En aquella danza dispersante, el color carmesí de los pétalos de rosa se tiñen de ceniza mientras van cayendo uno a uno al compás de lo efímero de su existencia. ¿Sería esto una señal? Le era muy triste pensar que tan hermosos rubíes que adornaron la habitación trayendo alegría a aquel lugar tuvieran su destino ya marcado al irse marchitando por haber cedido su espléndida vida al ser arrancadas. Pareciera que para poder conseguir la felicidad en el mundo, primero habría que brillar, pero para poder brillar habría que sacrificar.
Un día más, una rosa más, comenzaron siendo 24 y solo permanecían unas pocas. Esto se había convertido en una extraña manera de contar el tiempo, porque en su súbito abandono había imaginado que quizá su destino sería semejante, que paulatinamente se iría marchitando y que en algún momento dejaría de existir, porque era evidente que su oportunidad de brillar ya había pasado en el instante en que tuvo a su Hakyeon en brazos.
Alrededor de la luna menguante que engalana el cielo nocturno, vive reflejado su eterno cariño, y en su mirada ya es visible la muerte de su cuerpo. Esos brillantes recuerdos como un poema, es tan solo su conciencia que se aleja, incapaz de esperar la primavera, porque el invierno comenzaba y su cuerpo se sentía frío entre sus quebrantados brazos, mientras persistente nombra a su Hakyeon desde el abismo de los sueños, donde no puede distinguir lo real de lo irreal, donde quiere permanecer, como siempre, extraño de las noches en donde reina la confusión, donde tranquilamente duerme con la melodía de su alma, mientras que las flores que brotan en la oscuridad solo son su regalo de despedida.
El último pétalo baila con el viento en un misterioso vaivén hasta llegar al suelo, mira a su alrededor y nota que el tiempo no fue piadoso porque su demacrada cara muestra signos de ello; agradece a la vida por haberle permitido conocer esa brillante sonrisa y se le escucha decir en un hilo de voz –mi amor, el final ha llegado-, nuevamente el dolor en su pecho renace de las vestigios que había dejado aquella enfermedad que le había obligado a vivir en un mundo muerto dentro de las paredes de su habitación por tanto tiempo y que pensó que había sido tragada por la profundidad de la tierra en el momento en que Hakyeon apareció.
Nuevamente en un halito se dice a sí mismo –Aquella promesa que una vez me hiciste, quedará en ese mundo muerto- mientras brillan cristalinas lágrimas nacidas en sus ojos siendo tocadas por sus gélidas manos para evitar que emerjan. La gravedad aumenta empujado su enfermizo cuerpo contra la tierra como si intentara devolverlo de donde salió mientras el tiempo pasa, como el cielo sobre el aire, si pudieran ser escuchados sus pensamientos, mantendría aun su dulce voz.
"Mi cuerpo está en tu cielo y mi vida en tu universo, nosotros no estaremos juntos mientras existamos aquí, es así..." Una vez más vuelve a sus sueños cuando al fin sus ojos se cierran.
Oscuridad...
Silencio...
Una melodía surge, aquella que nació en su cabeza en el momento en que conoció a Hakyeon, le infunde aliento, le aviva, mientras suena de forma inmutable, le mueve entretanto sus dedos se estremecen, quieren seguir viviendo, empujan sus sentidos y va calando en la opacidad de su interior, cobrando fuerza, haciéndolo reaccionar; se eleva lánguidamente, en un último intento de sentir alegría, observa su desgastado piano y se da fuerzas por el sentimiento de acariciar por postrema vez esas teclas.
Solo un leve contacto y la música surge llenando todos los espacios vacíos, nota a nota, se comienza a contar una historia a través de su rota voz, la letra emana de forma elocuente y demandante, como una cálida expresión de eso que ahora se asemejaba al amor, esa palabra que había sido un absurdo en su existencia y que ahora le era tan natural que su boca la recitaba a través de la nostálgica melodía con un poder sanador, un regalo que la divinidad le daba por tanta agonía.
"Incluso no estoy familiarizado con mi mismo siendo así. Sigo siendo un poco varonil y sigo sonriendo, Trato de salir de esto, pero... Al final, me quiebro en frente de ti... Sí, Te amo"
Suena la última tonada y su sonido estremece el espacio marcándolo como suyo, la última frase se desliza por sus labios dejándolo sin mucho aire y con su cabeza recostada sobre el piano dedica esta canción a su amante fugaz, hasta que sus sensatos ojos examinan con detenimiento esa conocida ventana que de forma melancólica traía gratos recuerdos y trazando una línea curva en sus labios.
Ante aquella visual y abrigado con tan acogedores y entrañables recuerdos sus ojos se fijan en ese cielo nocturno, expectante, rendido ante su inmensidad, una vez que como cosas del mismo destino, hermosos cristales de plata emergen desde el vasto y profundo cielo, tropezando con lo que estuviese a su paso, llenando de atractivo lo que acariciaban con su hermosura y capturando la mirada suspensa de un anonadado Taekwoon quien ya sin nada de energía entendía que se trataba de la primera nevada del año.
Amaba la nieve, amaba lo que representaba para él, amaba el significado que alguna vez tuvo en su vida esa época del año, pero sobre todo amaba justo esa primera nevada, la que en esta ocasión llegaba como un obsequio de despedida, así que con sus pocas fuerzas se acercó hasta la corroída ventana, se posó frente a ella, sollozó frente a ella, y observó indómito, encarando al infinito, conmovido por aquello hasta ser sacado de sus intricados pensamientos en el momento en que sus ojos, aun dudando de la realidad, se fijaron frente a la silueta borrosa del solitario visitante que se encontraba ahora frente a su ventana, y que trajo consigo la memoria perdida de aquella nota escrita que en su mente completó con caricias no dichas.
"Si pudiese suspirar y no recordar supiera, si pudiese soñar y mis sueños realidad se hicieran, si pudiese caminar y mis pasos firmes fueran, si lograra yo llegar al lugar donde me esperas, donde todo es libertad, donde no existen barreras, donde todo lo que soy, sin límites sin cadenas, se pueda desarrollar y olvidar así mis penas, correría junto a ti no conocería fronteras, me olvidaría de todo terminaría mi espera, ya no estaría tan solo, mi vida sería nueva, te acercaría hasta mí, lograría que feliz fueras, te enseñaría mi mundo, entenderías mis quejas. Pero tengo que callar, aun seguirá mi espera, seguirá mientras exista la esperanza verdadera de que existe ese lugar y que mi alma lo anhela"
Y como si de una conexión cósmica se tratara, ambas miradas se cruzan, mientras ambos solo pueden sonreír.
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Someday
FanfictionÉl estaba perdido entre las sombras, ajeno a la mirada carismática de quien ya había empezado a amarlo. Una historia para recordar o para olvidar