No todas las personas tienen el poder de sonreír y atrapar a otros de esa forma, no todas las personas son capaces de demostrar tantas cosas a través de una sonrisa y no todas las personas pueden paralizar el tiempo con ella.
Esa es la clase de pensamiento que pasaba por la mente de Taekwoon en ese preciso momento en el que el chico frente a él adornaba su rostro con esa delicada sonrisa, la que sin duda podría llenar el corazón de cualquiera con tan solo verla, y aunque su mente divagaba entre esos pensamientos, la verdad es que ya comenzaba a sentirse nervioso, lo que le hizo entrar en sí justo para cuando el chico apartó su mirada la misma que hace unos segundo había permanecido fija en sus propios ojos.
El recuerdo de que por algún motivo estaba allí en esa ventana lo golpeó, era obvio que aunque se había perdido en sus pensamientos aun había algo que debía hacer pero que ahora tenía otro significado para él. Ya no era su lucha interna por salir o no, o por poder hacerle frente a sus temores de esa forma, esto iba más allá, iba al punto de tener que ver cara a cara a alguien que de alguna extraña forma había movido algo dentro de él con su mirada y una simple sonrisa.
El efecto de esa sonrisa fue como aquel que deja entrar los rayos de sol por la ventana de una habitación que antes de ser bañada por ese cálido manto, era fría, oscura y parecía una cárcel donde no podrías saber si aún había un ser humano allí o si éste había sido encerrado al punto de sentirse sin vida.
Sabía que ahora más que nunca debía salir de su habitación y encontrarse con aquel chico y poder devolverle aquello que él aún conservaba como un tesoro sin saber por qué. Pero como ya era normal su nerviosismo y su fobia no lo dejarían salir. Aun así se acerca hasta la puerta y sin abrirla todavía intenta respirar profundamente.
El hecho de salir a hablar con aquel chico no era algo tan simple como parece, él tendría que enfrentar sus propios miedos y no solo eso sino también parecer "normal" delante de aquella persona, porque de lo contrario se sentiría realmente destruido y su recuperación no sería sencilla, así como la última vez, ocasión por la cual había decidido aislarse a sí mismo.
Pero ¿cuál era el verdadero temor que había en su interior?, ¿era realmente su fobia social o había algo más?, definitivamente era eso algo que debía descubrir para intentar entender qué tanto había avanzado o retrocedido en sus ganas por estar mejor y ser como cualquier otra persona que tiene la facilidad de poder estar o interactuar con otros sin sentir temor o sin sentirse ahogado en el intento o peor aún, sufriendo algún ataque de pánico de los que él estaba cansado y por los que había decidido recluirse dentro de las cuatro paredes de su habitación ya que creía que de esta forma no dañaría a nadie y tal vez no se dañaría a sí mismo.
Cuando por fin se decide a abrir la puerta su sorpresa fue mayor. El chico ya se había ido...
Desesperado y un tanto preocupado corrió hasta el lugar donde se encontraba anteriormente, el banco frente a su ventana, con el pensamiento de que tal vez podría ver a donde se había ido o si había algún rastro de él. Su corazón se agita.
La respiración se vuelve pesada pero su mente no es lo suficientemente rápida para procesar todo lo que está pasando a su alrededor y como ha bloqueado algunas de sus sensaciones al encontrarse allí afuera, solo por el hecho de que para él resulta más importante saber del paradero del chico.
Cuando por fin se detiene en aquel lugar, y al darse cuenta que realmente no había forma de que pudiera volver a encontrarse con el chico, considera que es necesario volver, esto lo decepciona un poco, se siente mal consigo mismo por no haber tenido la suficiente voluntad de dar un paso más y de hacerlo a tiempo. Esto le trae malos recuerdos de lo que ha sido una constante de fracasos en su vida y como su lucha se hace cada vez más cuesta arriba como si intentara escalar una montaña tan inclinada y sin ningún tipo de protección. Es así como se da cuenta que en aquel frio banco de cemento se encontraba un pequeño papel que estaba siendo sujetado por una cinta de estrellas un poco peculiar y que decía:
"Si conseguiste los papeles que dejé el día anterior en este lugar, por favor contáctame. Muchas Gracias.
Cha Hakyeon"
Y adjunto se encontraba el número telefónico.
Las delicadas manos que sostenían el papel mientras era leído, comenzaron a sudar, no se sabe si por nervios o por ansiedad o porque simplemente ya su cuerpo comenzaba a desmoronarse nuevamente al sentir el temor de estar allí afuera. Lo que sí es seguro es que era necesario para él volver a la seguridad de su casa o más bien de su habitación.
Unos cuantos pasos sin pensar y luego una carrera hasta la puerta de su casa. Sube las escaleras con rapidez y llega a su habitación. Su mente sigue en blanco sin saber que hacer o que pensar.
La imagen de esa cálida sonrisa lo inunda y se convierte en la llave que abre una triste y pequeña habitación en su mente donde guarda recuerdos felices pero dolorosos, recuerdos que había decidido encerrar allí para que no lo lastimaran más y le llevaran a un estado del cual posiblemente esta vez no podría recuperarse. Se sacude a sí mismo como intentando deshacerse de aquello y se enfoca en lo que para él resulta más importante, el presente, el ahora... su sonrisa.
- ¿cuándo fue la última vez que alguien me sonrió así?, ¿realmente su sonrisa era conmigo?, ¿por qué me sentí de esta forma? -
Su mente colapsa cuando se da cuenta que no está prestando atención a lo más importante, la nota que había dejado aquel chico. ¿Qué debería hacer ahora?, por su pesto que debía intentar llamarlo o al menos escribirle ya que lo anterior era más difícil. Y más preguntas se agolpaban en su cabeza. ¿Será que me vio?, ¿sabe él que fui yo el que tome esos papeles?, ¿podría haber dejado esta nota sabiendo que sería yo el que la tomaría?, como sea, era el momento de hacer algo.
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Someday
FanfictionÉl estaba perdido entre las sombras, ajeno a la mirada carismática de quien ya había empezado a amarlo. Una historia para recordar o para olvidar