POV: 049

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Ahora soy yo el que narra, por lo menos en este capítulo.

Corrí directo hacia el trono y de un salto y un pequeño toque activé la fortaleza. Unos muros se levantaron desde el suelo y crearon una pared alrededor del trono. La celda de Emilio se abrió de nuevo y el piojo y Naiarita entraron como dos niños pequeños.

Salté para agarrar el tarro de pepinillos y de paso agarré las pistolas lanza-pepinillos. Salté hacia una abertura de ventilación que había cerca del trono y entré a los conductos. Desde ahí se escuchaba el estruendo que el unicornio de múltiples cabezas causaba.

El unicornio había sufrido una reacción bioquímica que afectaba a las células y su memoria. Estas eran modificadas para que pensasen que había el doble, triple, cuádruple o sieteuple de partes del cuerpo. Cuando su cerebro y células eran modificadas para que pensasen eso, estas tomarían un comportamiento parecido, reproduciéndose para tener las cabezas dichas. Biología básica.

La idea era asomarse por todas las salidas hacia la sala principal y utilizándolas a nuestro favor conseguiríamos introducir un pepinillo en cada cabeza para poder revertir el efecto de la substancia y calmarlo. Los pepinillos tienen un sabor que destruyen toda alteración en las células (y a veces hace que muchas quieran morir).

Noté que sonaban otros pasos además de los míos en los conductos, pero ahora no tenía tiempo para eso, sería un animal salvaje.

Me arrastré rápidamente hasta la primera salida y destrocé la rejilla para tener espacio para disparar. El unicornio me observó con furia y se dirigió hacia mí con un aura asesina. Este abrió unas cuantas de sus bocas para morderme y con unas patas como de araña saltaba de estantería en en estantería. Conseguí acertar 3 tiros y 3 de las 28 cabezas que tenía desaparecieron.

Mientras me arrastraba hacia la próxima abertura me pareció oír pasos en una de las salas de emergencia, pero una de las patas del unicornio atravesó la pared y me agarró de la ter- De la pierna.

Disparé hacia mi pierna para que el unicornio se asustase y me soltase y así pasó. Aun con el dolor que cargaba seguí hasta la siguiente abertura pero no sin antes aprovechar el agujero que el unicornio hizo. Disparé y conseguí eliminar 4 cabezas más. Solo quedaban 21.

Por ahora iba todo bien, me estaban saliendo las cosas épicas.

Cuando me empezaba a acercar cada vez más a la apertura me pareció oír los ruidos de botes cayendo. Paré un momento para escuchar mejor. El unicornio seguía ahí, buscándome.

Me quedé quieto, todo se sumía en un silencio del cual mi respiración era el único ruido. Pequeños golpecitos empezaron a sonar alrededor mío. No sabía si moverme o no...

Decidí correr y salir de ahí para disparar todo lo que pudiese. De repente se iban creando agujeros detrás mío de los cuales salían las monstruosas cabezas del unicornio. Intentaba ir lo más rápido posible pero solo podía usar una pierna y mi potente brazo derecho. Avanzaba con prisas, y habitualmente intentaba girar un poco el torso para acertar disparos en las bocas del unicornio. Las estanterías se iban vaciando poco a poco mediante el unicornio destrozaba todo a su paso.

Yo estaba empezando a sudar, los ruidos de los golpes me afectaban cada vez más y más.

Finalmente alcancé la siguiente salida. Intenté disparar y así lo hice, acerté 3 disparos más. Solo quedaban 14 cabezas que neutralizar así que rápidamente y evitando que el unicornio me pudiese perseguir entré dentro de los conductos de nuevo. Seguí avanzando pero llegó un momento en el que mi corazón dio un vuelco de 2991 grados.

No había salida. Tenía que retroceder. Pero cómo? No podía girar, era un sitio demasiado pequeño.

Saqué una pequeña piedra morada del interior de mi camiseta, era un colgante bastante antiguo y llevaba tiempo sin usarlo. Intenté que su poder se activase y tras intentarlo un poco tuve suerte. La piedra comenzó a brillar y mi cuerpo empezó a desintegrarse y acercarse a la piedra. Un pequeño destello acompañado de algo parecido a una explosión morada hizo que mi cuerpo rotase y pudiese cambiar mi dirección, el poder de la piedra también me impulsó, y ya había vuelto a la salida anterior.

La piedra se apagó, no sabía qué hacer. De un momento a otro observé que podía saltar hacia otra abertura en la pared, pero con la pierna así no tendría mucha posibilidad. Aún así no había otra, tenía que hacerlo.

El unicornio me localizó y se apresuró a alcanzarme, prepare mi única pierna disponible y coloque mis brazos para impulsarse también. En unos segundos ya estaba en el aire y mi piedra volvió a brillar. Todo se ralentizó. Mientras caía a cámara lenta tenía mejor visión y pude alcanzar la salida. La agarré con los dedos y me dispuse a intentar entrar pero inmediatamente el efecto acabó. Estaba colgado de la apertura.

No podía ver que había detrás mío, pero me di cuenta que había un ruido aproximándose. Me asusté, ESPERA NO, YO NO ME ASUSTO. Pero no podía hacer nada. Aunque la situación cambió cuando una especie de criatura de piel rugosa y dura, con una temperatura alta me empujaba hacia arriba.

Era Emilio! Aún siendo demasiado pequeño como para cargar conmigo estaba esforzándose para ayudarme a entrar en el conducto. Hice un poco de esfuerzo extra y conseguí entrar. Volvía a estar a salvo y había salido de aquella cagada de quedarme colgado. Siempre se me arruina la epicidad.

Entonces, el unicornio me encontró. Mirándome fijamente, salió corriendo con las bocas abiertas, columpiándose por las estanterías tétricamente hacia mí. Mejor dicho, hacia Emilio. Aún así, tenía las fauces abiertas y era la única oportunidad para eliminar las 14 cabezas restantes. Disparé todo lo que pude. Al final solo llegue a eliminar 7, y una de las cabezas tragó a Emilio completamente.

Yo intenté huir pero caí por un conducto y llegué a una de las salas de emergencias en la cual estaban las cámaras de seguridad. Mis ojos se humedecieron un poco y mi corazón se vació al ver que Emilio no estaba. Ese trozo de piedra había sentido algo de tristeza.

La sala de emergencia era una pequeña sala gris y oscura, únicamente iluminada por las pantallas y una bombilla cutre. Había una silla y una mesa.

Me puse a mirar las cámaras, atentamente. No podía creer que Emilio hubiese sido... Devorado.

Pero todo cambió, cuando una luz empezó a salir del interior del unicornio. De pronto, sus ojos se iluminaron por llamas. Las bocas empezaron a quemarse y junto a una explosión el unicornio se hizo cenizas. Emilio estaba dentro, y había carbonizado al unicornio.

No pude evitar sonreír. Emilio nos había salvado, aunque gran parte del combate la hice yo.

Pero eso no era una buena noticia, porque la temperatura estaba subiendo junto a las llamas que rodeaban la sala principal. Poco a poco, el fuego empezaba a arrasar con el lugar... Y alguien había cerrado las salidas.

La alucipante aventura sin sentido.zipDonde viven las historias. Descúbrelo ahora