16. Kyungsoo

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Le pregunté a Jongdae si notaba a Kyungsoo raro y me dijo que sí. Entonces no estoy loco. Le pregunté a Sehun si notaba a Kyungsoo raro y tuve que escucharlo por dos horas quejándose de él, de mí y de todos sus amigos. Creo que está enojado porque Junmyeon no ha pasado mucho tiempo con él. Sehun se refugió en él y cuando no lo consciente se pone de malas con todos nosotros. Lo que me preocupa es que Kyungsoo esté enojado conmigo. No creo haber hecho nada malo, pero tal vez cometí un error sin darme cuenta. Mi primo me dijo que tal vez estoy exagerando un poco y estoy mostrando mis inseguridades. Tal vez.

Kyungsoo colocó su pasaporte y los documentos sobre su cama. Estaban los papeles de aceptación del colegio internacional, la visa de residencia que habían conseguido para quedarse indefinidamente en Tailandia por el trabajo de su papá. También estaba su matrícula en cursos particulares de inglés y tailandés. Se sacó la ropa formal y se puso un calentador negro mucho más cómodo. Pensó en darse una ducha, pero luego desistió. Haría un poco de ejercicio para liberar su mente.

Le avisó a su madre que se marchaba y fue hasta un parque cercano. Le dio un par de vueltas a la pista y luego fue a las máquinas. El mayor esfuerzo que hacía era no pensar. Contaba cada uno de sus pasos, contaba la cantidad de personas que pasaban a su lado o los adoquines en el piso. Lo importante era no atormentarse con la idea de que tendría que hablar con Jongin. Era capaz de lidiar con las reacciones de Baekhyun y Chanyeol, pero no sería capaz de ver sufrir o llorar a Jongin. Iba a desmoronarse y rogar a sus padres que lo dejaran quedarse. No podía ser egoísta, no podía arruinar lo que su familia había construido por su felicidad. Luego pensaba en que también era egoísta dejar a Jongin. No importaba nada de lo que hiciera, igual se sentía una mala persona. Así que decidió dejarse llevar y no pensar.

Cuando regresó a su casa el olor de la comida casera le hizo sentirse hambriento. Su mamá había preparado algo que le encantaba. Miró el reloj y se dio cuenta que había estado casi tres horas fuera. Eso explicaba por qué empezaba a oscurecer. Saludó y fue a lavarse. Cuando regresó, la mesa estaba puesta.

–¿Qué tal el ejercicio?

–Me siento mejor, es bueno para despejar la mente– respondió con una gran sonrisa, el plato frente a él se veía realmente delicioso.

–Estuve pensando que podrías hacer algo con tus amigos. Como una reunión. No estaré aquí, podrán ser libres– comentó la mujer entusiasmada.

–¿Vas a vender la casa?– preguntó el chico y se limpió la boca con la servilleta. La comida no podía saber mejor.

–No es necesario. Decidimos conservarla y ponerla en arriendo. Tu padre está ganando muy bien y el departamento en Tailandia lo paga la compañía. Sería una tontería perder una casa propia aquí en Seúl.

–Me parece una excelente idea. SI vamos a dejar todas nuestras cosas en una bodega, podríamos mantener la casa con lo que nos paguen de alquiler.

–Es cierto. Y, ahora que está vacía, podríamos hacer algo lindo con tus amigos. Todavía tenemos un mes. Tú decides la fecha y quiene vengan. Será tranquilo o animado, tú decides.

–¿Crees que debería llevar mi bicicleta a Tailandia o debería venderla y comprar una nueva allá? ¿Es muy complicado llevarla en el avión?

–Podemos preguntar, creo que sería mejor averiguar si es seguro andar en bicicleta a la ciudad a la que vamos.

–Bangkok.

–¿Qué?– preguntó la mujer.

–Bangkok es la ciudad a la que vamos. Es la capital de Tailandia. La moneda es Bahts. Hay templos y buena comida.

Jung-gan-eDonde viven las historias. Descúbrelo ahora