— ¿Y ya son novios?Resoplo y me llevo un dedo al labio, pidiéndole silencio a Fer, se ha pasado media clase haciendo preguntas sobre Aleksander, sin embargo, su sentido del humor me anima y es lo que necesito para conversar con Sebastian dentro de unos minutos, quien estaba en otra clase, compartíamos todas, excepto Filosofía y Arte.
— Ninguno de los dos lo ha pedido—esbocé una pequeña sonrisa.
— Solo recuerda, si no tiene metas no dejes que te la meta—hace ademán de advertir.
Le pongo mala cara y me aseguro que Caroline, la maestra de filosofía , no haya escuchado la barbaridad que acaba de soltar mi amiga. Por suerte su asiento se encuentra a menos de un metro del mío y nos encontrábamos en la parte trasera de la clase.
— Iré a buscar a Sebas, ¿me esperas?—pregunté nerviosa.
— No tolero al resto, así que sí—Fer se dirige a las banquetas y yo me pongo en marcha a el pabellón de al lado.
No me había alcanzado el tiempo para hablar con Sebas después de la cena, es decir, ni cuando se fue de casa. Por otro lado, había pasado la noche en casa de Aleksander, me acompañó de regreso a mi casa a las cinco y treinta de la mañana como se nos está haciendo costumbre.
Crucé un par de miradas con Khai, y a decir verdad si las miradas mataran yo estaría en peligro de extinción, como siempre, simulando ser una persona custodiada por seguridad, aunque en este caso eran sus mejores amigas, como idénticas súbditas se pusieron una al lado de Khai a penas salir de clase, lo cual significaba que Aleksander también estaría por salir de cualquiera de estas salas.
Y aparece mi amigo a lo lejos, lo saludo con un gesto y él me señala con la mirada uno de los salones, estaba vacío.
— Actúas muy bien— dije sonriente al llegar al lado de Sebas.
— Hice lo mejor que pude—contestó.
Noté algo diferente en él, su mirada era profunda y no tenía la energía de siempre.
— En serio, agradezco lo que hiciste pero considero que no es necesaria la invitación—traté de sonar lo más amable posible.
— Parece que eso no será posible— se detiene fragosamente y me mira—¿Aleksander te pidió que me rechaces?
— No. Lo he querido hacer desde que surgió la idea— Y es verdad, no me gusta tener la sensación de deberle a alguien y claro que era algo que no debía llegar tan lejos, mi intención era ganar tiempo y convencer a papá que me había alejado de Aleksander.
— Entonces, ¿por qué no lo hiciste?
— No quería hacerte un desplante delante de mi padre.
— ¿De verdad esperas que me crea una estupidez como esa?—menea la cabeza y yo pretendo creer que esta de coña.
— ¿Una estupidez...? No me gusta esta broma—tartamudeo y sonrío a medias.
— ¿Broma?—enarca una ceja— No creo que sea una broma informarte que si no vienes conmigo le diré a tu padre lo que has estado haciendo desde un inicio.
Un extraño hormigueo se adueñó de mis manos.
— ¿Por qué me estás hablando así?
— Debiste pensarlo antes de ser tan grosera conmigo.
— ¿Lo he hecho? Te pido las disculpas que sean necesarias pero no ent...
— ¡Y una mierda!—rugió y me vi obligada a echar un vistazo por si alguien nos estaba vigilando— ¿Crees que no me di cuenta que en lo único que pensabas anoche era en Aleksander? ¡Te ha jodido la vida desde que tenías ocho años!—Lo miro con incredulidad y él se ríe, divertido— Ni te atrevas a preguntar cómo lo se, porque lo que tu crees que es un secreto, ha sido lo más fácil de averiguar de ti.
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Cartas para Arya
Ficção AdolescenteEl regreso inesperado de Arya a New York, no procuraba poner de cabeza la vida de Aleksander. Si no lograste desprenderte del todo de alguien, desprenderte de su presencia. Quizás no deberías haberte ido nunca. Aunque un secreto familiar se oponga...