Al llegar a la entrada del instituto, Vera se detuvo un momento y miró con curiosidad hacia el otro lado de la acera. Un grupo de chicas se había agolpado alrededor de algo que no alcanzaba a ver. Todas ellas dejaban escapar su admiración en forma de suspiros, ojos llenos de fuego y expresiones de entusiasmo. Algunas cuchicheaban y sonreían por lo bajo, otras lanzaban comentarios descarados y jocosos que dejaban claro que estaban impresionadas.
Avanzó unos pocos pasos, lo suficiente para que sus ojos pudieran enfocar lo que había detrás de las adolescentes deslenguadas y provocativas que estaban ahí paradas. Levantando un poco la cabeza vio a Nico sentado sobre el asiento de cuero negro de una Harley, con un gesto de complacencia en la cara, dejándose admirar. Vera se echó hacia atrás rápidamente para que no la descubriera, y camuflada junto a un numeroso grupo de estudiantes, siguió observándolo.
La moto era sin duda espectacular, podría incluso definirla como una obra de arte de la ingeniería mecánica. Pero el verdadero espectáculo era él. Nico sonreía a todas esas chicas mientras jugueteaba con la visera del casco, que tenía apoyado sobre el depósito de gasolina. Mantenía las piernas flexionadas alrededor de la carrocería, con los pies en el suelo como punto de apoyo. Sus hombros se veían anchos bajo la cazadora negra, y ese vaquero parecía fabricado a medida para resaltar sus potentes muslos. Aquel caballo metálico de dos ruedas le daba un aspecto más fiero, más salvaje y, sobre todo, más poderoso.
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La marca de su piel © PGP2024
RomanceVera regresa a su ciudad para cumplir una promesa, pero nunca nada sale exactamente de la manera en que se planea, y desde el primer el momento las cosas empiezan a complicarse. En el lugar menos esperado alguien se cruza en su camino. Alguien con q...