ARYA
Khai Di Capolli: las veces que necesites Aleksander, no dudes en pedírmelo otra vez si es necesario.
Fue el mensaje que notificó la pantalla.
Tenía su móvil y él mío solicitando un Uber a casa, aceptaríamos el primero en ceder, mientras él se despedía de Rob y su grupo de trabajo, a la salida del Westfield World Trade Center.
No sé como le he dado click tan rápido pero seguro que me he dejado llevar por los celos y no ha sido en vano. Se habían visto el fin de semana , y lo más importante, él le había pedido no contarle a nadie porque « si Arya se entera no lo entendería». Su conversación se basaba en hacerse saber mutuamente lo agradecidos que están ambos por tener su amistad.
— Ahora entiendo porque no podías responder mis llamadas—la sonrisa se le borró de los labios cuando pase por su lado a devolverle el móvil o más bien a soltárselo entre las manos.
Entonces una escena de ellos dos se me cruzó por la mente, una que podría estar segura en cualquier momento la podrían revivir.
Cruzaba la pista mientras desesperadamente trataba de hacerme un moño con mi propio cabello, oía su tono exasperado atrás de mi. Han pasado muchas cosas por mi mente en menos de treinta segundos.
Ella había sido la primera persona con la que Aleksander había follado. Y no solo con bastarse de eso, habían intentado tener una relación, que por supuesto no había funcionado.
— ¡Arya, no ha pasado nada de lo que puedas estar imaginando!
Le creo pero también necesito sentir su arrepentimiento, su lamento por haberlo hecho de esta manera: a escondidas.
— Pues no lo imagino porque ya ha pasado.
Mi corazón estaba en mil pedazos repartidos en todos mis sentimientos, entre querer hacer que nada de esto ha pasado y en estallar a gritos por no ser la primera vez que alguien me da motivos para dudar.
Me llevé la mano a los labios, no planeaba echarme a llorar.
Estaba cansada de andar sin rumbo, por lo que abrí la puerta del primer supermarket que se me cruzó por casualidad, caminé entre los pasillos para que Aleksander me pueda perder de vista pero fue inútil. Todo es inútil cuando se trata de nosotros dos.
Tomé una soda de la nevera pero él me la quitó cuando estoy por darle un sorbo.
— Basta. No me sigas.
— Lo haré hasta que me escuches. No quiero que te vayas sin haber entendido que no pasó nada.
No recuerdo lo que respondí luego de eso. Todo lo tenía en mi memoria como un recuerdo de polaroids que no quisiera volver a apretar el botón de revelar imagen.
O tal vez sí, porque ha sido alguna de nuestras despedidas menos dolorosas. Al revivir todos nuestros momentos que creía no podían tener solución, olvidaba lo rencorosa que me había vuelto con los recuerdos.
Nos habíamos dejado tantas veces, infinitas. Se estaba convirtiendo en un atentado a mi propia quietud, ¿saldría ilesa? Gracias a él, por supuesto. Pero a causa del resto teníamos que reaccionar y afrontar nuestra vida real.
— Mi madre regresó el domingo y solo quería salir de esa casa. Arya, me estaba volviendo loco de tener que verla totalmente rota.
Mierda. Jennifer había regresado y lo más inteligente que se le pudo ocurrir fue ir a la casa de su ex.
— ¿Tu mamá ha tenido el valor de regresar y solo has optado por largarte?
— Sí. He sido tan cobarde y no he podido consolarla.
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Cartas para Arya
Roman pour AdolescentsEl regreso inesperado de Arya a New York, no procuraba poner de cabeza la vida de Aleksander. Si no lograste desprenderte del todo de alguien, desprenderte de su presencia. Quizás no deberías haberte ido nunca. Aunque un secreto familiar se oponga...