Habían pasado cuatro días desde la conversación en la que Vera confesó al director la verdadera razón por la que había viajado sola, y aún no se habían vuelto a encontrar. Empezaba el otoño y empezaban también sus clases escolares.
A pesar de que vivían en una casa de campo más bien humilde, su padre quiso que estudiara en las mejores escuelas y en eso invirtió el pequeño capital que tenía ahorrado. Gracias a ello había completado el primer ciclo de la ESO en el Lycée Louis Le Grand, situado en el centro del Barrio Latino, el tradicional distrito estudiantil de París. Era una escuela secundaria famosa por la calidad de su enseñanza y el éxito de sus alumnos. Sin lugar a dudas, constituía un elemento clave en la formación de las élites francesas.
Sin embargo, tuvo que interrumpir sus estudios en el último curso para dedicarse al cuidado de su padre. En los últimos meses su salud empeoró notablemente y se vio obligada a atenderlo diariamente, hasta que falleció sin que hubiera remedio alguno.
Fue entonces cuando solicitó a la escuela el reembolso de sus tasas académicas. El dinero que recibió y el que su padre había destinado para pagar sus estudios iba a costear los gastos del viaje y la estancia en su ciudad natal.
Para poder seguir estudiando tenía que sacrificar su exquisita enseñanza en una escuela refinada por una más modesta y masificada en un instituto público. Así que no le quedó otra opción que matricularse en el único centro de educación secundaria de la ciudad y repetir el curso que había dejado a medias en París, a pesar de retrasar un año su formación obligatoria.
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La marca de su piel © PGP2024
RomanceVera regresa a su ciudad para cumplir una promesa, pero nunca nada sale exactamente de la manera en que se planea, y desde el primer el momento las cosas empiezan a complicarse. En el lugar menos esperado alguien se cruza en su camino. Alguien con q...