El Secreto De Las Brujas

CAPITULO 1

     Primera parte

        Hela

Observé mi mano mientras el hilo azul mágico recorría por mis dedos con rapidez.

Estaba esperando a mi madre, la reina de esta capital y palacio. Me habian dicho que tenía una reunión con alguien importante pero ya estaba harta de estar sentada en el asiendo de madera que se encontraba a unos metros de distancia de su oficina.

Suspiré irritada y cerré mi mano en un puño, apagando mi magia.

Miré mi al rededor aburrida en busca de algo con que entretenerme pero solo encontré a un guardia que estaba apunto de quedarse dormido en su lugar.

Fruncí el ceño.

— Pss — susurré. — psssss, hey, tú.

El guardia dió un respingo y parpadeó varias veces.

Al verme palideció, tragó saliva y carraspeó antes de hablar.

— ¿Si? —preguntó con la voz ronca.

Ladée la cabeza.

— ¿ Estabas apunto de quedarte dormido ?

Sus mejillas se sonrojaron al instante.

— No...no. — titubeó — Claro que no... princesa.

Me fijé en su expresión facial y sin procurar adivinarlo me di cuenta de que estaba mintiendo.

— Si tú lo dices... — me crucé de brazos divertida — ¿ Te sientes mal? , Porque si es así debo hacerlo recordar, joven, que ningún guardia enfermo puede estar aquí ¡ Te llevarían a la horca si se enterarán de tal delito!

Abrió los ojos como platos y su cuerpo tembló.

— ¡ No estoy enfermo ! — chilló asustado — sol...solo... Solo no dormí bien el día de ayer.

— Ah. — me límite a decir antes de volver a jugar con mi magia — ¿ Así que se ha desvelado toda la noche, eh ?

Miré de reojo su pálido rostro y luego con mis iris azul/grisáceos recorrí su cuerpo hasta sus botas negras inusuales. Estaba casi segura de que tendría unos veinticinco años aquel guardia atemorizado.

No sabía muy bien el afán de mi madre por querer tener guardias humanos que cuidarán de su espalda en ocasiones como estás ¿ No sé suponía que estaba en una reunión importante? ... Tenía a su disposición brujos y personas capacitadas para hacer esté trabajo, sin olvidar que lo harían mucho mejor

— Dime joven, —sonreí divertida— ¿ Quien ha sido la afortunada ?.

Pestañeó varias veces antes de apartar la mirada.

— Nadie. — se encogió de hombros, ya sabiendo a lo que me refería.

— Ya... —susurré de nuevo.

Su cuerpo se tensó en el momento que mi magia lo rodeó.

—¿ Señorita ? — murmuró en un hilo de voz.

Sus ojos buscaron los míos.

— ¿ Si, joven ?

Dió un paso atrás chocando contra la pared.

— Yo... ¿ Me matará ?. —hago una mueca.

— No, a no ser que usted lo quiera ¿ Lo desea, joven ?. — crucé mis piernas desnudas observandolo atentamente su reacción— Si no me contestas lo tomaré como un si...