CHOSEN

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𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐓𝐖𝐄𝐋𝐕𝐄

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𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐓𝐖𝐄𝐋𝐕𝐄

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AURELIA YA LLEVABA CINCO MINUTOS DETRÁS DE ASLAN. Se dio cuenta que estaban lejos del campamento al oír que el bullicio desaparecía y solo quedaba el suave sonido del viento recorrer el prado al que había llegado.

A unos metros más adelante, arriba de la maleza que les llegaba a los tobillos, pudo ver un árbol inmenso. Tenía muchas raíces que llegaban por debajo del suelo llegaban suelo, aunque el tronco se veía resistente y las raíces profundas, no tenía muchas hojas. Lia empezó a sentir dudas y se frenó a sí misma.

¿Que estoy haciendo? Llegó a su mente. ¿Por que este ser que al parecer es tan poderoso quiere hablarme a mi? ¿Una niña?

El león dio unos pasos más, aunque también se detuvo. Volteo a mirarla con esos ojos tan dulces como la miel que parecían el mismo sol en el atardecer y le preguntó:

—¿No vienes, Lia?

Aquello la sorprendió, aunque en el pasado ya había dicho sus nombres, ella vivía en una dimensión completamente diferente y aquel león la llamaba por su nombre. Su voz salió menos fuerte que antes:

—No lo sé Aslan. . . ¿Que hago aquí?— luego se corrigió al escuchar lo retórico que sonaba eso— ¿Que hacemos aquí? Empiezo a creer que esto no es un error.

—Es que no lo es, Aurelia. Tú destino y el de los Pevensie era terminar aquí, conocer Narnia.— dijo— Conocerme a mi.

—¿Pero porque? Solo necesito saber. . .— se rascó detrás del cuello empezándose a sentir nerviosa— ¿Por que?

—Porque los escogí, a todos ustedes.

Una risa incrédula salió de su garganta.

—Es que todo esto— señaló a su alrededor— El bosque encantado, la magia— lo observó de reojo, un poco intimidada—. . . Tú. No se porque aun no he despertado. Hasta estar con los Pevensie es una locura. . .— murmuró muy bajito, tanto que la sorprendió escucharse

—Si, es un reto estar con los que nos lastimaron.— lo miro con los ojos bien abiertos— Pero es algo con lo que debemos vivir, la decisión está en cómo decidimos hacerlo, si preferimos estar con el dolor en nuestros corazones o sanamos.

Sintió su corazón golpear su pecho desenfrenado.

—¿Como. . .

—Yo lo sé todo Aurelia Lennox. Hija de John Lennox y Marie Stewart, nacida en Finchley. La pérdida de tu madre te causó un gran dolor, te causa en realidad, más porque crees que es tu culpa que cayera en ese lago congelado al intentar salvarte. Desde ese día te prometiste ser cautelosa, no jugar más, ni reír demasiado. Porque no te lo merecías.

𝐖𝐄𝐋𝐂𝐎𝐌𝐄 𝐇𝐎𝐌𝐄 | 𝐏𝐞𝐭𝐞𝐫 𝐏𝐞𝐯𝐞𝐧𝐬𝐢𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora