Cadenas del corazón.

2

Esta pasividad llena de inactividad le estaba matando.

Derribó la vigésima pirámide de cartas armada a cabalidad, poseía la paciencia, el temple y la desquiciada mente de tramar y preparar escenarios para sus futuras batallas, sin embargo esta tan esperada pelea ya debió de concretarse hace un rato, desde hace bastante. Su paciencia estaba en el limite. Y que también puso todo de sí para buscar una solución a su dilema, su frustración no hacia más que acumularse, sus esfuerzos no estaban rindiendo frutos. 

La asociación con Kurapika no le trajo ninguna satisfacción. 

Actualmente se hallaba tratando de recuperar las habilidades nen de Chrollo, cuando escucho de un rumor de un maestro extraordinario de nen que se asentó en un lejano paraje para alejarse de lo mundano, consideró su tiempo de inactividad, reparar a Chrollo iba a llevar su tiempo y él ya había gastado bastante esfuerzo, sentía que se merecía darse un gusto ¿No? Un pequeño gusto para quitarse la amargura del ocio. Después de todo, el tiempo era su mayor problema en este momento.

Recogió su escaza humanidad y sus cosas, era mejor ponerse en marcha cuanto antes. 

—¿Dónde vas?— el pelinegro le preguntó sin quitar la vista de su libro. Matar el tiempo pasivamente no era un problema para él.

Hisoka actuó con simplicidad —tengo un objetivo como ante sala para nuestra pelea—. Planeó si todo salía mal perder el tiempo con Illumi, seguro tendría algún trabajo, no le vendría mal ayudar un poco como un buen samaritano. 

Chrollo asintió —por un momento pensé que irías con el usuario de las cadenas— estaban solos por lo que hablar de Kurapika no pondría de cabezas el mundo como ocurría cuando el resto de las arañas se trataba.

La risa burlesca del arlequín lleno la estancia donde estaban —hablas como si tuvieras un interés amoroso por la persona que inutilizo tu nen. Esa sería una terrible y fatídica fijación amorosa— jugó con sus labios de manera sugerente. 

Se tocó el pecho con una media sonrisa —bueno de alguna forma tocó mi corazón—. Respondió mofándose de la misma burla.

Hisoka frunció el ceño, actualmente no estaba asociado a Kurapika pero era un futuro objetivo uno que no iba a ceder ante la araña y menos con Chrollo. Fuese lo que fuese este tipo de interés en el Kuruta a él le interesaba y debía descubrirlo de alguna forma u otra. Movió su manos como si no le importará realmente. —No tengo planes de ver a tu enamorado pero si le veo pasaré la tarde con él en tu nombre ¿Algún recado?

Chrollo no cayó en la provocación. Aún así persistió la intriga y la incógnita que iba de la mano con el chico de la cadena —¿Qué tanto lo conoces? Puedes asegurar que puedes encontrarlo o frecuentarlo tanto como quieres. 

 El mago quién ya estaba por irse, regreso sobre sus pasos. Este interés repentino —es que se adapta a mis gustos. Siempre encuentro las cosas que me gustan.

Dejo su libro para estudiar sus modos, leer a Hisoka era difícil, requería tiempo y mucha pero mucha atención. —En bastante tiempo que encontré algo que me interesa.

Acababa de declarar un conflicto de intereses con gran frialdad y nada de apego. Si estaba o no genuinamente interesado, tampoco se iba a dejar atrapar tan fácil. 

El mago sonrió, si este era un desafío, le gusto. Esta de acuerdo, que gane el mejor. 

El viaje al lugar de retiro de este dichoso maestro era bastante lejano, los barcos que llevaban allí eran muy pocos y el tiempo de viaje también era largo. La espera para poder enfrentarse con un versado en el combate y con nen del tipo intensificador, hacia que todo valiera la pena. Se mantuvo la mayor parte del tiempo de su viaje en el camarote distrayéndose en su propio mundo hasta que le llamo la atención de la cantidad de cazadores en el barco, se tomo el tiempo de ir a medir en su propia escala a estos desconocidos.