[Final parte 2]: Pasillos oscuros

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Aviso que este capítulo da un poquito de miedo (y un poquito de gore).

Y ahí estaba yo, a punto de morir. Esa vieja loca no tenía otra cosa que hacer que matarme solo para conseguir una bolita de metal. Acaso no decía que iban a venir los invitados enseguida?! Entonces para qué quería manchar todo el suelo de sangre de piojo si lo iban a ver y la meterían en la cárcel o algo así.

Mercurio se apresuró a bajar a donde yo estaba. Saltó desde el balcón y extendió sus brazos hasta rodearme. Su tripa se abrió y un aguijón oscuro y grande se asomó.

—Quédate quieto o te tendré que perforar dos veces.

Me la suda lo que dijese. Yo la verdad no tenía problema por morir, pero tenía que llegar a rango de diamante en Valorant. Salté y conseguí desplegar mis alas para poder escapar volando. Llegué al balcón y Mercurio giró su cabeza y lanzó unos cuantos proyectiles de sus manos a matarme. Conseguí entrar en aquel pasillo oscuro y entré a la primera sala a la izquierda. Mer estaba fuera. Se escuchaban sus pasos aproximándose por el pasillo.

—Acaso te crees que soy idiota? No te escondas piojo...

Intenté contener mi respiración para que no me escuchase. Pero esa respiración de pronto se vio opacada por el sonido de un ascensor. De repente noté como la oscura sala en la que estaba empezaba a moverse. Era como si estuviese descendiendo. De pronto empecé a ver mejor en la oscuridad. Estaba en un ascensor que bajaba hacia la nada. De un momento a otro el ascensor paró en seco. Unas puertas se abrieron y el clásico pitido del ascensor sonó.

(https://youtu.be/OPRiJBmLqGc (Dark truth (Toby Fox), versión extendida o de una hora). Para mejor experiencia, también recomiendo estar solo, apagar las luces y activar el modo oscuro)

Las puertas se abrieron y aparecí en un lugar con un ambiente totalmente diferente. Ahora estaba frente a un laboratorio oscuro, con un aura verdosa azulada pero completamente sumida en la penumbra. Los pasillos eran largos y vacíos y estaba todo en completo silencio. Empecé a caminar lentamente por mera curiosidad. Mis pasos retumbaban por las salas y hacían todo más inquietante. Caminé por un largo pasillo con apenas ninguna salida. Poco a poco empecé a escuchar los latidos de mi corazón sumidos en el silencio. Llegué a una puerta doble y la abrí. Entré a una sala con mesas de laboratorio. Tenía algunas banquetas y grifos. No había nada encima de las mesas, pero lo que me llamó la atención de esa sala era una gran puerta metálica como si de un armario se tratase. Me acerqué lentamente, solo estaba yo parecía ser, pero aun así tenía que tomar precauciones. Abrí la puerta y un humo frío salió dispersado hacia la sala.

Dentro de aquella nevera se encontraban miles de pequeños pero complejos microchips. Me eran familiares aquellas pequeñas placas metálicas, pero tampoco lo recuerdo muy bien. Miré más cerca, necesito gafas pero algo intenté. Me pareció ver que en esas placas estaba escrito:

10.c.m.

Pero, esas placas no debían medir más de uno o dos centímetros. Solo podía significar... 10 camarones muertos! O quizás no... QUIÉN SABE, ESO ERA MUY COMPLICADO DE RAZONAR!!!

Pero sin previsión alguna empecé a escuchar pasos en el pasillo. Me agaché al instante y me apoyé en uno de los muebles. Los pasos se iban acercando y el humo de la nevera empezaba a eliminar poco a poco mi campo de visión. Estaba en un ambiente oscuro y un poco verdoso, con humo que recorría la sala y pasos desconocidos que merodeaban por los pasillos, y cada vez se acercaban más. De pronto escuche el chirrido de la puerta de entrada al laboratorio. Lo que producía los pasos había entrado a la sala. De pronto, escuché más pasos, pero no eran los mismos que los de antes. Poco a poco, empecé a escuchar más y más pisadas. Me intenté pegar a la cajonera de la mesa, para así junto a la niebla esconderme casi por completo. Entonces unas botas negras, seguidas de unos pantalones militares negros pasaron frente a mí. Parecía ser que esa criatura no me veía. Probé a moverme tumbado en el suelo.

La alucipante aventura sin sentido.zipDonde viven las historias. Descúbrelo ahora