Después de la conversación que Vera tuvo con el director, se le despertó la curiosidad por saber cómo se encontraba el chico que había llegado malherido en la ambulancia. Quería saber quién era, como progresaban sus lesiones, algo más; y se propuso averiguarlo. La poca energía que aún le quedaba le alcanzaba para ir nuevamente al hospital y hacerle una breve visita.
Esta vez entró por la puerta correcta; ya no estaba desorientada ni nerviosa, solo se había dejado llevar por un impulso. Se acercó al mostrador de recepción, donde un hombre de mediana edad tecleaba con agilidad en un ordenador.
—Hola —dijo. El hombre uniformado abandonó lo que estaba haciendo y levantó la vista.
—Buenas tardes, ¿en qué puedo ayudarla?
Cuando ella iba a preguntar, se dio cuenta de que no tenía ningún dato y se quedó pensando un momento. El recepcionista la observaba pacientemente, esperando que hablara. Vera miró hacia todos lados buscando algo, cualquier cosa, que pudiera darle una pista sobre la identidad de ese joven.
—¿Necesita algo? —preguntó el hombre, al ver que seguía callada.
—Vengo a ver a un chico que está aquí ingresado.
—Dígame el nombre del paciente —le pidió acercándose al teclado del ordenador.
Ella no contestó. El hombre la miró con expresión interrogativa y, tras un breve tiempo de espera, añadió:
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La marca de su piel © PGP2024
RomanceVera regresa a su ciudad para cumplir una promesa, pero nunca nada sale exactamente de la manera en que se planea, y desde el primer el momento las cosas empiezan a complicarse. En el lugar menos esperado alguien se cruza en su camino. Alguien con q...