Pov: NaiaritaPottermax77 v2

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Joder, otra vez me toca un capítulo del niño este.

Había llegado a casa hace pocas horas. Había pasado unos cuantos días en el hospital de la ciudad. Sigo sorprendida porque tenemos sanidad pública.

Nada más me recuperé y pude volver a caminar y a mover mis articulaciones correctamente me sacaron del hospital y me mandaron para casa.

Al principio me iban a llevar a pediatría, pero luego miraron mi carnet de identidad y me llevaron a urgencias.

Cómo decidí perder mi trabajo para hacer esta chorrada, he perdido todo mi prestigio. Es un rollazo no tener privilegios, ahora me tengo que juntar con la asquerosa plebe y hacer tareas vulgares.

Ni siquiera recuerdo si gané a Puerro o no. Ese asqueroso merecía que se lo cargaran. Actualmente no quería hacer nada después de esa """pelea""".

Decidí ignorar todo eso y seguir con mi rutina de mierda. Decidí tirarme en el sofá y no hacer nada. Sinceramente, nunca pensé que había aprovechado mi vida.

Cuando dejé el colegio estaba desesperada por conseguir un trabajo. Me habían rechazado en todas las becas universitarias y todo por una pequeñita falta de respeto al personal. Estaba estresada, fueron días muy malos.

No tenía dinero, mis padres me rechazaron por haber perdido mi oportunidad de oro. Ya no tenía a nadie.

Debido a que pensaba que saldría para la beca, decidí distanciarme de todos mis amigos, todos los que me apoyaron. No los aprecié en su momento pero los necesitaba.

Ameki se volvió representante de la ciudad. Ameki, mi antigua amiga de la infancia. Cuando lo hizo, Ameki buscó entre los archivos de la ciudad para encontrarme.

Ella me encontró tras meses sin verla y pudo ver mi situación. En ese momento ella me ofreció una nueva oportunidad.

El antiguo juez de la ciudad había muerto en un inexplicable accidente. Se le encontró muerto en su casa, con las puertas cerradas con llave y un gran agujero en el pecho y cortes en los brazos.

Habían abierto plazas y se harían unas votaciones para elegir al nuevo juez. Ameki me persuadió lo suficiente para que yo accediera a participar.

Tras unos días gané. Había ganado y por fin iba a tener un trabajo decente.

Pero entre mis investigaciones me di cuenta de una cosa... Las votaciones habían sido amañadas, el jurado había sido previamente sobornado para que yo ganase.

Pensé que todo mi esfuerzo no había servido para nada, me sentía miserable, incapaz de nada. Normal que no hubiese llegado a nada en la vida, yo era inútil. Daba igual que hubiese sacado una nota perfecta siempre o que hiciese todo por ser la mejor, seguía siendo una inútil.

Ahí es cuando empezó mi falsa vida.

Durante años tuve que esconderme bajo una capa, bajo una máscara, un falso rostro que ocultaría mi pasado, mi identidad. Ni mis antiguos amigos me conocerían.

Mis decisiones daban igual, porque otros decidían por mí. Los juicios solían estar amañados, yo solo tenía que golpear un martillito de madera sobre una mesa y dictar sentencias.

Pocas veces hacíamos algo justo. Ameki y yo utilizábamos tácticas para siempre ganar... Pero todo por culpa de ella, de MER.

Mi humor empeoraba poco a poco, pero también la gente me respetaba más. Ya no era la niña fresa que era antes, ahora era alguien respetado.

Un día, en busca de poder, conseguí entrar a la sala de control de la ciudad, bajar las defensas del Museo del Campo y robar el Chipote chillón. Acusaron a otra persona de robo, y yo fui quien la declaró culpable, solo por mi propia seguridad.

La alucipante aventura sin sentido.zipDonde viven las historias. Descúbrelo ahora