20. Ficha de juego

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Al cruzar la amplia cristalera bajo el rótulo enorme de Gran Casino Costa Brava, Vera tuvo la sensación de haber entrado en una gigantesca nave espacial, y no en el centro del pueblo de Lloret

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Al cruzar la amplia cristalera bajo el rótulo enorme de Gran Casino Costa Brava, Vera tuvo la sensación de haber entrado en una gigantesca nave espacial, y no en el centro del pueblo de Lloret. La impoluta moqueta del suelo amortiguó el sonido de sus pasos mientras el azul de las luces de neón transformaba el blanco de su blusa en un tono violeta fluorescente. Con paso decidido, se aproximó al mostrador y saludó a uno de los dos hombres uniformados que esperaban allí.

—Hola.

—Buenas noches, señorita —le correspondió con la más exquisita cordialidad—. ¿Me permite su documento de identidad, por favor?

Vera arqueó sus finas cejas morenas, sorprendida ante aquella repentina petición, pero de todos modos asintió con la cabeza. Abrió el bolso, rebuscó entre sus cosas y se lo entregó. Luego vio como el recepcionista se dedicaba a examinar su carné.

—Lo lamento —le dijo después de un momento—. Disculpe, señorita, pero no puedo dejarla pasar. Es usted menor de edad.

Vera giró ligeramente la cabeza hacia su izquierda y echó un fugaz vistazo a la pareja que estaba entregando sus tarjetas de identificación. Vestían tan elegantemente que parecía que asistían al acontecimiento social del siglo. Una pequeña colección de joyas caras completaba el atuendo de la mujer, y los accesorios que llevaba eran de una reconocida firma italiana. La muchacha, algo abochornada, observó sus pantalones vaqueros y sus botines con elástico en los tobillos y levantó la vista para mirar al recepcionista.

—No quiero entrar. Solo quiero hacerle un par de preguntas.

El hombre le tendió el carné por encima del mostrador.

—Tengo mucho trabajo y no puedo dedicarle apenas tiempo. Dígame en qué puedo ayudarla.

Vera miró detrás de ella y vio a dos señoras que esperaban impacientes haciendo cola, pero luego volvió a centrar su atención en el recepcionista.

La marca de su piel © PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora