Entre la inmensidad del silencio que los rodeaba esa noche, entre sombras reflejadas por la luz de la luna, entre pensamientos vagos y temor susurrando al oído, se encuentran ellos dos, ajenos a lo que piensa el otro, solo sus miradas hablan y dicen mucho más de lo que muchos pueden oír o imaginar. Se paralizan ambos corazones, uno con miedo, otro con recelo, pero ambos en un mismo latir.
Aunque por unos segundos ambos quedaron allí, paralizados en silencio, la electrizante energía del chico no pudo contenerse como de costumbre, así que sin pensarlo mucho y luego de haber mantenido su sonrisa por un tiempo, decide emitir algún sonido.
-¿Tu eres...? -preguntó el chico, esperando una respuesta rápida.
Al notar que no recibía respuesta, no lo pensó mucho y afirmó.
-¿Eres Jung Taekwoon?, ¡Vaya! Realmente espero que seas tú. Espero no haber llegado hasta aquí en vano.
Taekwoon aún seguía inmóvil ante el chico y la verdad es que nada pasaba por su mente en ese momento ni siquiera sabía cómo debería reaccionar antes aquella escena que le helaba la piel y le llenaba de temor pero que al mismo tiempo lo confrontaba con su realidad la cual, o afrontaba en ese momento o la hacía a un lado como siempre y volvía a huir a encerrarse de nuevo.
A pesar del infinito silencio el chico seguía a la espera de algún tipo de reacción de aquella persona que ya comenzaba a causarle curiosidad de alguna forma y que a pesar de su extraña actitud no se sentía intimidado en lo absoluto. La confianza que sentía sobre sí mismo lo hacía llegar bastante lejos y pocas veces arrepentirse de lo que hacía por lo que se queda observando al chico frente a él y nota como este sostiene un puñado de hojas, así que intenta enfocar su mirada en eso para darse cuenta que efectivamente eran los papeles que él había perdido hace unos días atrás.
Poco a poco su cuerpo se fue acercando al de Taekwoon con la intención más natural de tomar los papeles que aún permanecían en su mano. A cada paso que daba parecía recorrer kilómetros y no solo esos pequeños centímetros que educadamente los separaban, aunque Taekwoon parecía más lejano cada vez o al menos esa era la impresión que daba.
Como una torre de marfil, blanquecino, frío, inmóvil, permanecía Taekwoon en el mismo lugar y sin mediar palabras, sus ojos parecían perdidos, su boca estaba fruncida como tratando de resistir, sus manos cerradas en puño en busca de fuerzas, no hace nada, solo observa, no piensa nada, solo respira.
Sutiles manos se acercan a la suya, y a pesar de estar viendo esta escena en cámara lenta, no es mucho lo que su paralizado cuerpo le permite hacer en ese momento más que seguir observando como aquel chico sin huir debido a su extraña actitud se acerca a él de una forma en que ningún otro desconocido lo había hecho, de forma segura y cálida, de esa misma forma en la que logra deshacer algunos nudos que por año había sentido en su interior; años de juzgar a todos y de juzgarse a él mismo.
Un dulce toque sobre su pálida piel. El chico ha tomado su mano...
-Supongo que esto me pertenece- dice el chico con su ya acostumbrada sonrisa.
Esta sonrisa lo era todo en ese momento solo hasta notar que su voz también era brillante y melodiosa y que posiblemente su memoria ya la habría guardado como uno de los tantos tesoros que solía guardar para sí celosamente.
Desliza su mano para asirse con los papeles y ese pequeño toque es como una caricia generada por el subconsciente que de algún modo mando una señal de alerta al corazón de Taekwoon pero que aún no lo hacía reaccionar de tan cálido éxtasis.
El mismo que tomo esos papeles, en un impulso de agradecimiento no pudo sino acercarse aún más, más allá de lo que el espacio personal de Taewkoon había permitido a alguien hasta esa entonces, y puso sus brazos con un fuerte agarre alrededor de su pecho, se trataba de un abrazo, algo imposible de imaginar que ocurriera en un caso como este, y con una persona como él, pero que estaba ocurriendo justo frente a sus narices mientras aún seguía paralizado de miedo.
Existen abrazos por amistad, de esos que se dan a aquellos hermanos que la vida va poniendo en tu camino, existen abrazos por ser familia, tal vez los más cálidos de todos pero a los que más acostumbrados estamos, existen abrazos por ser amantes, esos que llenan el alma y que solo la persona correcta logra tal efecto, pero existe otro tipo de abrazos, capaces de romper cadenas, capaces de derretir el hielo, capaces de escavar en las sombras...
Solo habían pasado segundos cuando su cuerpo se alejó de Taekwoon pero para este último el sentimiento de apego parecía eterno pero el de separación doloroso. Por ese instante, pensamientos y memorias se habían tomado el atrevimiento de hacer una fiesta en su cabeza, trayendo imágenes dolorosas, trayendo rencor y odio que en otra ocasión lo habrían hecho reaccionar agresivamente pero que al verse encerrado entre ambos brazos de aquel desconocido no le dieron la fuerza suficiente para probar esos oscuros sentimientos sino que por lo contrario ellos iban desapareciendo como ráfagas en su interior.
Separarse de él lo hizo sentir como aquel que se queda sin aire luego de ser golpeado en el estómago. No por lo doloroso sino por lo cómodo que había logrado estar en ese pequeño lapso de tiempo que lo había hecho sentir más de lo que podría sentir en muchos meses desde hace algún tiempo. Aun así se creía avergonzado por lo que acababa de ocurrir pero su cuerpo no daba señales de que pudiera hacer algo diferente a estar allí de pie sin hacer otra cosa más que pirar fijamente esos profundos pero amables ojos negros. Simplemente no tenía ni la menor idea de qué tipo de sensaciones era la que estaba sintiendo en ese momento y que su fobia de acercarse a otros le estaba generando a su cuerpo.
Aquel desconocido para él simplemente se había separado sin más. Sin percatarse de lo que su acción había logrado hacer en él, este se limitó a sonreír y a dar las gracias y sin más que eso se fue por el camino contrario al que había llegado.
Solo fueron diez minutos que se habían convertido en perpetuos y que le habían hecho viajar por un sinfín de emociones pero que aún lo mantenían en el mismo lugar donde comenzó esta historia.
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Someday
FanficÉl estaba perdido entre las sombras, ajeno a la mirada carismática de quien ya había empezado a amarlo. Una historia para recordar o para olvidar