CAPITULO 2

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                EL PRINCIPIO DEL FIN

Las pesadillas atormentaban mi cabeza todas las noches y es por eso que había veces en las que no dormía, descansaba o cerraba los ojos; pero ese insomnio era mucho peor a la hora en el que se metía algo en mi mente.

Es por eso que esa misma noche del día que se me ocurrió como hacer que mi madre pagará todos sus pecados no pude dormitar mis pensamientos.

No pude dormir.

Porque pensaba en dos simples cosas mientras analizaba mi plan:

Era un acto suicida.

Como también era una hermosa venganza.

Miraba el techo con el ceño fruncido  mientras jugueteaba con mi magia intentando pronunciar de manera correcta el hechizo de llamado cuando de repente un olor que reconocería hasta en el infierno llegó a mis fosas nasales. Las alarmas en mi interior se encendieron y sin hacer el mínimo ruido me levanté de la cama.

Un movimiento de cabeza fue todo lo que necesite para que mi ropa se cambiará por una decente y más cómoda.

Me puse la capucha de mi capa y salí de la habitación de huéspedes, casi siempre –  bueno, siempre. – me quedaba a dormir en la casa de Cristina ya que no tenía otro lugar donde hospedarme, es por eso, no me quedaba de otra que dormir en su casa.

Antes de irme le dejé una pequeña carta donde también había dinero y luego me fui.

No pensé mucho, sinceramente, no llegué a pensarlo demasiado.

Simplemente caminé hacia donde el olor me llevaba. Mis dedos me picaban y el corazón se me aceleró tanto que tuve que tomar varias bocanadas de aire para poder tranquilizarme.

Entré en el bosque del pueblo y continúe caminando. Mis pasos apenas se oían en la oscuridad de la noche  al rededor de los enormes y altos árboles.

Búhos a lo lejos cantaban y los pájaros salían volando cuando me adentraba aún más a lo que sería su hogar.

Después de varios minutos caminando  me quedé quieta en un lugar y cerré los ojos. Aumenté mis sentidos olfativos a la espera de poder encontrar lo que buscaba pero terminé abriendo los ojos cuando percibí un movimiento.

Lo primero que vi fue unos iris turquesa azulados y el uniforme que solo una persona de la corte de invierno usaría. Fuerte, robusto , alto, tan alto que debía levantar la cabeza para poder mirarlo a los ojos.

Yo era conocida por ser venenosa y poderosa.

Él era conocido por la oscuridad que lo rodeaba y la mente retorcida que le caracterizaba.

— Hola Brujita. — esbozó una sonrisa diabólica.

Fue un segundo de silencio antes de que ambos diéramos tres pasos atrás y nuestras magias aparecieran en medio de nosotros.

Intentó meterse en mi mente con su oscuridad pero yo fuí más rápida captando su intención y levanté mis escudos. Le devolví la sonrisa.

— Supongo que eres el famoso Rey del invierno, ¿ Ascian ? — musité, saboreando cada y una de las letras que contenía su nombre.

Dió un paso hacia mí. No me tenía miedo,  era de las pocas personas que no me temerían teniendo en cuenta lo poderoso que era, y eso era un problema.

Manteniendo distancia retrocedí.

El turquesa se transformó en negro y el frío aumento tanto que mi cuerpo tembló por el cambio drástico de temperatura.

El Secreto De Las BrujasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora