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Nya.

Estaba como medio inconsciente pero no del todo. A ver, solo es que no veía nada. Notaba cómo me arrastraban por el suelo dentro de un saco, no sé ni quiero saber de que era, para luego entrar a una furgoneta o algo así.

En el vehículo todo se movía de lado a lado. Las putas niñatas de los cojones parecían conducir como el culo. Yo apenas podía moverme en el saco pero fuera de él todo se movía. Y si eso parece poco, las chicas no callaban. Estaban hablando de un tal nosequién y una nosequién y que si yo era muy feo y todo muy aesthetic. En fin, que mierda de día, y ojo porque lo del dontusaurio no fue para tanto pero ese viajecito... Uff...

—Oye, pues el Gascón se ha ido con la Iomara.

—¡¿Con la Iomara?! ¿No estaba con el Gescovedo?

—No no, que lo ha puesto en insta.

—¡Y el que tenemos ahí atrás segura que es él? Ya nos hemos equivocado algunas veces...

—Sí, calma, esta vez estoy segura de que lo es. ¡Huhuhuhu!

—¡¡¡¡JUAJUAJUAJUAJAUA!!!!

—¡¡¡HUHUHUHUHUHU!!!

—¡¡¡JUAJUAJUAJUAJUA!!!

Pasaron unos minutos y la furgoneta pegó un frenazo tremendo que me lanzó para delante y pareció ser que rompí un cristal para después caer fuertemente al suelo. Noté como alguien me arrastraba por el suelo y finalmente una puerta se cerró mientras escuchaba la furgoneta yendo marcha atrás.

Me costaba moverme, pero cagándome en todo y esforzándome un poco conseguí abrir el saco, que era un saco de botellas de leche humana (por si os lo preguntáis). Abrí los ojos con un poco de dificultad. Me acomodé y noté que estaba rodeado de objetos.

Me encontraba dentro de una sala completamente blanca, llena de objetos y con una pantalla en la pared.

Me moví por la habitación y empecé a rebuscar entre los objetos (aunque me daba un poco de asco). Entre ellos encontré un peluche de un amogus, una pistola de rayos láser, un patito que cantaba Never gonna give you up y muchos más objetos raros. Había una puerta blanca cerrada. Intenté abrirla pero era corredera y no respondía.

Volví a la zona donde había aparecido. Rodeado de montañas de objetos.

Entonces la pantalla se encendió.

—¡Hola!—Dijo una voz femenina—¡Somos Jay! ¡Airin! ¡Y Laurel!

Parecían unas niñatas cursis y de estas que te apetece pegar y joder hasta que se mueran. En la pantalla estaba una chica con un traje blanco y pelo largo y liso. A sus lados estaban Airín y Laurel, las chicas que me secuestraron.

—Y te preguntarás... ¡¿Qué estás haciendo aquí?! ¡¡¡Pues es una respuesta muy simple!!! ¡¡¡¡¡¡¡¡¡Buscamos a un piojo que está siendo buscado por medio mundo y creo que te hemos encontrado!!!!!!!!!

—¡¡¡JUAJUAJUAJUAJUA!!!

—¡¡¡HEHEHEHEHEHEHE!!!

—¡¡¡HUHUHUHUHUHUHU!!!

Las tres chicas que se veían en la llamada no me sonaban de otras ocasiones, excepto la del pelo corto, esa me sonaba de algo. ¡¿CÓMO MIERDA ME CONOCÍAN?! Las otras dos se parecían entre sí aunque la que recién veía me daba malas impresiones...

La pantalla se apagó de nuevo y las chicas desaparecieron.

Una serie de palabras sin sentido aparecieron en la pantalla. Perfectamente podrían haber sido mensajes codificados o con un doble sentido.

La alucipante aventura sin sentido.zipDonde viven las historias. Descúbrelo ahora