Al parecer algo comenzaba a formarse de manera cálida en sus corazones mediante acciones sencillas que iban llenando los espacios vacíos y llevando luz a los más oscuros. Como simples marionetas el destino jugaba con ellos, jugaba a que se encontrasen, jugaba a hacerlos conocer la felicidad a través de los ojos del otro, jugaba a ser dueño de ellos y envolverlos en miles de situaciones paradójicas solo para ver como reaccionaban y reírse un poco.
Nuevamente esa noche la pasarían juntos, de la manera más simple y sin buscarlo, con pinceladas de ansiedad pero también de gusto, porque por primera vez la soledad ya no era la reina sino una simple plebeya en este cuento que ambos empezaron a escribir esa noche cuando decidieron, sin mayores complejos, sucumbir ante los sentimientos, dejando a un lado la razón que los había atormentado tantas veces y entregando su voluntad plena a lo que comenzaban a sentir.
Dentro de la ya conocida habitación de Taekwoon, Hakyeon lo había dejado reposar sobre la cama ya que no fue capaz de hacerlo reaccionar en el momento en que intentaba llevarlo a casa nuevamente y lo cierto era que él también temía sobre la reacción que tendría Taekwoon al despertar y verse de esa forma.
En ese momento Hakyeon se sienta en el cómodo mueble cercano a la cama de Taekwoon y mientras lo observa enternecido por la forma tan mimada en la que descansaba, se deja caer más relajadamente sobre ella y no puede sino sonreír y sentirse hasta cierto punto satisfecho por lo que había pasado esa noche en la que de forma casual, las cosas que siempre quiso se habían dado sin planearlas, así como la mayoría de las mejores cosas de la vida suceden, sin planes previos. Aunque para Taekwoon era un desconocido lo cierto es que este chico hacía mucho tiempo que lo conocía, que lo seguía con su mirada en los momentos que podía y en aquellos en los que Taekwoon había decidido desaparecer, de forma calculada caminaba hasta la calle frente a su casa a pasar rato allí con la esperanza de que en algún momento podría hablarle o simplemente verlo, eso bastaba para él porque no era en lo absoluto avaricioso sobre eso, porque sabía que los sentimientos son cosas que vienen y van sin control y que nada hay que hacer al respecto.
Hakyeon sabía que no podía esperar nada más de Taekwoon de lo que ya había hecho por él, y no porque este fuera una mala persona, sino porque de alguna manera conocía un poco las cosas tan difíciles que él había vivido y sabía que le sería imposible generar algún sentimiento, así que se conformaría con lo poco que éste le pudiera dar, y sería aún más feliz si le permitía a cambio, que fuera él quien hiciera cosas a su favor.
Mientras más ahondaba en sus pensamientos más se decía a sí mismo que pasara lo que pasara ya había conseguido mucho más de lo que esperaba así que ya podía darse por cumplido por lo que mejor dejaba de pensar sobre ciertas cosas futuras para concentrarse en la imagen que se desarrollaba frente a sus ojos de forma tan natural y sin tapujos, así que se acercó silenciosamente a Taekwoon aun dormido sobre la cama, y logró escuchar un susurro proveniente de sus labios que aparentemente parecía un pequeño lamento, lo que rompió su corazón porque dentro de él sabía que Taekwoon estaba sufriendo porque aun su subconsciente no lo dejaba descansar mientras dormía sino que le seguía atormentando.
Observa como una lagrima inconsciente rueda por el rostro de Taekwoon sin ningún tipo de reacción en él porque aun yace aparentemente dormido, así que acerca su mano hasta su pálido rostro para secarlo, rozando su pulgar sobre sus mejillas en un suave movimientos para intentar no despertarlo, pero sin obviar que definitivamente se sentía en la gloria por estar haciendo algo como eso en ese instante.
Para cuando se disponía a separar su mano de él, Taekwoon abrió lentamente los ojos y lo miró fijamente, haciendo que la hermosa piel canela del chico se tornase un poco pálida y su rostro desencajado, aun así Taekwoon tomó la mano del chico y la presionó nuevamente sobre su piel a modo de aprobación mientras cierra de nuevo los ojos a lo cual Hakyeon no puede sino estar más que sorprendido pero no cohibido, así que con esa misma confianza que ahora le es permitida, se acerca más a él para estar más cómodo.
A pesar de que en apariencia Taekwoon había vuelto a dormir, la verdad es que solo estaba reposando su mente y rindiéndose ante aquella sensación que tan hábilmente el chico le hacía sentir con cada caricia que iba dibujando sobre su rostro y su cabello en dulces garabatos que lo hacían permanecer inquieto pero tranquilo como si de una paradoja más se tratase todo esto.
No solo Taekwoon se sentía en una dimensión que no había explorado antes, sino que aquel chico, que aparentaba ser alguien seguro de sí mismo, temblaba también ante el contacto mientras su corazón se agitaba cada segundo más, y como por obra de artesanos que van tejiendo sobre un telar, de esa forma armónica y hermosa iban las caricias sobre aquel indefenso chico del cual ahora parecía ser dueño aunque no lo era, no del todo...
De forma inconsciente pero casi desvergonzada, los dedos de Hakyeon se acercaron ligeramente a los finos pero hermoso labios de Taekwoon que en ese momento se vestían de un rojo carmesí, no se sabe si por lo que ocurrió o por lo que estaba ocurriendo, pero que daban mucho que pensar para quienes pudieran hacerlo, porque lo cierto es que los pensamientos en ese momento simplemente sobraban. Solo ese pequeño roce fue necesario para darse permiso mutuo y sin palabras, de ir un poco más allá, tal vez no tanto como quisieran, porque las dudas agolpaban en el pecho de ambos, por no saber si estaría bien o mal lo que estaba ocurriendo, pero cómo podrían saberlo si no querían si quiera dejar que algún pensamiento asomara sus narices en aquel inocente juego de seducción donde solo podían jugar las almas y no las mentes.
Blancas paredes que rodeaban la habitación serían los únicos testigos de lo que allí se estaba forjando, como quien a pulso, con esmero, sutileza y precisión forja la más hermosa joya, así cálidas manos iban formando sentimientos donde no sería necesario nada más, pero que de alguna manera ambos tenían la necesidad de sellar en ese momento, o más bien de convertirlo en un recuerdo inmortal que les permitiera utilizarlo como un amuleto en medio de sus tormentosas vidas.
Solo sesenta segundo le bastaron a Hakyeon mientras acariciaba los labios del chico, para comprender que probablemente eso se convertiría en una nueva obsesión en su vida y que definitivamente sería algo de lo que jamás quisiera librarse sino de lo cual estaría atado voluntariamente porque no era fácil resistirse ante aquel contacto que de forma impetuosa se convirtió en un toque de sus propios labios contra los del otro sin medir consecuencia alguna porque en su nubladamente no había espacio para buscar razones o justificar lo que estaba haciendo sino solo para sentir y sentirse derrotado, cayendo en el infinito impulso de querer tocar sus labios, no con sus manos sino con los suyos.
Aquel sabor que en cualquier momento podría convertirse en amargo si Taekwoon reaccionaba mal, en realidad era tan dulce como honesto, porque aunque su boca no se fundía incesantemente sobre la del contrario, ese toque era más que cualquier cosa que pudiera imaginar y estaban despertando en él esos sentimientos que tenazmente encerraba porque no quería hacerse ilusiones, ni comenzar a tejer hilos con posibles historias futuras de ambos, no quería ambicionar más, solo quería crear memorias.
Taekwoon aún permanecía inerte sobre la cama si mostrar ningún tipo de renuencia ante aquel tímido contacto, lo que hacía difícil determinar qué cosa estaba ocurriendo en su interior a partir de aquel hecho. La realidad era que mientras cada segundo pasaba, Taekwoon se sentía más nervioso y hasta le estaba costando respirar, y aunque parecía estar entre dormido y despierto o estar viviendo algún tipo de alucinación, había resuelto de forma voluntaria, aprender esas lecciones que en ese momento su cuerpo y alma comenzaban a enseñarle a través de los apacibles labios del chico de sonrisa encantadora.
Aunque el nublado cielo de esa noche ofrecía poca iluminación en aquella oscura habitación, y aunque el frío clima comenzaba a hacer de las suyas llevándose consigo el calor de los cuerpos, estas cosas pasaban absolutamente desapercibidas para ambos en el instante en que debido al cansancio y a lo tarde en la madrugada que era, se habían quedado dormidos, uno junto al otro en un acto que podría verse con la mayor ingenuidad posible porque no existía ningún tipo de malicia en ellos, sino un cumulo de emociones castas e inocentes a las que les habían dado permiso de salir a dar paseos infantiles y jugar un poco con ellos.
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Someday
FanfictionÉl estaba perdido entre las sombras, ajeno a la mirada carismática de quien ya había empezado a amarlo. Una historia para recordar o para olvidar