8. Kyungsoo

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Nuestra primera vez juntos fue memorable. No sé cómo escribir esto sin sentirme abrumado por todo lo que siento. Es imposible para mí no temblar cada vez que lo recuerdo. A veces pienso que tal vez somos demasiado jóvenes para esto, pero cuando recuerdo cómo me sentí y cómo es estar a su lado lo comprendo: ¿cómo podría estar mal? No cuando todo lo que Kyungsoo hizo o dijo fue tan significativo. No voy a negar que en realidad estoy un poco asustado, como si no debería esconder esto de los demás. No como si hiciera algo malo, pero algo... nuevo. Kyungsoo dice que es la sociedad la que me hace pensar que todo lo que hacemos como pareja no es algo que se acepta y por eso está mal. La verdad es que mientras no hagamos daño a nadie, ¿por qué amar a alguien tan intensamente que te corresponde y que quiere estar contigo podría estar mal? No lo está. Eso es lo importante. 

***

"Me dicen que no vaya, pero hay un camino que deseo tomar.

Mientras me dicen que no nos encontremos, hay alguien a quien deseo conocer.

Si me dices que no lo haga, me dan ganas de hacerlo aún más.

Eso es vida y anhelo.

Eres tú."

Kyungsoo leyó el título del poema: Nostalgia. El autor era nada más que Na Tae Joo, uno de sus favoritos. El muchacho suspiró, dejó el libro a un lado y se recostó sobre el colchón. Enseguida tapó con ambas manos su rostro. Se sentía extraño. Empezó a dar vueltas sobre la cama ansiosamente. Miró el reloj y los números le indicaron que pronto sería media noche. Intentó leer, intentó hacer ejercicio, intentó darse una ducha. Nada podía sacarle la imagen de Jongin de la mente. Su olor todavía estaba ahí, acompañándolo. No importaba cuánto se esforzó en ventilar y limpiar   su habitación. El perfume de su novio seguía presente, estaba impregnado en él. No importaba lo que hiciera, seguía presente.

Cuando recordaba las manos de Jongin tocando su piel, se erizaba de inmediato y sus mejillas se calentaban. Sus labios se sentían todavía hinchados, de tantas veces que fueron besados ese día. Su cuerpo no era capaz de olvidar cada toque, cada suspiro, cada jadeo, cada palabra susurrada a su oído. Un cosquilleo en su cuello le hizo retorcerse de nuevo. Jongin lo consumía, lo envolvía, lo enloquecía.

Kyungsoo clavó sus uñas en las mantas que cubrían su cama y se sintió aún más extraño al pensar que Jongin estuvo tumbado sobre ellas no mucho tiempo atrás, que Jongin entrelazó sus manos y las subió lentamente, mientras se movía rítmicamente, que Jongin se apoyó en ese mismo colchón mientras lo dominaba. Los recuerdos le obligaron a ir al baño. Se lavó las manos y la cara con agua helada. Respiró con dificultad e intentó no tocarse. Si lo hacía, Jongin se apoderaría de su mente otra vez. No lo soportó mucho tiempo.

Se quedó finamente dormido cerca de las dos de la mañana, intentando pensar en él de otra manera. Recordó su conversación, revivió sus acertadas palabras que hicieron que el otro muchacho dejara de sentirse culpable y el sueño empezó a ganarle cuando la imagen de un sonriente Jongin riendo y hablando animadamente lo dejaba en un estado de completa felicidad.

***

–¿Por qué estás tan abrigado?– le preguntó su madre mientras desayunaban, Kyungsoo escuchó la pregunta y  tomó su celular para mostrar el pronóstico del tiempo.

–Tengo ropa liviana por debajo, pero esta mañana merece algo más grueso– explicó el chico y su madre sonrió.

–Me gustaría ser tan previsora como tú. Iré por algo un poco más caliente– ambos rieron por la mueca de derrota que ella hizo.

–¿Dónde está papá?

–Sigue hablando por teléfono. La sucursal del banco en Tailandia le consume todo el tiempo. Sus compañeros le preguntan sin cansancio si va a hacerse cargo.

Jung-gan-eDonde viven las historias. Descúbrelo ahora