18. Kyungsoo

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Hoy no tengo ganas de escribir. Lo hago por pura costumbre. Me prometí  que nunca iba a fallar en anotar las cosas que me pasan durante el día. Pero no quiero recordar lo que pasó hoy. No quiero regresar a este momento nunca. Tal vez en el futuro me de cuenta de que no es para tanto, pero ahora mismo siento que jamás he estado tan triste en mi vida. ¿Puedo olvidarme de todo? No, no puedo. 

Jongin estaba recostado sobre la cama de Kyungsoo, exhausto. Todavía sudaba un poco y cubría su rostro con su brazo. Tenía una enorme sonrisa dibujada en su rostro y estaba tan agitado, que respiraba por la boca. Le preguntó a su novio si todo estaba bien y este no respondió. Kyungsoo estaba angustiado, preocupado, acabado. Tenía la peor de las noticias posibles y no sabía cómo decírselo a su pareja. Era capaz de soportar cualquier cosa. menos lastimar a su persona especial.

–Jongin...

–¿Cómo es que se siente tan bien?– susurró antes de acurrucarse a su lado. –Es increíble, no puedo entender que algo tan simple pueda hacernos tan felices.

–Se siente muy bien. Cualquier cosa contigo se siente bien... todo...

–¿Kyungsoo, estás bien?

El chico se incorporó un poco y cubrió a su pareja con la sábana y un poco de la manta. Luego lo acunó contra su pecho y acarició delicadamente su brazo. El dueño de casa intentó controlarse, pero no pudo más. Empezó a hipar y las lágrimas no dejaron de salir.

–Jongin...

–¿Pasó algo? ¿Te duele algo? Por favor dime... ¿qué pasa?

–Me voy a Tailandia.

La información no pareció ser muy significativa para Jongin. Hizo un gesto adorable y un mohín porque estaba confundido. Movió la cabeza y luego observó con calma al muchacho que estaba entre sus brazos.

–¿No es lo que querías? Tu mami y tú extrañan mucho al señor Do. Me parece muy bien que vayan a Tailandia.

–No entiendes...

–¿Me vas a extrañar? ¡Yo también te voy a extrañar!– exclamó dejando besos por toda su cara y luego en sus labios. –Es normal. Así te vayas un par de meses no pasa nada. ¡Trabajaré todo el verano! Cuando regreses yo voy a estar aquí esperándote. Podemos hacer video llamada. No podré ir esta vez, pero la próxima vez ahorraré dinero y me meteré en tu maleta. ¡Lo prometo!

–Ay... Jongin.

Kyungsoo colocó sus manos sobre el amplio pecho del otro joven y lloró. Su cara dolía la presión, sus ojos ardían, su corazón pesaba. Las lágrimas mojaron la piel de Jongin y los sollozos eran lo único que se podía escuchar. Su nariz se tapó y no podía respirar bien. Asustado, su novio lo consoló sin entender por qué estaba tan sensible. No hizo preguntas, le dio su tiempo para recuperarse mientras lo mimaba y lo mecía cariñosamente.

–¿Te sientes mejor? ¿Lo sacaste todo?– preguntó el muchacho intentando mostrarse tranquilo. Sus ojos también se veían vidriosos y el mentón de Kyungsoo tembló, como si fuera a echarse a llorar de nuevo.

–No. No voy a estar mejor hasta que regrese.

–¿No te gusta viajar?– la pregunta inocente de Jongin le hizo sentirse miserable.

–Me encanta viajar.

–No entiendo, Soo...

–No sé cuándo vamos a regresar. Mis padres me inscribieron en un colegio internacional y en clases particulares de tailandés y de inglés. Voy a graduarme del colegio en Bangkok. No tengo idea de cuándo tenga la oportunidad real de regresar.

Jung-gan-eDonde viven las historias. Descúbrelo ahora