A sus veintinueve años Jongin estaba sentado con todos sus diarios fuera del contenedor de plástico donde habían estado guardados. Le había tomado casi veinticuatro horas desde que había empezado a leer sus propias notas y la montaña rusa de emociones que había experimentado lo habían dejado exhausto. Sintió como si hubiera revivido todos sus años de colegio y todos sus años de universidad en un periodo muy corto. Rió, lloró, se enojó. Recordó, más que cualquier otra cosa, recordó. Él mismo se contó con todas esas palabras cómo había sido su vida. Ponerse de pie fue todo un desafío para él. Sus piernas estaban dormidas y su espalda casi crujió.
Había pasado muchos años soltero y centrándose en sus cosas. Con dos relaciones que habían terminado de manera extraña, decidió que lo mejor para él era estar solo hasta entender lo que había pasado. Tanto con Kyungsoo como con Kadi. Lo que no esperaba es que el mismo día que había recibido la convocatoria del servicio militar, su teléfono sonó con muchos mensajes. Era Kadi. Le avisaba que estaba de visita en Corea y quería verlo así fuera para darle un abrazo. Eso lo había agobiado porque, si bien no había perdido el contacto con ella del todo y estaba al tanto de su bienestar, no había estado con ella personalmente desde que habían terminado. Aquello dejó un mal sabor de boca y le hizo recordar todo sobre su relación, pero especialmente sobre su separación.
Pensó en Kyungsoo otra vez y fue inevitable que no pensara en cómo se fue a otra ciudad en un país lejano. En cómo ese amor frustrado de adolescentes marcó su vida para siempre. Desde fuera era muy fácil decir que debía superarlo. No era fácil de ninguna manera. Jongin había salido ese día en la mañana para atender varios pendientes cuando, caminando por las calles de Seúl, con ropa muy abrigada y con el vaho de su aliento formando pequeñas nubes blancas frente a él, aquellos ojos se encontraron con los suyos.
***
Sus padres le habían prometido que en cuánto terminara el bachillerato, serían capaces de volver a Corea para que estudiara la carrera que quisiera. Pero las circunstancias fueron variando, las oportunidades se fueron presentando y, una tras otras, las razones para quedarse fueron más fuertes. Kyungsoo nunca terminó de sentirse cómodo en Tailandia. Extrañaba su país con locura. Y, si bien el tiempo que lo pasó en el extranjero estuvo bien y no podía pedir que fuera mejor, jamás se sintió completamente feliz. Su madre siempre supo que algo andaba mal en su actitud. La sonrisa de su hijo había cambiado para siempre.
Kyungsoo nunca había sido la persona más extrovertida en su grupo de amigos, pero solía relacionarse bien con los demás. Era amable, considerado, agradable y calmado. No le costó en modo alguno adaptarse a sus compañeros extranjeros y a los tailandeses tampoco. Y aún así tenía un grupo de amigos limitado con los que no salía con mucha frecuencia. Lo que le preocupaba a su madre es que se negaba por completo a tener pareja. Incluso si en ese país la libertad que tenían los jóvenes era más amplia que en Corea del Sur, Kyungsoo se negó por completo a intentar, como mínimo, conocer a personas con intenciones que fueran más allá de tomar algo o ver una película. Se convirtió en un solitario con mucha gente a su alrededor. Externamente parecía estar bien, pero su madre sabía que había algo que le faltaba.
Y ese algo era alguien que sonreía mucho en la mesita de noche al lado de su cama. Entonces, cuando Kyungsoo se graduó de la universidad, sus padres le regalaron lo que había estado esperando por mucho tiempo sin saberlo: pasajes a Seúl. Su casa se había mantenido siendo alquilada y, si se organizaban bien, podrían regresar y vivir en ella. La situación laboral de su padre era completamente estable y no le quedaban muchos años más antes de jubilarse, entonces él y su esposa pensaron que le vendría muy bien regresar a su tierra. Era difícil para ellos como pareja, en parte se habían acoplado muy bien a Tailandia, pero era momento de regresar. No querían envejecer ahí.
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Jung-gan-e
FanfictionTomar decisiones parece fácil hasta que llega el momento. Buscar opciones, experimentar situaciones parecidas, pero que difieren en lo más importante. Salir de la zona de confort. Inconformidad, indecisión. Complicado, doloroso, extraño. Eso se sien...