El cielo seguía tan despejado esa noche que era inevitable querer contemplarlo, era una maravillosa creación de miles de brillantes cristales adornando el firmamento y alumbrando las penumbras más oscuras, todo estaba en silencio, pero dentro del mismo silencio de esa noche, se podían escuchar los pensamientos de Taekwoon, el cual se había resignado a adentrarse una vez más en su habitación dándole libertad a su mente de pensar acerca de miles de cosas que parecían ilógicas e irracionales pero que crecían de forma abundante y que él solo esperaba que se detuvieran en algún momento o le harían cometer alguna locura... El sentimiento de culpa le hacía ser de esta forma, pero esta culpa no era alimentada en un cien por ciento por lo que había sucedido con el chico; era su propio yo que cada día lo iba presionando más a pensar que realmente su vida no tenía el mayor sentido en ese momento.
A pesar de esta locura repentina dentro de él siempre había un poco de esperanza, es natural de los seres humanos tenerla hasta el último momento de sus vidas y en el caso de Taekwoon eso era lo único que le daba fuerzas para seguir respirando.
Pero algo si era cierto, había aprendido a disfrutar de las cosas mínimas, de las cosas pequeñas que la vida le regalaba de vez en cuando y que eran como migajas que caían de la mesa de un ser superior para alimentar a un hambriento. Al menos dentro de tanto caos, aquellas cosas que para la mayoría de los seres humanos pasan desapercibidas, para él tenían un significado más amplio, ver el cielo o sentir la brisa, cosas como esas podrían llenar su corazón de esperanza y eran apreciadas como obras de artes del creador.
Al despertar de sus pensamientos, y ya más relajado, o más bien resignado, repite su proceso habitual, ese que representa su único contacto con aquel mundo que pareciese que lo odiara o que simplemente no era posible de comprender o enfrentar para él. Así que se pone de pie y se desliza de nuevo hacia su ventana con los marcos ya desgastados de todas las veces que se posó sobre ella o que simplemente se recostó a pasar algún tiempo, más tiempo de "reflexión".
Estando ya frente a ella no puede si no quedar atónito con la imagen que contempla.
Mira el reloj... 10:59pm...
Nuevamente las horas incompletas. Pero no es esto lo que lo perturba, ya que es más de lo mismo, si no lo tarde que era en ese momento como para que estuviera pasando lo que sus ojos estaban viendo fijamente.
Justo frente a él, en esa ventana que tantos secretos guardaba de sus largos días que son como una montaña rusa de emociones, aquél chico, al que ya sentía conocer, está parado frente a él, en la calle de siempre, en el mismo lugar de espera...
A pesar del shock, Taekwoon se dice a sí mismo que esta vez quiere hacer las cosas bien, que no puede perder aquella oportunidad que él piensa que es creada por Dios mismo, por lo que se apresura y toma los papeles que guardaba con recelo en su mesita de noche y corre hacia la entrada de su casa. Por un momento pareciera que no se percatara de lo que está a punto de hacer, pero es que realmente no le importa en ese momento, porque de solo pensar que luego su sentimiento de culpa sería peor, le da el impulso para avanzar hacia "su objetivo", porque si, es así como se plantea aquello para no entrar en el temor de que estaría hablando, viendo, escuchando a alguien más que no sea él, algo que no pasaba desde hace varios meses.
Se coloca los zapatos ya que tenía la costumbre de estar sin ellos en la casa porque el frio del suelo era una sensación que le agradaba de cierta forma, se da cuenta de que posiblemente a fuera, la noche podría ser fría por lo que busca un abrigo dentro de su armario, sin siquiera prestar atención que era lo que llevaba puesto o si esto hacia juego con su ropa. Era como si ya no estuviese acostumbrado a vestir de cierta forma o a mantener su estilo que en algún momento fue importante para él y que lo caracterizaba.
Los latidos de su corazón se aceleran, pero no puede sino atribuirle esto a la velocidad con la que bajó las escaleras solo para quedarse estático en la puerta de salida y ahora si pensárselo con mayor detenimiento. Él sabe que si lo piensa mucho no lo hará, por lo que simplemente en un impulso coloca un pie fuera del marco de la puerta y obliga al otro y a su cuerpo a seguirlo, casi que de forma automática y sin mucho en que pensar, atraviesa la solitaria calle y llega al lugar donde se encuentra aquel chico de espaldas hacia él y mirando el cielo como a la espera.
Cuando se da cuenta que está justamente a unos pocos centímetros de él, piensa rápidamente como debería llamar su atención, así que intenta hacer algún sonido pero su voz simplemente no sale, por lo que desiste de ello y se va por la opción más complicada.
Su fría mano se levanta y con movimientos torpes se acerca lentamente a tocar el hombro del chico, antes de que esto ocurra su mente se encuentra en un bloqueo total, tal vez ese fue el mejor mecanismo que pudo utilizar para inhibir cualquier temor o fobia que le produjera algún ataque de pánico. Pero esto a su vez le limitaba en habilidades y en cosas tan sencillas como emitir algún sonido... era un bloqueo total para poder resistir.
Antes de que siquiera pudiera tocar al chico, este se da la vuelta quedando frente a él y le sonríe.
Esta sonrisa ya le era familiar, era la misma que lo había deslumbrado días atrás y que aun guardaba como un recuerdo que a diferencia de otras cosas, había querido conservar en su memoria.
Esa noche, con el cielo engalanado y con la fría pero fresca brisa, Taekwoon había logrado mucho más de lo que se había podido imaginar lograr en todo este tiempo confinado por su propia decisión en los confines de su habitación, esta noche que aun parecía larga, había visto algo de luz.
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Someday
FanfictionÉl estaba perdido entre las sombras, ajeno a la mirada carismática de quien ya había empezado a amarlo. Una historia para recordar o para olvidar