— Tiene que ser una broma, él y yo estamos en el mejor momento—lo digo en voz alta para poder creérmelo.
— No lo conoces...—siseó Cami.
— ¡No es verdad!
— ¡Tenemos que ir ahora mismo, Arya! ¡Estamos perdiendo el tiempo!
Si no es verdad, no me perdonaré haber dudado de él.
— Está bien.
Llegamos al coliseo deportivo de la escuela privada, ubicado a unas cuántas manzanas más cercano al centro de la ciudad. La hermana de Cami se había ofrecido en acompañarnos y nos esperaría en el auto, ya que como dijo mi amiga ''será algo breve''.
Parpadeé sin darme cuenta de lo que estaba presenciando.
Mi novio la estaba abrazando por la cintura y ella se gira lo suficientemente para poder verla de perfil, primera vez que la veía en mi vida. Él lucía como siempre, shorts cargo y una sudadera de color, ella pertenece al equipo de voleibol de su escuela y el uniforme azul le asentaba de maravilla. No podía decir nada, las voces desconocidas se omitieron cuando los vi dándose un beso , y no era uno cualquiera, se estaban devorando.
Traidor de mierda me había prometido la puta luna y no le alcanzó ni para un cuarto de estrella.
Él tardó unos segundos en girar a mirarme con el ceño fruncido, Patricio se separó de ella y le susurró algo, esta se alejó de nosotros hacia lo que indican ser los camerinos y el resto del equipo estaba finalizando de acomodar las pelotas en la canastilla, eran pocas las que aún no se marchaban.
¿Ella sabía que existía alguien más y le daba igual?
Él intentó acercarse, sin embargo lo aparté de un empujón al sentir su respiración rozar con la mía. Lo tenía tan cerca pero sin darme cuenta ya lo había perdido, y lo único que me disponía era gritarle la mierda de persona que me está haciendo sentir, lo insuficiente y de poco valor que parezco ser ahora.
— Lo siento—susurró con la mirada perdida en algún punto de la pared.
— ¿Qué sientes, Patricio?—pregunté confusa.
— No era mi intención hacerte daño.
—¿¡Qué no era tu intención hacerme daño!?
— Siempre pensaba en cómo decírtelo.
¿Siempre?
— ¿¡Hace cuánto?!—chillé —¡Patricio!
— Casi un mes —me miró a los ojos y se llevó ambas manos en forma de triangulo a la nariz— Dos.
— Hace tres semanas me presentaste a tu familia.
— Creí que era algo pasajero, no pude controlarlo.
Pero.
Pero si se había equivocado lo podíamos superar.
— ¿La quieres?— vida, perdóname por ser tan testaruda.
— Arya...
Su mirada fue la respuesta, no hacían falta palabras, ya lo había dicho.
— Ah — no es necesario que me reproches, me ha quedado claro— Gracias por la demostración.
— Ella es diferente— soltó — Ella no pasa la mitad del día cuestionándose lo que podría haber cambiado en su vida, me escucha y es cariñosa todo el tiempo.
— ¿Te he hecho creer que no te quiero? ¿Te he hecho sentir que contigo me la pasaba mal?—me quité una lágrima con la lengua.
— ¡No! ¡No!

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Cartas para Arya
Novela JuvenilEl regreso inesperado de Arya a New York, no procuraba poner de cabeza la vida de Aleksander. Si no lograste desprenderte del todo de alguien, desprenderte de su presencia. Quizás no deberías haberte ido nunca. Aunque un secreto familiar se oponga...