Odisea - 05.

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E L  H A D E S

E L  H A D E S

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Harry.

Demeter, la diosa de la fertilidad, dio a luz una hija. La niña era su adoración y siempre se encargó de cuidar de ella, amarla y protegerla, pero la pequeña creció y todo cambió.

Cierto día, Perséfone recolectaba flores en un campo en Enna, acompañada de las ninfas. Después de recolectar rosas de todo tipo de colores para su madre, decide seguir caminando hacia unos narcisos que visualizó a lo lejos. Encantada con estos empezó a recolectarlos, y sin darse cuenta, perdió de vista a sus cuidadoras.

Nada parecía estar distinto, Perséfone no sabía que ese día cambiaría su vida pra siempre cuando de un momento a otro, la tierra se abre y del Inframundo sale Hades, acarreado por un par de caballos negros. Este, rápidamente toma a Perséfone y la lleva con él hacia el mundo de los Muertos.

La noticia del rapto es esparcida por todo el Olimpo. Al no poder encontrar a su hija, Deméter lloró tanto que entró en depresión, descuidando sus labores, los árboles y campos. A causa de esto, los humanos se quedarían sin alimento y morirían de hambre, así que Zeus decidió enviar a Ateneo en busca de Perséfone. 

Ateneo consiguió negociar con Hades, quien le comentó que solamente regresaría si no probaba ningún fruto del Tártaro. Lamentablemente, Perséfone no se pudo resistir a las provocaciones de Hades y sin saber lo que le esperaba, comió seis semillas de granada.

Esto la sentenció a un castigo de por vida del que solo podía escapar seis meses al año. Hades le permitió a Perséfone subir ciertos meses para evitar tantas almas muertas de hambre en el Inframundo.

 Es por esto que cuando Perséfone estaba con su madre, las plantas florecían y los árboles daban frutos, mientras que cuando Perséfone se encontraba en el Inframundo el clima era frío y no había vida.

 A partir de entonces Perséfone fue considerada como la reina de los muertos

Frío.

El frío y el fuego se mezclan haciendo que el escenario parezca mucho más tétrico de lo que ya es. Miro a mi alrededor y veo varios caminos de almas flotantes haciendo fila. Todas lucen tristes, y como no iban a estarlo, si iban directo al pozo de almas muertas, al pozo del que nunca nadie ha podido salir. Algunas deambulan perdidas y recuerdo que quizás, ningún familiar se tomó la molestia de colocar una moneda cuando lo enterraron, ahora ellos son almas perdidas que no pueden cruzar al más allá porque no tienen cómo pagar.

Estúpidas reglas.

Paso entre ellas y ni siquiera me miran, pareciera que soy invisible, pero luego pienso en que ellas, prácticamente, lo son.

Apolo [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora