Capítulo 21

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Con un pie arrastrando el suelo y con las manos ocupadas por cabezas llegué hasta donde los salvajes esperaban al ganador.

Mi ropa estaba destruida y no quería hablar de mi cabello , incluso sentía en mi trasero la maldita arena.

Las campanas sonaron alertando mi llegada y para cuándo los primeros salvajes me vieron sus sonrisas fueron decayendo una a una.

Yo tampoco creí en que iba a ganar si somos sinceros.

La gente se abría a mis costados dejándome pasar como si fuese una plaga que podría enfermarles. Algunas madres escondían entre  sus piernas a sus hijos que me observaban con curiosidad y otras mujeres sonreían con orgullo. Los hombres en cambio, murmuraban maldiciones y otros escupían en el suelo con desagrado.

El rey de los salvajes me esperaba en el mismo lugar en el cual lo había visto la última vez, cómodamente y con una copa de vino entre las manos.

— Supongo que ahora podría considerarte una opción para ser mi sucesora.

Sonreí diabólicamente subiendo a un pequeño escalón para estar más cerca de él.

— Supongo que si... — sus guardias me detuvieron al tercer escalón.

El hombre se levantó de su trono con lentitud y luego me tendió su copa.

— Pero no has ganado todavía y ambos sabemos que mi gente no te aceptará como su reina, así que , bebe conmigo tu última copa de vino, Bruja.

Levanté el mentón y moví mi mandíbula intentando despojar la tensión que habitaban en ella.

— Beberé esa copa de vino en tu trono en un momento. No te preocupes por mi, cariño.— dije sin dudar.

Girando sobre mis pies miré a todos quienes nos habían rodeado para contemplar más de cerca la escena que otorgábamos.

Solté las cabezas y lo que supuse que serían familiares de mis contrincantes comenzaron a llorar desconsoladamente. Sin esperar más , empecé el discurso en el cual pensé todo el camino hasta mi llegada.

— Nací en el reino Fall aunque no pueda recordarlo porqué viví casi toda mi niñez y adolescencia dentro de una cárcel , encerrada, sin comida , y exiliada de la Luz del día. — mi voz tembló por las ultimas palabras — He sido encadenada y traicionada. Fui torturada con varios tipo de elementos y formas, perdí mi inocencia cuando apenas era una niña y para cuando me sacaron de aquel lugar me robaron mis esperanzas de volver a mi antigua vida. Mi madre no me aceptó en el castillo porqué para ella yo ya había muerto y me tiró a la calle como si fuese una de sus joyas que no les gustaba y ocupaba espacio en su caja de madera.

Me fijé en todos , en como sus ojos me observaban y por primera vez, pareciera que les interesaba lo que decía.

—Muchos hombres han tratado de matarme, no recuerdo sus nombres porque casi a la gran mayoría los he matado yo misma... Y los que aún siguen con vida es por que todavía no los he encontrado. ¿ saben lo que me mantuvo de pie todos esos años de sufrimiento en mí exilio ? La venganza. Venganza de que podría algún día corromper a todo aquel que me hizo daño, porque ningún Dios ni mito y mucho menos ser vivo lograría lo que yo pude. Muchos se hubieran rendido a la primera semana y lo sé porque he utilizado el método de tortura de mi madre y nadie ha podido sobrevivir una semana así.
Dicen que los salvajes son seres olvidados por sus reinos y que los han declarado traidores por escapar de sus tierras cuando había guerra... Déjenme decirles que yo también soy lo que ustedes son pero con la única diferencia de qué hago todo lo posible para no ser olvidada nunca. Mi nombre es Hela Wac de la casa de otoño, legítima heredera al trono de oro y les juro hoy que si soy su reina yo estaré comandando cada y una de vuestras guerras si ustedes prometen estar en las mías, juro que no volverán a pasar hambre y que ustedes tendrán el mismo respeto que por mi tienen. Les juro venganza.

Fue entonces cuando alguien cayó de rodillas en la primera fila, Clark, estaba ahí mirándome fijamente sin parpadear con las orejas rojas y las mejillas sonrojadas.

— Mi reina — susurró con su suave voz mientras agachaba la cabeza en modo de respeto.

Todos miraron al niño, y luego, así sin más empezaron a caer de rodillas repitiendo las mismas palabras " Mi reina "

El rey de los salvajes se acercó a mí y dejó caer su pesada corona en mi cabeza antes de bajarse por completo del trono y arrodillarse ante mí en frente de todos.

— Lo supe desde cuando ofreciste el trato qué de aquí no te irías sin llevar la corona, lo presentí cuando resististe cada golpiza que te di y lo vi en tus ojos cuando te miré por primera vez cuando te despertaste. Lo soñé antes de rescatarte de la mano derecha de tu madre que tú serías quien se sentaría en el trono pero en ese entonces sólo quise creer que era una simple broma por parte de mi cerebro, pero no es así, lo sé ahora. Le doy todo mi poder a usted y espero que pueda cumplir con su promesa, mi reina.

Todos los presentes comenzaron a elogiarme
gritando madre de la venganza  y un sentimiento de orgullo recorrió todo mi pecho.

Mi mirada se desplazó hasta los árboles cuando sentí un aroma conocido y ahí le vi a Ascian con su cuervo en el hombro, las manos en los bolsillos de su elegante pantalón y con una pequeña sonrisa en los labios mientras qué las sombras bailaban a su alrededor.

>>Felicidades Hela Wac... Ahora vuelve a casa.<<

¿ Recuerdan cuando les dije que no debían confiar en mi ?

Acá esta la prueba de ello.

Porque aquel que pensó que todo esto no estaba seriamente planeado realmente olvidó quien les estaba narrando está historia.

El Secreto De Las BrujasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora