Se acabó el POV, joder.
Cuando recuperé la consciencia me sentía mareado, no sabía qué narices pasaba. Sentía mi cuerpo colgando y ahí conseguí recordar dónde me había metido.
Miré a mi alrededor mientras mi vista se aclaraba. El cadáver de un gigante con la cabeza destrozada se encontraba frente a mí.
Unos metros a la derecha estaba Naiarita, con un poco de sangre en la cara y la ropa manchada. Estaba de pie, con los ojos un poco húmedos y una cara de dolor pero a su vez intentando contenerse.
Y a su lado... Estaba Puerro, pálido, tirado en el suelo, muerto.
—!EH TÚ, NIÑA FRESA DE LOS COJONES!—Le grité a Naiarita.— ¡BÁJAME DE AQUÍ AHORA MISMO!
Naiarita me miró fríamente y se dio la vuelta, ignorándome.
Tras unos segundos en silencio decidió dar un rápido martillazo que destrozó la madera y las cadenas que me sujetaban, tirándome al suelo.
Ella finalmente suspiró, sacando vaho por la boca antes de irse.
—No me digas que...—La frené.—¡TÚ LO HAS MATADO! ¡LA CULPA ES TODA TUYA! ¡¡¡JODER!!!
No tenía ni idea qué estaba diciendo. Me estaba inventando las palabras tan solo por una ansiedad que recorría mi cuerpo, un miedo. No tenía sentido que Puerro hubiese muerto, era imposible.
Tan solo pensé que la culpa había tenido que ser de Naiarita, no había otra persona que se hubiera podido acercar a él.
Ella fue la que causó su muerte.
Naiarita se dio la vuelta y me miró fríamente. Levantó su martillo y lo bajó con fuerza hasta mi nariz.
—Mira, piojo asqueroso,—Me dijo con un tono de voz amenazante. —ni se te ocurra hablar sin tener ni idea de lo que ocurre. ¿Entiendes?
No le respondí.
Sí, admito que me dio miedo, pero para qué responder. Me alejé de ella e intenté pensar lo próximo que tenía que hacer.
Naiarita se acercó a Puerro, sentándose en el suelo cerca suyo. Suspiraba y miraba a la nada, reflexionando con ella misma.
Tras unos breves segundos, el suelo empezó a temblar. Las piedrecitas sueltas por la plaza saltaban y vibraban.
Entonces, una explosión de tierra salió desde uno de los muros, destrozándolo. De el agujero salió una furgoneta blanca, con el parachoques destrozado y marcas de golpes por todos lados. Los faros estaban encendidos a pesar de que era de día y cómo no, la conducían César y Luz.
La furgoneta derrapó con estilo en la plaza, dejando una estela de humo.
César tiró la puerta casi abajo y salió a toda velocidad, dirigiéndose hacia el cadáver de Puerro.
—¡¡¡Rápido, rápido!!!—Dijo alarmado—¡¿Tenemos prisa no lo veis?! Venga, Naiarita, mételo rápido en la parte trasera de la furgoneta. Diefo, tú dedícate a observar.
César sacó una botella de Coca Cola y bebió un rápido trago, chorreando bebida por los laterales de la boca.
Sacudió el hombro de Puerro y le dio un par de bofetadas.
—Mierda, no respira...—Comentó.—¡Metedlo a la furgoneta, rápido!
Todos entramos a la vez en la furgoneta. Estábamos en la parte trasera, que esta vez estaba más oscura que antes. Solo era alumbrada por un fluorescente en el techo. Había una cama de hospital en el centro y material de cirujano en los laterales. Puerro estaba tumbado en la camilla central.
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La alucipante aventura sin sentido.zip
AdventureAkdjajdwaodoj Esta va a ser la historia mas rara que leeréis. Antes de nada decir que esto cambiará todo los estándares que tenéis de un libro. Un piojo junto a una enana, un tipo con muchas sustancias de dudosa procedencia, una chica un poco rarit...