas eran tiradas por...

—¿Esos son drones? —jadeó a los hombres, quienes estaban parados sosteniendo las dos varas de adelante. Los postes colgaban de las orillas, para que el vagón pudiera permanecer nivelado cuando estuviera en reposo.

Jungkook y Yoon Gi estaban ayudando a cargar cajas al área de cargo, en la parte de arriba del vagón. Jungkook miró a su pareja, y abrió la puerta para él. Jimin se detuvo por un momento, porque se sentía mal que usaran a las personas como caballos.

—Entra, Jimin, estamos dejando escapar la calefacción —se rindió. Jungkook mantuvo su mano arriba y él la tomó, subiendo por los escalones hacia el lujoso interior, forrado con tela azul oscuro. Un brasero colgaba del techo, calentando la cabina. Alrededor de todo había suaves plataformas para sentarse. Jimin se sentó, colocando sus pies debajo de él. Del lado opuesto, Taehyung estaba sentado junto a Hoseok, quien se deslizó de su asiento y se arrodilló enfrente de Jimin.

—Hoseok, detente —rogó Jimin, mientras él presionaba el dobladillo de su túnica contra su frente. Lo miró con ojos de adoración.

—Sí, Hoseok, detente —dijo Taehyung, con voz fría.

Jimin le dio una mirada de disculpa y Taehyung trató de sonreírle de vuelta, pero su rostro estaba pálido y tenso. Los bebés treparon por encima de él, mirando hacia afuera por las ventanas. Somin sujetó una de las cortinas y miró hacia arriba, considerando obviamente si valía la pena trepar. Jimin la alzó y la sentó en su regazo, manteniendo sus ojos estrictamente lejos de Hoseok. Podía sentir su mirada en él, y eso lo hizo ruborizar con incomodidad.

Jungkook entró al vagón, seguido por Lisa y Yoon Gi. El vagón empezó a avanzar con una pequeña sacudida. Jimin trató de no pensar en cómo era impulsado. Jungkook miró hacia Jimin y lo levantó de su asiento para posicionarlo en su regazo, agachándose para acariciar su cabello con su nariz. Somin trepó por su papá y se paró sobre sus hombros, sujetándolo del cabello para balancearse, y puso una de sus manos en la cara de su padre. Jungkook le ronroneó y Somin se acurrucó en su cuello, con su propio ronroneo agudo.

Mikrokosmo - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora