A R I A D N E Y A P O L O
Apolo.
El corazón se me iba a salir cuando mi padre me informó de la reunión. Aún no entendía muy bien el motivo pero cuando mencionó tu futuro, supe que era importante y decisivo.
—De acuerdo —dijo Zeus en su trono.
Mi madre brillaba a su lado derecho. Nuestro reencuentro fue emotivo, nos abrazamos por lo que parecía una eternidad y le agradecí el que haya cuidado de mi gran amor en mi ausencia.
Porque sé que ella lo hizo.
—Les he pedido que nos reunamos porque, aunque es una decisión que me compete únicamente a mí como Dios supremo, quisiera saber su opinión.
Papá se levanta y mueve su capa para poder caminar mejor.
—Como sabrán, su tío Hades volvió a regir en el Inframundo mientras que su hermano, por su valentía y coraje, ha vuelto a recibir sus dones y poder como Dios del Sol y la Belleza.
》Ahora, todos sabemos que llevó al menor de mis hijos a desobedecerme de tal manera, pero eso ya es historia pasada —nadie decía palabra, todos nos encontrábamos en silencio. —Por todo lo que ya mencioné, su madre y yo creemos que Apolo merece poder ser feliz con la compañera que él ha elegido, así eso signifique romper una sagrada ley antigua.
Mis ojos empezaron a querer llenarse de lágrimas al saber que mis padres ya no serían una oposición para amar a Ariadne.
》Quiero que me digan si están de acuerdo en que podamos recompensar a su hermano de esta manera.
Zeus miró a Afrodita, que se encontraba a mi izquierda.
—Yo fui la que los unió —sonríe y voltea a mirarme.
¿Qué ella qué?
—Apolo merece amarla porque ella ya lo hace, jamás en toda mi existencia había visto un amor con tanta devoción, pureza y fuerza. Por eso, hermanito —sus manos toman mi brazo. —Mereces ser feliz.
Ambos nos sonreímos cuando logré entender que ella fue la que me envió un amor tan bonito como el de Ariadne.
—¿Artemis?
—Claro, padre, si eso hace que nos ahorremos más guerras —suelta y todos reímos con su mala broma.
—¿Ateneo? —dice mi padre, quien está enfrente de él.
—Claro que sí, padre —inclina su cabeza haciendo una reverencia, él siempre tan correcto.
—¿Dionisio? —mi hermano se encuentra entre Júpiter y Saturno de lo ebrio que se encuentra.
—Yo creo que está de acuerdo —juega Afrodita, mi hermano tiene tanto hipo por tantas copas de vino que solo asiente.
—¿Ares? —eran cuatro contra uno...
—Merece ser feliz —el Dios de la Guerra se encontraba al otro extremo de la fila.
Ambos inclinamos nuestras cabezas hacia adelante y le devuelvo la sonrisa al saber que no se va a oponer a esto, que no se va a oponer a que sea feliz.
—¡Si estamos todos de acuerdo! —mi madre se levanta de su asiento y habla finalmente. —Quiero que sepan que estoy orgullosa de saber que entre todos se apoyaron para salvar a uno de ustedes.
Su maternal sonrisa nos llena el corazón y recordamos que la Diosa de la Familia siempre termina por hacer su trabajo.
Y todos caminamos hacia el precipicio que separa el Olimpo del mundo terrenal. Una vez en la orilla, miro las nubes, las estrellas y los planetas para luego recordar que ni el paisaje más bonito puede opacar la belleza de la princesa mortal que me espera. Mis ojos se dirigen hacia abajo y suspiro al sentirme ansioso por verla después de tanto tiempo.
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Apolo [H.S]
FanfictionApolo, el Dios de la belleza y del Sol, una deidad inmortal, dotado de grandes dones que lo hacían convertirse en el olímpico más amado por los mortales. Los Dioses eran protectores del mundo, incapaces de crear caos y miedo entre la más preciada cr...