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- Entonces tienes el suero del super soldado ¿Verdad?- intentando establecer una conversación con Jones para quitar el silencio incómodo que se instaló, preguntó Steve.

- Así es- afirmó con un movimiento de cabeza aunque Steve no lo pudiera ver al estar de espaldas- ¿Estás seguro que no quieres que te ayude?- preguntó nuevamente.

El rubio se encontraba preparando la cena y aunque él no supiera cocinar, no le gustaba la idea de solamente ver y no ayudar, así que no pudo evitar ofrecer su ayuda.

- No tranquilo, tengo todo bajo control- sin dejar su labor contestó- Además si mal no recuerdo, dijiste que no sabes cocinar-

- Aww si te importo, hasta recuerdas mis cosas- respondió tiernamente ganándose una negación de cabeza por parte de Steve- Y aunque no sepa cocinar, para tu información me gusta ayudar cuando puedo, además después de todo debo enseñarme hacer las cosas-

- Bueno quieres aprender, está bien, pica los vegetales- bajando la llama de la estufa dió media vuelta para ofrecerle un cuchillo y una tabla para picar a Jones- Solamente no te vayas a rebanar un dedo, no quiero accidentes en mi cocina- dijo con un deje de autoridad y burla.

- Como usted ordene Capitán- haciendo un saludo militar se dirigió a lavarse las manos y así empezar a cortar los vegetales que estaban en la mesa.

Estos cuatro días que Steve a estado conviviendo con Jonathan debe admitir que se la pasó bien, las ocurrencias que éste hace cada vez que puede sino es que casi todo el día, le sacaban una que otra sonrisa. Se sentía agusto con el joven, no sabe si se debe a que comparten la misma tragedia, por su forma de ser, o simplemente porque éste trataba de todos los modos en hacerlo sentir tranquilo. No sabe con exactitud que es pero el joven en tan poco tiempo ya se estaba ganando su cariño.

- ¿En qué tanto piensa Capitán?- preguntó el pelinegro al ver a Steve perdido en sus pensamientos- Espere... ¿No me digas que está enamorado?- dice asombrado.

- ¿Qué a ti nunca te para la boca?-

- Nop, amo hablar, de hecho ahora que lo pienso fue ese uno de los motivos del porque Robert me odiaba, decía que era tan irritante pero pues a mí me valió un pepino lo que me decía, yo así soy, así seré y así me moriré- dijo de lo más normal.

- Sabes envidio tu entusiasmo, no te importa que diga la gente o lo que pasó con tu vida, tú sigues adelante como si todo fuera perfecto-

- Es que no tiene caso mantenerte encerrado en una jaula por miedo a tu pasado o lo que digan las personas, debes vivir tu vida como si fuera el último día. Los temores siempre estarán ahí ya depende de tí como los confrontas-

★★★

Se encontraba durmiendo tranquilamente hasta que unos quejidos provenientes de su lado izquierdo lo hicieron abrir sus ojos lentamente.

- No por favor- rogó al ver como aquél hombre que se hacía llamar su padre tenía agarrada del pelo a su madre.

- ¡Detente!, ¡Déjala en paz!- gritó asustado saliendo de su escondite viendo como no paraba de golpearla.

- Todo es tu maldita culpa, si no hubieras nacido nada de ésto pasaría- dijo Joseph.

- ¡Basta!- trató de detenerlo pero su cuerpo débil no podía contra él.

- Suéltame maldito inútil- viendo como el rubio de tan sólo 8 años le proporcionaba patadas en su espinilla y le jalaba la mano donde tenía a Sarah agarrada del pelo para que la soltara, enojado y desesperado le dió un fuerte golpe que no solamente le partió el labio y le sacó sangre de la nariz, sino que también lo mandó unos metros lejos de él- ¡No puedes defender ni a tu madre, como vas a defender a tu país, ya deja de ser tan malditamente ingenuo!-

Tu PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora