CAPITULO 14

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— Princesa, necesitan de su presencia en el salón inmediatamente.

La voz de Elith me obliga a levantar la cabeza de mi lectura.

— Hoy ya tuvimos una reunión — dije, ligeramente confundida.

Elith bajó la barbilla cómo de costumbre y me habló por lo bajo.

— Es una orden del Rey, princesa.

A regañadientes me levanté del pequeño sofá que se encontraba entre los libros de la biblioteca e intenté salir de allí.

Elith a mi lado me seguía como un perro faldero mientras que yo me perdía en cada corredor intentando encontrar la puerta de madera que me había conducido hasta donde estaba.

La biblioteca era tan grande que después de un tiempo giré hacia Elith quien aún mantenía su mirada en el piso.

— ¿Dónde es la salida? — protesté.

— Por aquí, princesa — dijo guiandome la pobre chica hacia un pasillo y logrando encontrar la maldita salida.

Nos hubiéramos ahorrado mucho tiempo si hablaba antes.

Llegando al salón me sorprendí al ver a todos parados y mirándose entre sí mientras hablaban en voz baja como si no quisieran que nadie más los oyera.

Sin prestar atención caminé hasta mi silla y me quedé de pie como el resto.

Mis ojos se encontraron con los del Rey.

Cómo ya se me hacía de costumbre mis mejillas se calentaron bajó su atenta mirada. Levantando una ceja, estudió mi cuello dónde había marcas de sus dedos mientras que yo hacía lo mismo con él. Su garganta roja por la quemadura no estaba tan fea como mi herida, pero la suya era más dolorosa por suerte.

— Hela, te estamos hablando.

Dando un respingo miré a Kyler y asentí con la cabeza a lo que fuera que me había dicho.

— Está bien.

— ¿Bien?

Asentí de nuevo lentamente.

Parpadeó varias veces confuso, y luego se inclinó hacia la mesa.

— ¿Estás de acuerdo en jurarle lealtad a nuestro Rey enfrente de todo el pueblo? — sonrió entusiasmado — Wow, pensé que harías un escan... Espera, ¿por que me miras de esa manera?

— ¿¡ A quien carajos se le ocurrió tal espantosa idea !?

Su sonrisa desapareció.

— A mí — mi atención volvió a Ascian — Y no es una idea, es un hecho, lo harás mañana enfrente de todos los lores, soldados y algunas personas comunes de mi pueblo, los suficientes para que luego vayan a sus casas a cotillear tu juramento con los vecinos y más.

— No puedo creer que hayas conspirado esto en mi contra sin... Sin... — fruncí el ceño — te odio.

— Pues no lo creas entonces — entornó los ojos — pero lo harás mañana, la invitación ya está hecha para el público así que no hay vuelta atrás.

— ¿Por qué? —  repliqué —¿ por qué ahora ?

— Todos hablan de los asesinatos que has cometido y algunas sirvientas ya han soltado la lengua, mi gente tiene preguntas y yo las responderé al hacer este maldito baile.

— No creo...

— Me importa un bledo lo que creas o no — su voz fue calmada pero filosa — Estás en mi reino, comes mi comida, duermes bajó mi techo y eres protegida por mis guardias , sé que acordamos en ponernos condiciones al principio y nunca hablamos de ello porque creí que lo tenías claro, pero al parecer no es así, Hela. Necesitas jurarme lealtad porqué de modo contrario tu ayuda no me será necesaria sabiendo que puedes ser una traídora cómo lo fuiste con tu madre.

El Secreto De Las BrujasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora