CAPITULO 16

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                                Hela

Las alas de Ascian me distraían de mi objetivo. Mantener mi orgullo.

Fuertes, poderosas, sin plumas, desnudas , únicas, de color marrón oscuro y con las venas marcadas...

Hice un gran esfuerzo en no mirarlas pero, por algún motivo extraño desde el juramento sentía una atracción indescriptible hacía el maldito rey de invierno.

Con las orquestas de fondo y la mano de Ascian en mi cintura mi mente divagaba y mi temperatura aumentaba.

Agradecí a los dioses cuando ví que los invitados se iban despidiendo y me dí una palmadita en la espalda mentalmente por haber aguantado tanto tiempo bailar con el fae que tenía en frente.

Alejándome de mi distracción, dí un paso atrás y lo miré a los ojos.

— Ya he cumplido con mi palabra, — no mostró ninguna emoción. Era de piedra el bastardo. — Quiero descansar...

Con una ceja levantada, movió los dedos hacia un guardia al cual le dijo algo en el oído. Yo por otro lado, maravillada por sus alas... No escuché nada de la breve conversación que ambos tuvieron.

El guardia me miró, asintió, y luego hizo una señal hacia sus compañeros que se empezaron a dispersar por el salón.

La gente se fue más rápido que el aleteo de una mariposa y para cuando Elith fue a buscarme, ya no había nadie más que los sirvientes recogiendo y limpiando las decoraciones.

Ascian a mi lado nos acompañó a mí y a Elith en silencio hasta el pasillo de mi alcoba y con una mirada fría terminó yéndose hacia su habitación sin decir nada ni agradecerme.

Hijo de puta.

Elith me ayudó con el vestido y el maquillaje, mientras que yo simplemente hacía lo que me pedía con la cabeza sumergida en mis pensamientos.

— ¿  Hela ? — moví mi cabeza hacia la doncella  que había terminado de cambiarme — ¿Te puedo dar un consejo?

Sus ojos oscuros reflejaban miedo y tristeza.

— Por supuesto.

Con torpeza recogió mi ropa sucia y se movió por la habitación ansiosa. Algo andaba mal, lo supe cuando se detuvo y me miró entre nerviosa y asustada.

— Ten cuidado allí afuera... — susurró — Hay... Hay gente que te odia y darían todo lo que tienen por tú cabeza. Que Ascian te jurará lealtad enfrente de todos no significa que saliendo de aquí vuelvas ilesa, princesa.

Asentí lentamente.

— Lo tendré en cuenta. Pero no saldré de aquí, Elith, — musité tranquila —  No aún al menos... Pero confío en que si alguien en este Reino planeara matarme y tú supieras me lo dirías ¿ Verdad ?

— Por supuesto, princesa. — dijo rápidamente, con los párpados abiertos.

Sonreí de lado.

— Bien — me senté en la cama con un suspiro — Hoy fue un día largo... Muy largo para ser sincera. Estoy cansada, puedes irte ya.

El Secreto De Las BrujasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora