Hasta el fin del mundo

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Pov Kara

La tarde empezó a dar entrada a la noche, luego de que nuestro guía nos llevará a uno de los museos de la ciudad, museo del fin del mundo, donde se atesora patrimonio de la vida en Tierra de Fuego. Allí conocimos un poco de historia. Por la hora muchos lugares ya estaban cerrados cuando salíamos.

-Acá podrán degustar unos de nuestros platillos típicos- dijo José Luis mientras caminábamos por las calles, Lena iba de gancho de mi brazo, prestando atención a todo. Nos detuvimos  frente a un cartel publicitario con el nombre del lugar, Restorán Volver, tenía un cangrejo con un pulgar arriba ilustrado - tienen reservación.

El lugar era cálido, rustico, ambientado. Nos dirigieron a nuestra mesa, habían turistas de varios lugares, reconocí varios idiomas en los comensales. El dueño y Chef, Lino, nos tomo la orden haciendo recomendación de los platos y bebidas a acompañar. Un mesero vertió vino en nuestras copas.

-Amor no me vayas a decir nada por el dinero- coloque mi mano sobre la suya, por encima de la mesa- sabes que tengo algunos ahorros de todos estos años de estar en el DEO, cosa que no recordaba hasta que casi muero y Alex lo menciono.

-No diré nada, siempre y cuando tú también recibas con agrado mis presentes- tomo un poco de vino, y me sonrió con amor.

No demoró mucho en llegar la entrada, Ostiones gratinados. Los ojos de Lena brillaron al ver el plato, su textura era perfecta.

-¡Dios, cariño esto es delicioso!- llevo el último bocado a su boca, cerrando los ojos.

Los platos y copas fueron retiradas.

-Merluza negra con  Centolla- dijo el joven al colocar el siguiente plato en la mesa, y verter el nuevo vino en las copas que se reemplazaron- y vino blanco.

-Dos pájaros de un solo tiro- dije a Lena, y ella río por  lo bajo- por que no creo que puedas con cada uno por aparte.

La comida estuvo bien, tal vez volvería para comprar más, a Sam le gustará y Alex ni que decir. Ventajas de recorrer el mundo en poco tiempo, y ser la más rápido de la tierra. Terminamos con uno de los postres recomendados,  Suspiro Patagónico, con helado de Calafate. Media hora después de salir del restaurante, entramos al hotel.

-¿Te esta gustando?- deje el abrigo en uno de los ganchos junto al de Lena.

-Si, cariño, todo es perfecto si estás tú- sus brazos rodearon mi cuello, me acerco más a ella, lleve mis manos a su cintura. Jugo un poco rozando su nariz con la mía mientras sonreía,  para terminar sellando nuestros labios en un tierno beso.

-Entonces… ¿preparo la bañadera?-puse mis manos en su abdomen debajo de su blusa.

Después de un reconfortante baño, y algunos momentos de distracción. Estábamos metidas entre las suaves sabanas, abrazadas.

-Mañana será un grandioso día- bese su frente.

-Lo será, estaremos juntas.

-Buenas noches, mi amor- levanté un poco su rostro para besarla.

-Descansa, mi vida- se acomodo en mi pecho.

Con la vista en el agua del canal,  por la venta que había enfrente, me deje llevar por los destellos de las lámparas en el agua. La compañía de Lena, su respiración lenta, fueron suficientes para que el sueño llegará. El sol no resplandecía en la mañana pues era inverno, pero la luz del día era suficiente para despertarnos. Debíamos  estar listas en un par de horas.

-Cariño, quiero dormir un poquito más- se quejó Lena abrazándome más fuerte.

-Vamos, el señor González dijo estar puntual- trate de moverla.

NUEVO UNIVERSO  (SUPERCORP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora