Mis ojos se abrieron con lentitud. Mi cabeza dolía con mucha fuerza, al nivel en que sientes que puede explotar, mi visión era borrosa, me encontraba mareada, la luz del sol daba directo a mis ojos a través de la ventanilla de un auto, ¡Un auto! Volteé mi cuerpo hasta el otro lado del vehículo, el rostro de Adam estaba con la vista al frente, pero al sentir mi respiración entrecortada llena de pánico, me observó. Una sonrisa que llegaba a sus ojos adornó su rostro, inmediatamente sentí náuseas.
—Adam, ¿Qué estoy haciendo aquí?—pregunté, intentando mantener la calma. Recordándome lo peligrosa que es la persona con la que me encuentro ahora mismo.
—Buenos días—dijo dulcemente, como si la situación fuera de lo más normal—, ¿Cómo te sientes? Había extrañado mucho verte dormir.
Mis ojos se ampliaron con terror. Tragué grueso. Me concentré en todas las cosas que tenía a mi alrededor, íbamos en una autopista, no tenía idea de cuál, ya era de mañana, lo que quería decir que él había estado conduciendo durante toda la noche, toda la noche desde que me raptó. Había sido secuestrada por mi peor pesadilla, no tenía idea de cómo él se encontraba en mi apartamento, probablemente cuando Amy y yo llegamos ya estaba dentro y no fui capaz de darme cuenta. Mi pecho empezó a subir y bajar rápidamente, de forma involuntaria, quería mantenerme tranquila, pero al mismo tiempo sentía que era una tarea casi imposible. ¿Qué haría conmigo ahora? Eran tantas preguntas, ninguna respuesta.
—¿Cómo me siento? ¡Me drogaste! ¡Me secuestraste! ¿Cómo crees que me siento?—subí mi voz con desesperación—. Adam, esto no es normal, por favor, para, déjame aquí. Sólo detén el auto y déjame salir.
Negó con la cabeza, soltando un chasquido.
—Lo entiendo, estás enfadada, pero no te alteres, sabía que no querrías hablar conmigo si lo intentaba, así que tuve usar otras medidas, no fue un secuestro—quiso tomar mi mano a través de la palanca de cambios, queriendo llegar a mi asiento, e inmediatamente la quité, antes de que hubiera siquiera un roce. Respiró con fuerza, volviendo su mirada al camino—. De todas formas, no voy a hacerte daño, sólo quiero que estemos juntos, para siempre. Como nunca debió dejar de ser.
Fruncí mi ceño, desconcertada, confundida, pero sobretodo, aterrada, ¿A qué se refería con para siempre?
—Estamos divorciados, ¿De qué demonios hablas? Es una locura, un crimen lo que estás haciendo, piensa en tu carrera, detén esto. Detén el auto y déjame ir—le exigí, usando la misma táctica que me había salvado una vez.
Pero ahora no sería igual, de poder escapar no perdería la oportunidad de ponerlo tras las rejas y hacerle pagar por cada una de las cosas que me hizo, cada lágrima, maltrato, grito, golpe, por todas las gotas de sangre que derramé por su culpa. Lo dejaría cerca del infierno por el cuál él me hizo pasar a mi, haría todo lo posible si lograba salir de esta. Ya no era la misma, no había luchado antes por obtener la justicia que tanto deseaba, que merecía, pero lucharía ahora.
—No, no voy a cometer el mismo error de nuevo. Poner a mi carrera antes que a ti, elegirme a mi, antes que a ti. Eso fue un error, sé que te dolió, cariño, y quiero que me perdones por eso.
Pasé mi mano a través de mi cara en desesperación, ¿Dolerme? Librarme de él fue lo mejor que me pudo haber pasado. Ha perdido por completo la cabeza. Nunca consideré a Adam un hombre mentalmente dañado, siempre supe en sus ojos, en su mirada, sus palabras, que él era lo suficientemente malvado como para lastimarme tal como lo hizo, de manera consciente. Pero si ahora, era tan malo, como inestable, sería más peligroso que nunca.
—Hay gente ahora mismo buscándome, Adam. No hay forma de que te salgas con la tuya en esto, un policía iba directo a mi apartamento cuando me llevaste.
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Avril
RomanceCuando Avril se muda a Seattle, decide que es momento de reiniciar su vida y enterrar el pasado que la lastimó. No está interesada en las relaciones, es lo último que pasa por su cabeza, pero al conocer a Sebastian, no puede evitar que sus ojos sens...