Un suspiro sale de mis labios. Tanto aliviado, como de sorpresa y escepticismo. Incluso si el oficial de policía Alexander Johnson estaba allí frente a mi, diciendo que finalmente atraparon a Adam, es algo difícil de creer. Ni siquiera podía imaginar el momento en que lo atraparon, lo que dijo, como ha de haber actuado, y no se debe a que no lo conozco, precisamente es porque sé todo sobre él, es que no puedo visualizarlo siendo esposado, sintiéndose humillado, perdiendo finalmente.—¿Dónde lo encontraron?—pregunté.
Mi voz me traicionó un poco cortándose al final. Solté un carraspeo para recuperar el control. Sebastian acortó nuestra distancia, parándose justo al lado de mi cama, tomándome de la mano, su mirada viajaba entre mi rostro y el de el oficial, muy concentrado en lo que él tenía que decir.
—Detrás de una cantina en Caldwell, hicieron un llamado a la policía local sobre un hombre con su complexión, se encontraba herido, al momento de su arresto se confirmó que precisamente se trataba de él.
Caldwell, eso quiere decir que no estaba intentando huir del país, pretendía quedarse a cumplir su promesa.
Te vas a morir muy pronto, perra. Me estremecí sólo al recordarlo, un calor pasando a través de todo mi cuerpo.
—Así es, no se encontraba en camino a la frontera como creímos al principio—confirmó el oficial, al darse cuenta de la dirección de mis pensamientos.
—¿Dónde está ahora?—pregunta Sebastian con voz dura.
—Está siendo atendido en un hospital, no podemos revelarles cuál. Deben curar su herida, perdió mucha sangre, por lo que hay que esperar que esté fuera de peligro para poder procesarlo, pero está siendo completamente vigilado, no hay forma de que escape, señorita Zabat—usó un tono de voz tranquilizador, probablemente es un experto en eso, después de todo es su trabajo.
Sebastian resopló con disgusto.
—Esto debe ser una maldita broma, ese hijo de perra secuestró a Avril, puso su vida en peligro, amenazó con asesinarla, ¿Y ustedes están cuidando de él como si fuera la víctima?
El oficial Johnson negó con la cabeza. No prestando demasiada atención al tono de voz que usó Sebastian.
—No se trata de eso, señor Hayes. Es lo que se debe hacer, se trata de justicia, no venganza, y créame que haremos todo por conseguir la primera.
—¿Entonces qué es lo que podemos hacer ahora?—pregunto, irguiendo mi espalda para sentarme de mejor manera, con cuidado de no halar la vía adherida a mi brazo.
—Ahora mismo, usted debe recuperar sus fuerzas—dijo, definitivamente no era una sugerencia, más una orden—. Las declaraciones, juicios, no son nada sencillos, mucho menos en esta clase de situaciones, incluso teniendo todo a favor, como lo es su caso, hay muchas evidencias comprobables, él será condenado, pero asumo que querrá que esté en cárcel mucho tiempo, ¿No es así?
Asentí.
—Entonces debe prepararse. Estaremos en contacto, pues debe rendir su declaración oficial. Todo esto es un procedimiento, la recuperación del individuo, su traslado, el procesarlo a otra jurisdicción.
—¿Pero usted seguirá estando envuelto en el caso, oficial Jhonson?
Era algo que en serio necesitaba saber, quería que él fuera parte de ello, no sé la razón, pero desde el primer momento en que llegó a aquel estacionamiento en el motel, algo en mi me dijo que puedo confiar en él.
—Haré lo posible—soltó una sonrisa triste—. Perdí a mi hija de una forma similar a la que usted estuvo, así que créame cuando le digo que pondré todo lo que está en mis manos para que ese hombre pague por lo que hizo.
ESTÁS LEYENDO
Avril
RomanceCuando Avril se muda a Seattle, decide que es momento de reiniciar su vida y enterrar el pasado que la lastimó. No está interesada en las relaciones, es lo último que pasa por su cabeza, pero al conocer a Sebastian, no puede evitar que sus ojos sens...