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𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐓𝐖𝐎
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_____________________𝐋𝐎𝐒 𝐏𝐄𝐕𝐄𝐍𝐒𝐈𝐄 𝐒𝐀𝐁𝐈𝐀𝐍 𝐐𝐔𝐄 𝐍𝐎 𝐓𝐄𝐍𝐈𝐀𝐍 opcion, era esto o seguir viviendo en todo el caos y destruccion de la gran ciudad. Pero igualmente se sentian devastados, era como si lo hubieran perdido todo, aunque eso no estaba muy lejos de su realidad.
Aun asi, trataban de mantener la esperanza en alto, estar en una casa de campo rodeada en pleno verano no sonaba tan mal.
Asi que alli estaban, esperando en medio de la nada a que su tutor los recogiera despues de haber bajado del ferrocarril.
Vieron como un auto venia pasando pero simpemente los ignoro y siguio de largo.
-El profesor sabia que ibamos a venir- expreso Susan empezando a preocuparse
-Quiza nos etiquetaron mal- comento Edmund revisando el papel en su maleta
-¡Vamos, arre!- exclamo una voz femenina; a lo lejos alcanzaron a ver que a una mujer sobre un carruaje, al quedar frente a ellos los analizo a cada uno viendo si eran su "mandado"
-¿Sra. Macready?- musito Peter un tanto confundido por la forma de transporte
-Me temo que si.- solo dijo la mayor con una mirada que congelaba a cualquiera a primeras- ¿Eso es todo? ¿No trajeron nada mas?- observo las pocas maletas que traian consigo
-No, señora. Solo somos nosotros.
-Pequeñas mercedes.- con la cabeza señalo para que subieran
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Despues de un camino largo y con algo de brincos, llegaron a la gran mansión, muy extravagante a su parecer.
-El profesor Kirke no esta acostumbrado a tener niños en esta casa... y por lo tanto, necesitamos seguir ciertas reglas- indicaba mientras daba un recorrido por la gran casa-. Esta prohibido gritar. Y correr. Y no se hara uso indebido del montacargas.- Susan iba a tocar una de las cien armaduras de caballero que adornaban la gran casa, parecía un castillo sacado de épocas antiguas, pero dio un brinco por el grito de Macready- ¡No se tocaran las reliquias historicas!- sus hermanos aguantaron la risa- Lo mas importante de todo, esta prohibido molestar al profesor.- paro un momento y su mirada cambio a una llena de ¿nerviosismo? Eso era nuevo, y eso que a penas la conocían- Con nosotros se esta quedando igualmente una señorita de su edad, pero preferiria que tomaran distancia, es algo... dificil de trat- no pudo seguir su oración porque se escucho como se cerraba una puerta
Y es que Lía no sabia a que hora llegaban, asi que queria aprovechar sus ultimos minutos de felicidad en la casa. Caminando por ella como si fuera a despedirse para siempre.
